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Centro de Londres
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Re: Centro de Londres
Caminaba de un lado a otro, jamas hubiera creido que podría separse de Claude, sin embargo aquella mirada tan fria que habia resivido como respuesta a su jugueteo lo saco de sus casillas.
--“Ya encontrare la forma de castigarlo …” (pensaba triste)
Se encontraba rodeado por tanta gente … “aburrida” como las catalogaba, era seguro que su serio mayordomo lo encontraría en algun momento, la marca le avisaría su hubicación, pero mientras tanto, se divertiría un poco … y no presisamente comprando. Una sonrisa maliciosa se dibujo en su rostro … lo había visto.
--Pero que oportuno mi querido conde Phantomhive …
--“Ya encontrare la forma de castigarlo …” (pensaba triste)
Se encontraba rodeado por tanta gente … “aburrida” como las catalogaba, era seguro que su serio mayordomo lo encontraría en algun momento, la marca le avisaría su hubicación, pero mientras tanto, se divertiría un poco … y no presisamente comprando. Una sonrisa maliciosa se dibujo en su rostro … lo había visto.
--Pero que oportuno mi querido conde Phantomhive …
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
Caminaba por las calles de la ciudad inusualmente solo. Sebastian había quedado atrás investigando un caso raro de una nueva tienda clandestina de opio que por extraño que pareciera, no pertenecía a Lau.
Ese día había tenido suficiente acción: Finny había prácticamente roto todos los árboles del jardín, Mei Rin había terminado con el último juego de vajilla completo y Bard... Bard simplemente incendió la cocina nuevamente. Y por si no hubiera sido suficiente, le habían avisado que Elizabeth llegaría al día siguiente. ¿Qué más podría pasar?
La voz le hizo saltar. Nota para él mismo: no volvería a preguntarse ¿Qué más podría pasar? ¡jamás!
-Conde Trancy -Dijo un tanto malhumorado, notando como las personas a su alrededor los veían, seguramente porque eran las cabezas de familias nobles más jóvenes de toda Inglaterra y verlos reunidos juntos era todo un acontecimiento. -¿Disfrutando de un paseo por las calles? -Preguntó Ciel cordial. No podía darse el lujo de que todos en la calle pensaran que un Phantomhive era hostil y despectivo.
Ese día había tenido suficiente acción: Finny había prácticamente roto todos los árboles del jardín, Mei Rin había terminado con el último juego de vajilla completo y Bard... Bard simplemente incendió la cocina nuevamente. Y por si no hubiera sido suficiente, le habían avisado que Elizabeth llegaría al día siguiente. ¿Qué más podría pasar?
-Pero que oportuno mi querido conde Phantomhive …
La voz le hizo saltar. Nota para él mismo: no volvería a preguntarse ¿Qué más podría pasar? ¡jamás!
-Conde Trancy -Dijo un tanto malhumorado, notando como las personas a su alrededor los veían, seguramente porque eran las cabezas de familias nobles más jóvenes de toda Inglaterra y verlos reunidos juntos era todo un acontecimiento. -¿Disfrutando de un paseo por las calles? -Preguntó Ciel cordial. No podía darse el lujo de que todos en la calle pensaran que un Phantomhive era hostil y despectivo.
Re: Centro de Londres
Por un momento guardo silenció. Lo miro de arriba abajo como si no quisiera perderse ningún detalle de aquel apuesto conde. Su vista se dirigió hacia las personas de alrededor.
- “Valla aquí hay mucha gente” (pensó frustrado)
Ahora sus ojos se matizaban con un toque de fastidio, por fin contesto.
- Así es, aunque no muy ameno, hasta ahora claro que lo vi, pero (buscaba junto al jovencillo de ojos azules) ¿no lo acompaña su mayordomo?¿verdad? ... interesante
En su torcida mente se diseño un nuevo plan “jugar con el preciado conde Phantomhive, jugar con Ciel”
- ¿tiene alguna cosa pendiente? …. tal vez pueda ir conmigo y conversar (su voz se volvió un susurro, casi un acosante murmuro) ... sin la presencia de tanta gente sobrante...
- “Valla aquí hay mucha gente” (pensó frustrado)
Ahora sus ojos se matizaban con un toque de fastidio, por fin contesto.
- Así es, aunque no muy ameno, hasta ahora claro que lo vi, pero (buscaba junto al jovencillo de ojos azules) ¿no lo acompaña su mayordomo?¿verdad? ... interesante
En su torcida mente se diseño un nuevo plan “jugar con el preciado conde Phantomhive, jugar con Ciel”
- ¿tiene alguna cosa pendiente? …. tal vez pueda ir conmigo y conversar (su voz se volvió un susurro, casi un acosante murmuro) ... sin la presencia de tanta gente sobrante...
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
-Tsk... -Dijo un tanto fastidiado, mirando como Trancy parecía querer hacer uso de su repugnante personalidad para hacer que Ciel hiciera lo que él quisiera.
