Jardín de la mansión Trancy

Sólo cuando ya se encontraban en el exterior Timber se percató de la forma en que había llevado a Claude hasta afuera, sintió un leve sonrojo formarse en sus mejillas y lo soltó de manera un tanto brusca.

-¡Ah! ¡Lo siento mucho! Creo que me dejé llevar un poco…- en ese momento un fuerte viento comenzó a soplar, agitando las hojas de las plantas y árboles que allí habían.

-Debemos bajar los paneles de los invernaderos primero, con este viento lo más probable es que terminen hechos pedazos- dijo mientras acercaba una escalera al invernadero más grande -Claude ¿Puedes ayudarme con esto?-.

Así con la ayuda del mayor consiguió poner a resguardo los invernaderos y las flores y plantas que fuera de éstos se habrían estropeado con el mal tiempo, aún así la tormenta desatándose cuando se encontraban a la mitad de su tarea.

-Con esto bastará, creo que es mejor que vuelvas Claude, probablemente el amo se enoje contigo si te aparto más tiempo de tus deberes, yo voy a quedarme un tiempo más aquí afuera- dijo en un tono de voz que era casi un susurro, recién ahora comenzaba a darse cuenta de lo raro que se había comportado durante la mañana y su incomodidad aumentaba por momentos.

Sin decir otra palabra se volteó para encaminarse rápidamente a su lugar favorito con ese clima, un tiempo solo bajo la lluvia habría de ser suficiente para devolverlo a su carácter habitualmente impasible.

-Esta ha sido una de las peores ideas que he tenido…agh! Me siento como si estuviera huyendo, pero sé que esto es lo correcto-.

El viento mecía las hojas de los arboles, haciendo sonar una melodía suave apenas perceptible, la mano todavía tibia de Claude extraño la cercanía de la de Timber, pero mirarlo sonrojado, bien podía recompensar aquello.

Claude ayudo a Timber, haciendo exactamente lo que el otro le pedía, mirándolo casi todo el tiempo de reojo…
Quizá fuere por el reciente descubrimiento de la inocente afición de Timber por coleccionar rocas, quizá era por el amor que le tenia el demonio menor a las flores y plantas del invernadero, o quizá era por las ráfagas de viento que lograban despeinar su negro y sedoso cabello, haciendo así que su cerebro se enfriara…

Fuera lo que fuese Claude estaba distraído… distraído por la presencia de Timber, por conocer mas cosas de el que le cautivaban, lejos de criticar sus aficiones infantiles, le parecían cautivantemente adorables.


-Con esto bastará, creo que es mejor que vuelvas Claude, probablemente el amo se enoje contigo si te aparto más tiempo de tus deberes, yo voy a quedarme un tiempo más aquí afuera


- No es necesario… - Claude contesto con excesiva dulzura – Hannah atenderá al amo por mi…

Las últimas palabras, Timber ya no alcanzo a escucharlas… pues a paso acelerado ya había desaparecido casi totalmente de la vista de Claude…

El demonio mayor suspiro, echando un vaho suave al aire, las gotas de lluvia comenzaban a caer ligeras, pero aun así, profetizaban una poderosa tormenta.

A veces tenía la sensación de que los sueños, y los momentos reales se mezclaban como acuarelas difusas y pálidas. Lo único real, pero extraño, era la reconfortante sensación de tener a Timber cerca, y saber que, al menos por el momento su cercanía se sentía realmente bien… con estos pensamientos en la cabeza, Claude siguió lentamente el camino que había tomado el menor. No lo estaba persiguiendo, simplemente lo que buscaba, era encontrar el motivo de su tranquilidad al encontrarse a su lado…

Caminó por entre las plantas y árboles del jardín, disfrutando de las gotas de lluvia que caían sobre él hasta llegar a una fuente que se encontraba bastante apartada.

Se acercó a una banca de madera que había allí y se recostó sobre esta, cerrando los ojos y dejando que el sonido del viento y la lluvia le calmasen.

-ahh… que bien se está aquí, ojalá todos los días fueran así, no estaría para nada mal…- su mente vagó hasta hace unos momentos -La verdad es que ni siquiera yo entiendo que fue lo que me llevó a buscar a Claude, más aún a pedirle que me acompañara cuando podía arreglármelas yo solo perfectamente-.

Un profundo suspiro escapó de sus labios, a pesar de intentar dejar su mente en blanco sus esfuerzos estaban siendo en vano, sus pensamientos volvían a tratar de hallar una explicación razonable a su comportamiento y el no poder encontrarla sólo aumentaba su agitación interna.

