Habitación de Timber

Habitación de uno de los trillizos de la casa Trancy.

Bonito.

Era lo primero que pensaba cada vez que miraba alrededor de su habitación y no precisamente por los lujos ni nada, la razón era la presencia de varias piedras y gemas que destellaban discretamente a cada cambio de la luz. Las había acumulado a lo largo del tiempo, no todas eran gemas, algunas eran simples piedras que había visto a un lado del camino y habían llamado su atención.

Tomó una de sus favoritas, un rubí de considerable tamaño y de un color rojo tan rico que casi parecía negro.

-Me pregunto, si rompo esta piedra ¿sangraría?- se rió de su pregunta y procedió a alistarse para el dia.

Luego de haber recorrido algunos pasillos de la mansión llegaron a su habitación, al entrar se percató de que aún seguía sosteniendo la mano de Claude y sintiéndose autoconsciente la soltó suavemente.

-Mira esto- se acercó al estante donde guardaba su colección de piedras -¿te agradan?- pregunto cual niño que muestra un tesoro que ha encontrado, la verdad es que le había hecho la misma pregunta a sus hermanos, pero prefería tener una opinión más imparcial respecto a su pequeña colección.

Se quedó mirando a Claude con cierta exectación, aguardando su repuesta.

Sus pasos resonaron por los pasillos desiertos durante el corto trayecto.
Para cuando llegaron a la habitación del demonio menor las gruesas cortinas seguían cerradas, así que hasta el floreado tapiz claro parecía gris.

Cuando Timber abrió el cajón dejando expuesta su preciada colección de piedras, y pidiendo opinión, El demonio percibió la inocencia de Timber, como si pudiera mirar su alma desnuda… algo parecido a la ternura le envolvio rápidamente el pecho… tan rápido como apareció ese sentimiento, Claude se encargo de desaparecerlo… “¿Qué significa esto? “


Una vez que ese extraño sentimiento desapareció, decidió desviar su atención a otra cosa. Miro detenidamente aquella pequeña colección de piedras deslumbrantes forjadas solo por el tiempo… se toco la barbilla en un gesto que delataba que ponía bastante atención en lo que hacia, solía ser muy frio siempre en cualquier momento y en toda ocasión, y hubiera sido bastante fácil tan solo decir un “interesante”, o “son hermosas”, eso tan solo para ser amable, pero esta vez no se le hacia lo correcto… quería ser lo mas transparente posible.

Reviso cuidadosamente cada detalle mientras ajustaba sus lentes… todas aquellas piezas tenían algo relevante que hacían justificar el estar en esta tan preciada colección., algunas eran hermosamente brillantes, otras mantenían un desliz perfecto al tacto, otras simplemente se les podía calificar como “bonitas”... aquella colección de piedras tenian su belleza en el hecho de estar juntas. Tal vez una piedra sola, habría pasado casi desapercibida, se dio cuenta entonces que cada una se complementaba con la otra… aquello comenzó a maravillar al mayordomo, una roca sola, era tan solo eso, una roca, mas sin en cambio juntas…

- maravilloso. – por fin se enderezo cambiando su mirada de las rocas a la mirada de Timber - es una colección fabulosa, no quiero pensar en lo hermosa que será cuando posea unos diez o quince elementos mas.

Claude hizo una mueca parecida a una sonrisa, con gesto galante se desprendió del broche que sostenía su corbata. Lo miro, aquel broche contenía como principal atractivo una piedra pulida de color negro, haciendo unos movimientos rápidos se las arreglo para quitar todo del broche hasta dejar solo la negra y pulida piedra. Después la coloco entre la colección de Timber.

- Se ve mejor ahí que donde estaba.

En silencio le decía a Timber que aquello era un regalo.

Se quedó mirando a Claude con sorpresa, no esperaba semejante acción por parte del mayor, partiendo del halago a su colección y terminando con el regalo que le había hecho, trató de no demostrar tanto lo feliz que le había hecho, permitiéndose solo una sonrisa discreta.

Dirigió su mirada hacia la piedra que había sido recientemente agregada, tomándola en su mano, sintiendo la suavidad de ésta, observando cómo se reflejaba la luz sobre su superficie, descorriendo las cortinas para verla mejor.

-Es muy hermosa. Es la primera que tengo de este tipo…- pensó, buscando una forma de agradecerle -...gracias, me ha gustado mucho-.