La gente los veía, algunos sonriendo, pensando en lo lindo que se veían los chicos juntos. Incluso las voces desconocidas lo decían "Que lindos, tan unidos" "Si, son ellos, lo perdieron todo y ahora son mejores amigos" Ciel torció la boca, notando como Alois se había dado cuenta que Sebastián no le acompañaba ese día.
-Sebastián está cerca -Mintió, buscando entre la gente a ver si encontraba señales de Faustus, el mayordomo de Alois -¿Tu tampoco vienes acompañado, verdad? -Preguntó, curioso, posando sus ojos azules fríos en Alois.
-¿Qué tramas Trancy? -Preguntó un tanto hostil -Si es una jugarreta, pagarás por ello -Le dijo, comenzando a caminar a su lado -¿Adonde quieres ir? -Accedió, pensando que quizá era una buena oportunidad para librarse de ese rubio de una vez por todas. Pero en algo estaban de acuerdo. No tenía que haber personas indeseadas cerca.
La gente los veía, algunos sonriendo, pensando en lo lindo que se veían los chicos juntos. Incluso las voces desconocidas lo decían "Que lindos, tan unidos" "Si, son ellos, lo perdieron todo y ahora son mejores amigos" Ciel torció la boca, notando como Alois se había dado cuenta que Sebastián no le acompañaba ese día.
-Sebastián está cerca -Mintió, buscando entre la gente a ver si encontraba señales de Faustus, el mayordomo de Alois -¿Tu tampoco vienes acompañado, verdad? -Preguntó, curioso, posando sus ojos azules fríos en Alois.
-¿Qué tramas Trancy? -Preguntó un tanto hostil -Si es una jugarreta, pagarás por ello -Le dijo, comenzando a caminar a su lado -¿Adonde quieres ir? -Accedió, pensando que quizá era una buena oportunidad para librarse de ese rubio de una vez por todas. Pero en algo estaban de acuerdo. No tenía que haber personas indeseadas cerca.
Re: Centro de Londres
Sonrió levemente, todo esto le resultaba sumamente divertido y excitante. Sin sus mayordomos detrás de cada uno, la batalla era suya, ese encuentro estaba destinado solo para los condes y lo que vendría pese a surgir de dos humanos seria, totalmente demoniaco.
-vamos, yo se muy bien que Sebastián no esta cerca, conozco claramente lo que están buscando… en lo personal me parece aburrido (mientas acercaba su mano diestra delicadamente y daba un leve bostezo) … pero es una suerte encontrar algo interesante por estos rutinarios caminos… además Claude esta obedeciendo … y algo ocupado también.. (su mirada reflejaba un toque de tristeza)
Se detuvo en seco cuando descubrió la entrada de un callejón, era extraño, por ahí no se notaba ni un alma, y aunque parecía peligroso le convencía en ser aquello en lo que no mucho tiempo atrás había imaginado en sus ratos de ocio. Miro de perfil a su acompañante, era duro de personalidad, muy soberbio en ocasiones.
- Me pregunto algo mi querido Ciel … ¿como eres realmente en lo intimo?
Una risilla salió de los labios del rubio, la cual detuvo al mirar a todas esas personas murmurando aun mas; sus cambios bipolares eran excesivos, pero le molestaba tanto toda esa gente, deseaba poder apretujar cada uno de sus cuellos hasta dejarlos sin aliento, para conseguir al fin que dejaran de acosarlos con cada absurdo comentario; era lógico que ellos no podían ser amigos, cualquier otra cosa menos eso, pero claro, esto solo los jóvenes condes lo sabían.
-hagamos algo entretenido para ambos ¿le parece? (apuntando discretamente el callejón, nuevamente aquel golpe de bipolaridad le dibujo una sonrisa engañosa)
-vamos, yo se muy bien que Sebastián no esta cerca, conozco claramente lo que están buscando… en lo personal me parece aburrido (mientas acercaba su mano diestra delicadamente y daba un leve bostezo) … pero es una suerte encontrar algo interesante por estos rutinarios caminos… además Claude esta obedeciendo … y algo ocupado también.. (su mirada reflejaba un toque de tristeza)
Se detuvo en seco cuando descubrió la entrada de un callejón, era extraño, por ahí no se notaba ni un alma, y aunque parecía peligroso le convencía en ser aquello en lo que no mucho tiempo atrás había imaginado en sus ratos de ocio. Miro de perfil a su acompañante, era duro de personalidad, muy soberbio en ocasiones.
- Me pregunto algo mi querido Ciel … ¿como eres realmente en lo intimo?
Una risilla salió de los labios del rubio, la cual detuvo al mirar a todas esas personas murmurando aun mas; sus cambios bipolares eran excesivos, pero le molestaba tanto toda esa gente, deseaba poder apretujar cada uno de sus cuellos hasta dejarlos sin aliento, para conseguir al fin que dejaran de acosarlos con cada absurdo comentario; era lógico que ellos no podían ser amigos, cualquier otra cosa menos eso, pero claro, esto solo los jóvenes condes lo sabían.