Lo cierto es que sabía la respuesta, pero se negaba a reconocer que esa fuera la razón, además que dicha respuesta sólo causaría una gran cantidad de nuevas preguntas que realmente no tenía el ánimo de responder.

La razón era que él quería estar con Claude.

Pero no es que fuera a admitirlo.

Lo único que sí tenía claro era que le agradaba la presencia del mayor, a tal punto que descuidaba su actitud reservada y se mostraba en su verdadera naturaleza.

Y era eso lo que no le gustaba.

¿Cómo era posible que sin ningún esfuerzo el demonio mayor consiguiera que bajara la guardia tan fácilmente?

Después de estar un tiempo cavilando con ese asunto su mente comenzó a rendirse al arrullo del sonido de las gotas de lluvia, cayendo sin darse cuenta en una tranquila duermevela, sin percatarse de la presencia que se acercaba.

Con la mente casi en blanco, es decir, cediendo a solo sus impulsos, Claude se encaminaba por el rumbo que había tomado Timber, aunque no podía evitar detenerse a cada momento a revisar ciertas cosas que no le agradaban, o que sentía que no estaban pulcramente arregladas : una maceta estaba fuera de lugar, la hierba un poco crecida de una jardinera, una mancha en una fuente…


Se detuvo tantas veces en el trayecto que cuando llego a donde estaba Timber este ya se encontraba profundamente dormido sobre una banca, la lluvia hacia un incesante chispeo de cristalinas gotas por doquier, humedeciendo por completo el cuerpo del demonio menor.



Claude se quedo mirando la escena un momento… a Timber le gustaba la lluvia, y al ser un demonio no corría en absoluto el riesgo de enfermarse., pero no quería dejarlo así. Acomodo sus anteojos, e hizo un movimiento peinando su cabello en gesto galante. Al segundo siguiente un bello techo formado solo con delgada tela, cubría la banca. El velo delicado cubría a Timber de la suave lluvia, sin siquiera tocarlo, aquello había sido tan rápido que el velo todavía seguía cayendo al suelo, como si se tratara del suave caminar de una dama envuelta en un maravilloso vestido de velo color arena.



El delgado cuerpo de Timber subía y bajaba apenas perceptiblemente debido a su respiración. A Claude le gusto verlo así, esta era la primera vez que lo observaba dormir, y le pareció que era una de las cosas que podía llegar a disfrutar.



Por varios minutos Claude trabajo en el jardín a velocidad sobrehumana, ignorando la lluvia ligera que le empapaba la ropa y le pegaba el cabello a la frente., deteniéndose de vez en cuando para admirar al dormido.
Rápidamente el trabajo se acabo.



Suspirando no hubo mas remedio que sentarse al lado del demonio menor, esperando no despertarlo, ya suficiente estaba haciendo con entrometerse en su día… “no hay nada, absolutamente nada que hacer, y el día parece alargarse eternamente”



Su mirada cubierta por sus eternos lentes, voló hasta el rostro de Timber, cuando este último lanzo un quejido… “seguro que esta soñando algo”, después miro como la boca de Timber se contorsionaba en una media sonrisa que desapareció casi al instante – “su sueño debe ser algo agradable”…



Claude se sintió tan atraído por adivinar que podría estar soñando Timber, que se arrodillo nivelando sus rostros… “¿Qué sueñas?”… su mano cubierta por su impecable guante blanco voló hasta los labios del dormido, tocándolos delicadamente, intentando ser participe en sus sueños. Acaricio… y volvio a acariciar… descifrar los sueños ajenos era tan difícil… se mordió los labios, y entonces cedió a su impulso mas cercano, sus labios rozaron los ajenos con la suavidad de una pluma, pero eso basto para que el menor se estremeciera. Timber comenzaba a despertar gracias al contacto… Claude se tenso cuando la mirada de Timber lo descubrió muy cerca.

Soñaba sobre la ocasión en que intentó enseñarles a cocinar a sus hermanos y el desastre que había resultado de eso, rió por lo bajo al verlos cubiertos de pies a cabeza con algo que no era capaz de reconocer, pero se suponía que debía de ser la cena de ese día.

El sueño iba continuar su curso, pero todo terminó abruptamente cuando sintió una levísima presión en sus labios, abrió los ojos para encontrarse cara a cara con Claude quien tenía una expresión de sorpresa en el rostro.

Al sentir la tensión que emanaba del mayor no pudo evitar él mismo ponerse a la defensiva y en un parpadeo se encontró de pie lejos del mayor.