Tomó la primera gema de su colección, un zafiro de grandes proporciones, y se la tendió al otro demonio.

-Ten, me gustaría que te la quedaras- dijo -esa fue una de las primeras que tuve-.

Miró por la ventana, incómodo, se le estaba haciendo un poco difícil el mantener su usual carácter reservado ese día.

Claude habría rechazado aquel zafiro, pues se trataba de agrandar la colección, no de aminorarla… en cambio a todo lo que sentía lo tomo.
La razón principal de que aceptara aquel regalo, no se trataba de nada mas, que la cara de Timber, Claude sabia, que detrás de esa cara inexpresiva, el chico se había alegrado.

Apretando el zafiro entre sus manos, lo observo un segundo, después toda su atención se fue a Timber, el demonio tocaba y admiraba su nueva piedra, por un segundo Claude se avergonzó por regalarle una piedra con tan poco valor monetario, mentalmente se anoto que después buscaría una piedra mas cara para dársela de regalo al otro… mirarlo feliz bien valía la pena.

Ya era hora de que Claude saliera a preparar a Alois para un día mas, pero quería seguir mirando a Timber, aquella mezcla de infantil alegría por un regalo nuevo, adjunto con que era un demonio poderoso le atraía.

El mayordomo decidió esperar en silencio, Timber ya decidiría que hacer cuando terminara de admirar su piedra, el tendría que decidir si comenzaban a hacer sus actividades aburridas diarias, o algo mas divertido e interesante…

Cuando terminó de observar su regalo dirigió nuevamente su mirada hacia Claude, notando que lo miraba como esperando algo, entonces recordó que aún no iban con Alois.

–Probablemente le cause problemas a Claude si no vamos… ¿Qué puedo hacer?– se preguntó mientras buscaba alguna solución a su dilema, finalmente decidió preguntarle al mayor.

–Claude ¿es estrictamente necesario que vayas con el amo?– preguntó mirándolo con duda –Es sólo que me preguntaba si me acompañarías al jardín, al parecer habrá una tormenta y tengo que ir a cubrir las flores que pueden dañarse con este clima, pero si no puedes no importa lo hago yo solo, no te quiero causar problemas– dijo atropelladamente.

Miró por la ventana el cielo que se oscurecía rápidamente, si, las nubes casi negras auguraban una tormenta fuerte y al no contar con la presencia de su hermano debía velar por el jardín de la mansión, no que le molestara el clima, de hecho era agradable para él el estar bajo la lluvia y no podía ocultar muy bien su ansiedad por encontrarse fuera cuando se desatara la tormenta.

Claude apretó la boca pensando… , en todo el tiempo que había permanecido al lado de Alois, jamás había faltado a verle por la mañana, debía vestirlo, y prepararlo para cumplir su agenda del día…. ¿Qué pasaría si ahora faltaba?, bien podía decirle a Hana que fuera ella a verle… ¿eso estaría bien?, ¿Qué pasaría si Alois tenia algún otro arranque de ira en contra de Hana?. Mientras pensaba, su mirada se cruzo con la de Timber, su oscura mirada inexpresiva le atraía, ante aquella mirada del menor, no hubo de otra, esta vez estaría al lado de Timber…

- No pasa nada si falto hoy a ver al amo… Hana estará con el en mi lugar – el pecho de Claude pareció abrirse, hasta parecía que había logrado respirar mejor al tomar esta decisión - estaré contigo hoy… y haremos lo que quieras, si quieres ir al jardín por mi esta bien.

Claude parecía otro cuando estaba con Timber, de haber sabido que estar a su lado era tan agradable, no se habría tardado tanto en hacerlo… ya varias veces había notado como Timber gozaba de la lluvia, alguna vez lo había visto estar bajo las cristalinas gotas pleno de felicidad…

- vamos afuera.

Con cuidado guardo el regalo de Timber en su bolsa, mas tarde se encargaría de poner la roca en algún lugar especial de su cuarto, por lo mientras ya ansiaba estar bajo la lluvia al lado de Timber, gozando de la frescura del jardín.

Al oir la aceptación del mayor no pudo evitar la enorme sonrisa que se instaló en su rostro.

-¡Muchas gracias Claude!- exclamó en un tono alegre al tiempo que tomaba la mano del otro y prácticamente lo arrastraba por los pasillos hacia los jardines de la mansión.