-hagamos algo entretenido para ambos ¿le parece? (apuntando discretamente el callejón, nuevamente aquel golpe de bipolaridad le dibujo una sonrisa engañosa)
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
Suspiró mientras trataba de controlarse para no empujar a Trancy enmedio de la calle para que fuera arrollado por un carruaje. Realmente era un niño, y uno muy malcriado. Era obvio que el rubio nunca entendía la eterna búsqueda que Sebastián y él hacían para tranquilizar el sueño de la Reina y en el camino, buscar venganza contra los que destruyeron su vida como la conocía.
Puso atención en su súbito cambio de carácter. Sabía que Alois era muy conocido por saltar de un estado de ánimo a otro sin previo aviso pero era muy curioso como el dejo de tristeza parecía aflorar cuando hablaba de Claude Faustus en específico. Su mayordomo. ¿Qué acaso el objetivo de esa sucia araña no era otro sino el hacer feliz a Alois? Al parecer, no estaba cumpliendo con su misión.
Caminó tranquilamente al lado de Alois, hundido en sus pensamientos hasta que le escuchó hacerle esa pregunta tan fuera de lugar. Se sonrojó, incluso dando un leve salto al lado y alejándose de Alois como si se tratara de una serpiente venenosa.
-¿Qué....? ¿Porqué demonios debes hacer una pregunta así? -Dijo, nervioso, mirándole de manera severa. La risa salió cantarina de los labios del rubio, haciendo que Ciel suspirara y notara como empezaban a atraer más miradas hacia ellos. Asintió a su petición de ir al callejón, sobre todo, porque así se podrían librar de la gente y al fin Ciel estaría libre de miradas para poder tratar a Alois como se le daba la gana. -Rápido... no tengo todo el día.
Se quejó, no porque realmente tuviera el tiempo medido. Sino porque a Ciel Phantomhive siempre le gustaba tener la última palabra.
Puso atención en su súbito cambio de carácter. Sabía que Alois era muy conocido por saltar de un estado de ánimo a otro sin previo aviso pero era muy curioso como el dejo de tristeza parecía aflorar cuando hablaba de Claude Faustus en específico. Su mayordomo. ¿Qué acaso el objetivo de esa sucia araña no era otro sino el hacer feliz a Alois? Al parecer, no estaba cumpliendo con su misión.
Caminó tranquilamente al lado de Alois, hundido en sus pensamientos hasta que le escuchó hacerle esa pregunta tan fuera de lugar. Se sonrojó, incluso dando un leve salto al lado y alejándose de Alois como si se tratara de una serpiente venenosa.
-¿Qué....? ¿Porqué demonios debes hacer una pregunta así? -Dijo, nervioso, mirándole de manera severa. La risa salió cantarina de los labios del rubio, haciendo que Ciel suspirara y notara como empezaban a atraer más miradas hacia ellos. Asintió a su petición de ir al callejón, sobre todo, porque así se podrían librar de la gente y al fin Ciel estaría libre de miradas para poder tratar a Alois como se le daba la gana. -Rápido... no tengo todo el día.
Se quejó, no porque realmente tuviera el tiempo medido. Sino porque a Ciel Phantomhive siempre le gustaba tener la última palabra.
Re: Centro de Londres
El rostro enrojecido de Ciel hacía que el rubio riera aun más.
--¿Qué ocurre conde, acaso estaba tan distraído que esa pregunta descubrió sus verdaderas intenciones? La palabra intimo puede tener varios significados… pero si usted gusta puedo mostrarle el mío …
Camino hacia el callejón, mientras pasaba por donde toda esa gente se detuvo y los miro un momento, no eran nobles solo parte del montón de sujetos simples y aburridos para Alois, los aborrecía eran tan iguales a los “otros”, esos malditos que durante mucho tiempo tanto a él como a su querido Luka habían lastimado, herido y humillado. De nuevo apareció un destello de melancolía en sus ojos pero extrañamente diferente al anterior; pese a sus ganas de escupirles les saludo gentilmente, sabia guardar la compostura, podía mantener el nombre de los Trancy en alto, aunque fuera solo una vil mentira. Continúo su camino.
--Aquí hace demasiado calor…
Entablo plática mientras aflojaba el negro moño que llevaba en el cuello.
--La reina debe estar muy contenta con su fiel perro ¿no es así? … siempre he pensado por que tanta fidelidad de su parte… “hay algo que no concuerda” me dije a mi mismo
Su rostro se matizo con una seriedad casi macabra, estaba intentando imitar a Claude, era bueno para eso.
--o simplemente… se debe a que no puedo alejarlo de mis pensamientos… me pregunte mucho y concluí … el conde Phantomhive debe ser mío ….
Admitió al fin esperando una respuesta de Ciel para actuar al fin.