Finalmente su cerebro comenzó a procesar información y se vio abrumado por la cantidad de preguntas que se iban acumulando en su mente. Estaba seguro de que el otro, aunque hubiera sido por un breve momento, lo había besado, pero lo que más le confundía era el no saber por qué había hecho eso.

Dirigió una mirada interrogativa hacia Claude.

-¿Por qué hiciste eso?- pregunto moviéndose un poco ya que las ropas húmedas se pegaban por completo a su cuerpo y le causaban molestia.

Al ver que Claude no le respondía decidió preguntarle nuevamente.

-¿Por qué lo hiciste?- la confusión dentro de él aumentando por momentos. Se suponía que el demonio mayor estaba atraído por Alois, si era así ¿Qué era lo que había motivado tales acciones por parte del otro? ¿Acaso se había percatado de la diferencia en su comportamiento hacia él? Toda esta situación era tan extraña que por un momento estuvo tentado a pensar que aún dormía y todo era una mala pasada de su imaginación, pero sus instintos decían que aquello era real, por mucho que quisiera que no fuese así.

Se sentía extraño, sabía que no debía exaltarse tanto por aquello y aún así no podía dejar de desear casi desesperadamente que Claude explicara la razón de sus acciones, que le diera un poco de sentido a esta situación tan absurda.

Sin embargo, a pesar de aquel tumulto de pensamientos que se arremolinaban en su mente, no pasó desapercibida para sus ojos la apariencia del mayor. La lluvia había empapado completamente sus ropas y pequeñas gotas cristalinas bajaban desde su cabello hasta su rostro y de ahí a su cuello, se preguntaba cómo se vería…

Detuvo esa línea de pensamiento violentamente.

-Idiota, deja de pensar en eso y concéntrate- se regañó mentalmente, devolviendo su atención a la situación actual.

Claude sintió a Timber retirarse lo suficiente como para sentirse extraños. El menor tenía una arruga surcándole la frente, y aquello solo podía significar una cosa: estaba molesto.



- Quería saber que estabas soñando.



Claude decidió contestar con la verdad.



La ropa de ambos estaba húmeda debido al incesante chispear, aunque aquello no había logrado a concretarse como una tormenta, había logrado humedecer sus ropas y cabello.



Timber se movía inquieto mientras Claude buscaba que mas decir para devolverle la paz al menor, aunque aquello seria difícil, pues para el esta situación no era mas que una situación corriente y común, se pregunto por que este simple hecho podía llegar a perturbar tanto a Timber.



- Creo que eres interesante. – Claude había comenzado a hablar mientras arreglaba sus anteojos sobre sus ojos de demonio. – lo que haces, lo que dices… todo es interesante.



La reacción de Timber fue muy diferente a lo que Claude había imaginado, tan solo arrugo más la frente e hizo más incesante su caminata en círculos, mientras que sus ojos resplandecían con una mezcla de vergüenza e incertidumbre.




- Hasta tu modo de reaccionar cuando te digo que eres interesante… es interesante.


Confeso Claude mientras miraba como las nubes de a poco se habrían, despidiendo por fin a la lluvia y dando la bienvenida al sol que al parecer se había cansado de descansar y ahora comenzaba a brillar con intensidad. Dentro de Claude reinaba una etérea tranquilidad que no podía encontrar en ninguna parte. Era una sensación de frescor y paz, como estar en el fondo del océano, Sin ruido, sin nada que pudiera molestarlo.



El sol rápidamente hizo de las suyas, Claude suspiro profundamente con pesar por ultima vez, como dando por terminado su descaso.



Sin decir nada mas, Claude se dio la media vuelta y regreso por el camino que había tomado, el sol alumbraba todas las pequeñas gotas de lluvia que habían quedado por ahí, en las hojas y en las ramas, haciéndolas parecer pequeñas perlas a vista de quien las viera.



No había prisa, Claude podía perder tiempo en lo que quisiera, desde que se había levantado había tenido un presentimiento: “este día no será como los demás”, eso había dicho, y había sido verdad.



La mansión se levantaba imponente frente a sus ojos, pero lo que realmente le llamaba la atención, era que durante todo el trayecto no había estado solo, Timber lo había seguido de cerca como su sombra.



- Si me sigues de este modo empezare a creer que no te soy indiferente. – hablo despacio, casi para si mismo, dando a entender con esto que sabia perfectamente que Timber estaba lo suficientemente cerca para escucharlo sin necesidad de levantar la voz.-


No hubo respuesta…


*sigue en la cocina de la mansion trancy*