--¿Qué ocurre conde, acaso estaba tan distraído que esa pregunta descubrió sus verdaderas intenciones? La palabra intimo puede tener varios significados… pero si usted gusta puedo mostrarle el mío …
Camino hacia el callejón, mientras pasaba por donde toda esa gente se detuvo y los miro un momento, no eran nobles solo parte del montón de sujetos simples y aburridos para Alois, los aborrecía eran tan iguales a los “otros”, esos malditos que durante mucho tiempo tanto a él como a su querido Luka habían lastimado, herido y humillado. De nuevo apareció un destello de melancolía en sus ojos pero extrañamente diferente al anterior; pese a sus ganas de escupirles les saludo gentilmente, sabia guardar la compostura, podía mantener el nombre de los Trancy en alto, aunque fuera solo una vil mentira. Continúo su camino.
--Aquí hace demasiado calor…
Entablo plática mientras aflojaba el negro moño que llevaba en el cuello.
--La reina debe estar muy contenta con su fiel perro ¿no es así? … siempre he pensado por que tanta fidelidad de su parte… “hay algo que no concuerda” me dije a mi mismo
Su rostro se matizo con una seriedad casi macabra, estaba intentando imitar a Claude, era bueno para eso.
--o simplemente… se debe a que no puedo alejarlo de mis pensamientos… me pregunte mucho y concluí … el conde Phantomhive debe ser mío ….
Admitió al fin esperando una respuesta de Ciel para actuar al fin.
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
El rubio era demasiado problemático. Sus palabras estaban llenas de doble sentido y malicia. Había algo demasiado extraño en él, en la manera en que cambiaba su personalidad, en lo rápido que podía estar triste, feliz y luego llenarse de malicia todo en menos de un minuto. Observa con curiosidad como el mocoso rubio tenía una habilidad enorme al entablar empatía con las demás personas aunque fuera falsa. Ciel siempre se comportaba con cortesía, con elegancia y amabilidad, pero jamás podría hacer esa caracterización de un niño amable y amoroso con todos como lo hacía Alois.
Caminó con él, asintiendo simplemente ante la afirmación de que había mucho calor. Estaba cubierto con su abrigo y su capa y en ese inusual sol en Londres, Ciel estaba también un poco acalorado.
-Le soy fiel a la Reina porque es el deber de mi familia -Respondió, mirándole con seriedad --Y es mi deber el cumplir las obligaciones de mi familia, como cabeza de la casa Phantomhive el cuidar de la tranquilidad de su Majestad Victoria es mi máxima prioridad.
"Y obtener mi venganza" Pensó para sí, de pronto poniéndose serio al ver que Alois volvía a insistir con el tema de hacerle suyo. Era un personaje peculiar sin duda.
-Para ya con eso --Dijo, señalándole con su bastón y poniéndose completamente serio, su mirada azul de hielo --No tengo idea cuál es tu obsesión conmigo, pero te ordeno que termines con esto de una buena vez. Tengo prioridades que no voy a cambiar y si interfieres en mi camino --Le advirtió, sonriendo un tanto cruel --No voy a tener más remedio que quitarte de enmedio, Alois Trancy.
Terminó, bajando su bastón y apoyando sus dos manos en él.
Caminó con él, asintiendo simplemente ante la afirmación de que había mucho calor. Estaba cubierto con su abrigo y su capa y en ese inusual sol en Londres, Ciel estaba también un poco acalorado.
-Le soy fiel a la Reina porque es el deber de mi familia -Respondió, mirándole con seriedad --Y es mi deber el cumplir las obligaciones de mi familia, como cabeza de la casa Phantomhive el cuidar de la tranquilidad de su Majestad Victoria es mi máxima prioridad.
"Y obtener mi venganza" Pensó para sí, de pronto poniéndose serio al ver que Alois volvía a insistir con el tema de hacerle suyo. Era un personaje peculiar sin duda.
-Para ya con eso --Dijo, señalándole con su bastón y poniéndose completamente serio, su mirada azul de hielo --No tengo idea cuál es tu obsesión conmigo, pero te ordeno que termines con esto de una buena vez. Tengo prioridades que no voy a cambiar y si interfieres en mi camino --Le advirtió, sonriendo un tanto cruel --No voy a tener más remedio que quitarte de enmedio, Alois Trancy.
Terminó, bajando su bastón y apoyando sus dos manos en él.
Re: Centro de Londres
La reina, la queridísima y bien protegida reina; sin embargo era un humano también, tomaba decisiones que incluso el conde Phantomhive no llevaba a cabo, pues solían ser un tanto repulsivas. En eso precisamente consistía el trabajo de Alois Trancy, su peculiar araña y si el joven Ciel permanecía tan seco respecto a su propuesta, ya vería la forma en llamar su atención.
--Puede ser que por apariencia Lau no esté involucrado en aquella organización, pero lo estará .. o al menos eso es lo que el líder desea (mencionó mientras le ofrecía algunos documentos referentes a esto) … pese a que este inició como un simple traficante callejero de bajo rango ahora cuenta con mucho mas poder e influencias …
Se recargo en la pared, un tanto estresado, aquel tema le resultaba bastante aburrido, pero si con esto atraía a su joven acompañante lo haría, después de todo solo repetía las mismas palabras que Claude le había mencionado antes. Continuó.
--Es por eso que a ellos les interesa su cooperación para crecer aun mas, esto es delicado … y si no se arregla pronto … tendré que capturar en mi red a Lau y exterminarlo para q la reina no sufra mas … (una pequella risilla salio de sus labios)… como sea, se que a Claude no le importará que te lo haya dicho … después de todo debe estarse topando con tu mayordomo precisamente ahora (se acerco al conde demasiado y arrebato su parche alejándose de él de un brinco) si es necesario sacare tu ojo para que no te encuentren …
--Puede ser que por apariencia Lau no esté involucrado en aquella organización, pero lo estará .. o al menos eso es lo que el líder desea (mencionó mientras le ofrecía algunos documentos referentes a esto) … pese a que este inició como un simple traficante callejero de bajo rango ahora cuenta con mucho mas poder e influencias …
Se recargo en la pared, un tanto estresado, aquel tema le resultaba bastante aburrido, pero si con esto atraía a su joven acompañante lo haría, después de todo solo repetía las mismas palabras que Claude le había mencionado antes. Continuó.
--Es por eso que a ellos les interesa su cooperación para crecer aun mas, esto es delicado … y si no se arregla pronto … tendré que capturar en mi red a Lau y exterminarlo para q la reina no sufra mas … (una pequella risilla salio de sus labios)… como sea, se que a Claude no le importará que te lo haya dicho … después de todo debe estarse topando con tu mayordomo precisamente ahora (se acerco al conde demasiado y arrebato su parche alejándose de él de un brinco) si es necesario sacare tu ojo para que no te encuentren …
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
Repulsivo.
Esa era la única palabra que a Ciel se le venía a la mente cuando veía a Alois. Demasiado sensible, demasiado bipolar, demasiado ocupado en lo que los demás pensaban de él, pendiente de recibir amor y depresivo cuando no se lo daban.
Demasiado humano. Descuidando de su tarea simplemente por estar ocupado en que Ciel se quedara con él. ¿Así de fácil era juguetear con el Conde Araña? Se sorprendió, sin embargo, cuando le dijo acerca de su misión ¿Cómo lo había sabido? Ciel no se lo había dicho.
Ciel era reservado; jamás le diría nada de su misión a nadie que no fuera Sebastián o la Reina misma.
-El que me amenaces con matar a Lau no funcionará --Le dijo Ciel sonriendo. --Es una pieza de mi ajedrez, si tengo que sacrificarla lo haré sin dudarlo.
Los ojos fríos del conde Phantomhive le dejaron saber a Alois que no mentía.
-Y en cuanto a mi ojo, antes que siquiera me pongas la mano encima, Sebastián estará aquí para acabar contigo. Sería interesante; muy interesante de hecho ver pelear a tu mayordomo con el mío. --Terminó cruzándose de brazos. --Entiendo que quieras tenerme aquí contigo. ¿Para qué? Quiza si me das una buena razón termine complaciéndote; Alois Trancy...
Esa era la única palabra que a Ciel se le venía a la mente cuando veía a Alois. Demasiado sensible, demasiado bipolar, demasiado ocupado en lo que los demás pensaban de él, pendiente de recibir amor y depresivo cuando no se lo daban.
Demasiado humano. Descuidando de su tarea simplemente por estar ocupado en que Ciel se quedara con él. ¿Así de fácil era juguetear con el Conde Araña? Se sorprendió, sin embargo, cuando le dijo acerca de su misión ¿Cómo lo había sabido? Ciel no se lo había dicho.
Ciel era reservado; jamás le diría nada de su misión a nadie que no fuera Sebastián o la Reina misma.
-El que me amenaces con matar a Lau no funcionará --Le dijo Ciel sonriendo. --Es una pieza de mi ajedrez, si tengo que sacrificarla lo haré sin dudarlo.
Los ojos fríos del conde Phantomhive le dejaron saber a Alois que no mentía.
-Y en cuanto a mi ojo, antes que siquiera me pongas la mano encima, Sebastián estará aquí para acabar contigo. Sería interesante; muy interesante de hecho ver pelear a tu mayordomo con el mío. --Terminó cruzándose de brazos. --Entiendo que quieras tenerme aquí contigo. ¿Para qué? Quiza si me das una buena razón termine complaciéndote; Alois Trancy...
Re: Centro de Londres
Siempre tajante, se podía recordar a Ciel así. Boto aun lado aquel parche, no era lo que le interesaba, el portador era lo que quería obtener en su telaraña.
--No lo tome como una amenaza… mejor como un probable hecho y no se sorprenda, normalmente vigilo bien a mis presas antes de devorarlas.
Miro hacia todas partes, no quería que ningún intruso los interrumpiera, después de todo ¿Cuántas veces se encontraban, y mejor aun solos….?
--Claro que tengo una buena razón… la normalidad, cotidianidad o vida diaria como quiera llamarlo es bastante sofocante… me parece que es algo extraño encontrarlo por aquí … aunque puede ser que no sea simple casualidad…
La voz, la mirada e incluso su propia manera de caminar Hacia el conde cambio totalmente. Esta dispuesto a mostrarle que pasar un tiempo con Alois Trancy no era para nada aburrido, al contrario bastante inesperado e interesante.
--Adoro el color de tus ojos … como alma … dígame conde Phantomhive ¿no esta arto de esta monotonía? …
Ahora lo miraba fija y tentadoramente.
--No lo tome como una amenaza… mejor como un probable hecho y no se sorprenda, normalmente vigilo bien a mis presas antes de devorarlas.
Miro hacia todas partes, no quería que ningún intruso los interrumpiera, después de todo ¿Cuántas veces se encontraban, y mejor aun solos….?
--Claro que tengo una buena razón… la normalidad, cotidianidad o vida diaria como quiera llamarlo es bastante sofocante… me parece que es algo extraño encontrarlo por aquí … aunque puede ser que no sea simple casualidad…
La voz, la mirada e incluso su propia manera de caminar Hacia el conde cambio totalmente. Esta dispuesto a mostrarle que pasar un tiempo con Alois Trancy no era para nada aburrido, al contrario bastante inesperado e interesante.
--Adoro el color de tus ojos … como alma … dígame conde Phantomhive ¿no esta arto de esta monotonía? …
Ahora lo miraba fija y tentadoramente.
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
Suspiró al ver la seguridad con la cual Alois pensaba que él, Ciel Phantomhive iba a perder y, peor aún... Que parecía ya estar decidiendo qué hacer con su cuerpo y alma desde ese momento.
--A todos nos molesta la monotonía --Aceptó, porque en eso el rubio tenía razón. Ciel no podía estar haciendo varias veces lo mismo, ni por días. Sebastián sufría de vez en cuando por eso --¿Qué quieres hacer, Alois? --Preguntó, pues a decir verdad se sentía intrigado por los planes del chico.
--Si me quedo contigo, ¿Adonde vas a llevarme? ¿Adónde quieres ir? --Dijo, indicándole con eso que accedía a pasar el día junto con él. Quizá iba a arrepentirse, pero ya no podía echarse para atrás.
--A todos nos molesta la monotonía --Aceptó, porque en eso el rubio tenía razón. Ciel no podía estar haciendo varias veces lo mismo, ni por días. Sebastián sufría de vez en cuando por eso --¿Qué quieres hacer, Alois? --Preguntó, pues a decir verdad se sentía intrigado por los planes del chico.
--Si me quedo contigo, ¿Adonde vas a llevarme? ¿Adónde quieres ir? --Dijo, indicándole con eso que accedía a pasar el día junto con él. Quizá iba a arrepentirse, pero ya no podía echarse para atrás.
Re: Centro de Londres
Un par de mujeres pasaron por la salida de aquel callejón murmurando acerca de un encuentro poco casual entre mayordomos ¿Seria que Claude se estaría divirtiendo por su cuenta? Si era así, ¿Qué le impedía al joven rubio hacerlo también? moviendo la cabeza de lado permaneció en silencio por unos segundos mirándolo.
La mansión de Ciel estaría sin su mayordomo al igual que la suya, pero seguramente se encontrarían ahí los sirvientes y terminarían sabiendo de su “travesura”, a demás Alois no buscaba un encuentro romántico o algo duradero, lo que pasaría ahí fuera lo que fuera, seria un rato de diversión para los dos condes, solo eso y al final terminaría en un recuerdo poco creíble, no era necesario llevarlo acabo en un lugar importante para ambos, lo único que necesitaban era algo de privacidad, la unión de sus diferentes personalidades y un poco del imperdurable tiempo de aquel día.
Se acerco nuevamente al conde Phantomhive, tomando con brusquedad sus hombros lo coloco contra la pared que ahora les brindaba sombra, para luego de una forma cambiante introducir una mano delicadamente por su abrigo.
--Quiero llevarlo al lugar en donde no se necesitan demonios para obtener algo sobrehumano (le susurro al oído para despues alejarse un poco, sin dejar de acariciar la piel de su costado ala cual escurridizamente había llegado y a la vez extenderle la mano diestra en forma cordial) … ¿le parece bien acompañarme?
La mansión de Ciel estaría sin su mayordomo al igual que la suya, pero seguramente se encontrarían ahí los sirvientes y terminarían sabiendo de su “travesura”, a demás Alois no buscaba un encuentro romántico o algo duradero, lo que pasaría ahí fuera lo que fuera, seria un rato de diversión para los dos condes, solo eso y al final terminaría en un recuerdo poco creíble, no era necesario llevarlo acabo en un lugar importante para ambos, lo único que necesitaban era algo de privacidad, la unión de sus diferentes personalidades y un poco del imperdurable tiempo de aquel día.
Se acerco nuevamente al conde Phantomhive, tomando con brusquedad sus hombros lo coloco contra la pared que ahora les brindaba sombra, para luego de una forma cambiante introducir una mano delicadamente por su abrigo.
--Quiero llevarlo al lugar en donde no se necesitan demonios para obtener algo sobrehumano (le susurro al oído para despues alejarse un poco, sin dejar de acariciar la piel de su costado ala cual escurridizamente había llegado y a la vez extenderle la mano diestra en forma cordial) … ¿le parece bien acompañarme?
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
Se esperó cualquier respuesta departe de Alois menos eso.
El empujón le hizo soltar el bastón, dejándolo caer con un hueco sonido al suelo. Las mujeres ya habían pasado y seguramente iban muy lejos como para escuchar. La mano del rubio fue una ruda sorpresa y el cuerpo de Ciel se tensó completamente, sus ojos se abrieron toscos y luego...
Luego tuvo curiosidad.
La oferta de Alois parecía ser interesante, muy interesante. El toque en la piel le electrizó, haciéndole suspirar si tan solo un poco. Inhumano... ¿A qué se estaba refiriendo Alois?
--Vayamos --Dijo, aceptando el agarre con la mano --Pero si intentas algo que no me agrade... Juro que llamaré a Sebastián.
Lo último le dijo para que el rubio no viera que le había descolocado y que, muy en el fondo, Ciel quería ir con él. Escaparse de Sebastián, no necesitarlo aunque fuera por un poco de tiempo y hacer una travesura propia de la edad, aunque tratándose de Alois, estaba seguro que no iba a ser absolutamente nada inocente ni propio de niños.
Ya vería que sorpresa le tendría preparada el conde.
El empujón le hizo soltar el bastón, dejándolo caer con un hueco sonido al suelo. Las mujeres ya habían pasado y seguramente iban muy lejos como para escuchar. La mano del rubio fue una ruda sorpresa y el cuerpo de Ciel se tensó completamente, sus ojos se abrieron toscos y luego...
Luego tuvo curiosidad.
La oferta de Alois parecía ser interesante, muy interesante. El toque en la piel le electrizó, haciéndole suspirar si tan solo un poco. Inhumano... ¿A qué se estaba refiriendo Alois?
--Vayamos --Dijo, aceptando el agarre con la mano --Pero si intentas algo que no me agrade... Juro que llamaré a Sebastián.
Lo último le dijo para que el rubio no viera que le había descolocado y que, muy en el fondo, Ciel quería ir con él. Escaparse de Sebastián, no necesitarlo aunque fuera por un poco de tiempo y hacer una travesura propia de la edad, aunque tratándose de Alois, estaba seguro que no iba a ser absolutamente nada inocente ni propio de niños.
Ya vería que sorpresa le tendría preparada el conde.
Re: Centro de Londres
La respuesta afirmativa de Ciel lo alegraba; estaba muy cerca de su rostro , la piel que continuaba acariciando lo provocaba a besarlo intensamente, tragando saliva se detuvo ese no era un lugar digno para aquel acuerdo. Sacando su mano dejo de acariciar su costado y paso su pulgar por su mejilla, todo en el era irresistible.
--Te llevare a un lugar muy especial, este callejón no merece tan única y perfecta presencia… no te preocupes estarás muy a gusto a mi lado( beso ligeramente cerca de sus labios) …. Ven salgamos de aquí …
A veces actuaba casi como un Romeo, otras como un niñato. Sin soltar su mano le dirigió, parecían unos dulces pequeños, jugando tiernamente a su corta edad pero el exterior siempre engaña, el pasado había marcado a ambos arrancándoles su inocencia dejando solo en ellos sentimientos poco sanos de sobrevivir, de venganza, de resentimiento ya no eran travesuras ahora sencillamente se podían considerar “maldades”.
Soltó la mano del conde antes de salir del lugar, sabia que a su joven acompañante no le gustaría arruinar así su cuidada reputación. Él hubiera preferido pensar distinto, mandar esa mascara al diablo y actuar como le diera la gana pero si hacia eso solo se ocasionaría problemas, los cuales le impedirían divertirse en el futuro.
Afuera del callejón se reunía mas gente de la que había antes, esto no le sorprendía todos ellos no parecían tener vida propia hablando, opinando, hostigando cada paso de los jóvenes condes. Esta vez no actuó igual, los miro tal cual sentía con odio, repugnancia y sin agrado. La reacción de todas esas personas le hizo gracia, estaban sorprendidos, jamás hubieran esperado aquello. Cambiando su rostro les ofreció una tierna y mentirosa mueca de amabilidad, estos a su vez le contestaron con una sonrisa nerviosa. Le encantaba ese jugueteo y sus inesperadas reacciones con tal de agradar a los nobles. Al parecer seria un día memorable.
Levanto su mano ágilmente y con un grito ordeno a un carruaje disponible que se detuviera concluyendo con una de sus únicas carcajadas, hubiera podido llamarlo de forma seria pero no perdía nada, todos seguirían observándolos aun si permanecían callados, además parecía que esa actitud energética agradaba a la mayoría. El conductor del carruaje como se esperaba les abrió cortes la puerta.
--Si no estuviéramos rodeados de tantos, te subiría gentilmente yo mismo .. (Le dijo al oído como de secreto) … adelante conde, el tiempo es oro…
--Te llevare a un lugar muy especial, este callejón no merece tan única y perfecta presencia… no te preocupes estarás muy a gusto a mi lado( beso ligeramente cerca de sus labios) …. Ven salgamos de aquí …
A veces actuaba casi como un Romeo, otras como un niñato. Sin soltar su mano le dirigió, parecían unos dulces pequeños, jugando tiernamente a su corta edad pero el exterior siempre engaña, el pasado había marcado a ambos arrancándoles su inocencia dejando solo en ellos sentimientos poco sanos de sobrevivir, de venganza, de resentimiento ya no eran travesuras ahora sencillamente se podían considerar “maldades”.
Soltó la mano del conde antes de salir del lugar, sabia que a su joven acompañante no le gustaría arruinar así su cuidada reputación. Él hubiera preferido pensar distinto, mandar esa mascara al diablo y actuar como le diera la gana pero si hacia eso solo se ocasionaría problemas, los cuales le impedirían divertirse en el futuro.
Afuera del callejón se reunía mas gente de la que había antes, esto no le sorprendía todos ellos no parecían tener vida propia hablando, opinando, hostigando cada paso de los jóvenes condes. Esta vez no actuó igual, los miro tal cual sentía con odio, repugnancia y sin agrado. La reacción de todas esas personas le hizo gracia, estaban sorprendidos, jamás hubieran esperado aquello. Cambiando su rostro les ofreció una tierna y mentirosa mueca de amabilidad, estos a su vez le contestaron con una sonrisa nerviosa. Le encantaba ese jugueteo y sus inesperadas reacciones con tal de agradar a los nobles. Al parecer seria un día memorable.
Levanto su mano ágilmente y con un grito ordeno a un carruaje disponible que se detuviera concluyendo con una de sus únicas carcajadas, hubiera podido llamarlo de forma seria pero no perdía nada, todos seguirían observándolos aun si permanecían callados, además parecía que esa actitud energética agradaba a la mayoría. El conductor del carruaje como se esperaba les abrió cortes la puerta.
--Si no estuviéramos rodeados de tantos, te subiría gentilmente yo mismo .. (Le dijo al oído como de secreto) … adelante conde, el tiempo es oro…
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
Las manos de Alois le descontrolaban. Había algo demasiado extraño en sus toques, en la manera en la cual había cambiado su actitud de repente. Antes tan amenazante y psicótico y ahora... Ahora... Ciel no podía siquiera definir con palabras qué estaba pasando con el rubio en esos momentos. Saltó, un claro temblor al sentir sus labios cerca de los suyos y se sonrojó, volteando la cara para que no le viera.
El jalón en sus manos le hizo moverse rápidamente, siguiéndolo mientras la gente los miraba pasar. Sabía que levantaban las miradas debido a su vestimenta de niños nobles y mucho más, algunas personas sabían quienes eran y sonreían, pensando que aquellos niños con inocencia robada jugueteaban en las calles como infantes normales. Nada más alejado de la realidad. Lo único que Ciel agradecía, era que Alois le había soltado la mano antes de salir al público, dejándole que le siguiera a paso aún rápido por las calles, como chiquillos jugando a las clásicas "atrapadas"
Notó con algo de hastío como Alois aún podía poner esa sonrisa llena de una falsa inocencia que desarmaba a todos. Cuando miraron a Ciel, él solo pudo dedicarles una mueca parecida a una sonrisa, no inocente, sino llena de obligación. Ciel había olvidado completamente como sonreír como Alois lo hacía. Su pérdida, su dolor... eran demasiado grandes como para siquiera fingir felicidad. Dejó que Alois llamara el carruaje, la gente viéndole, juzgando la máscara de niño que el conde Trancy tenía en el rostro. Hasta cierto punto Ciel le envidiaba.
Si tan solo tuviera la capacidad de volver a sonreír de esa manera...
Saltó ante las palabras en su oído, volteando a verle con su ojo libre y subiendo por su cuenta al carruaje, sentándose y esperando que Alois subiera. Una vez ya dentro, con las puertas cerradas y las cortinas abajo, notó que el carro se movía con extrema lentitud.
--¿Ahora que estamos solos... Puedes decirme adonde vamos? --Pidió, sus manos nerviosamente comenzando a acariciar su preciado anillo azul, mismo color de sus ojos que veían con interés a Alois. La mayor curiosidad de ciel era el porqué Trancy se estaba portando así y mas que eso.. .¿Porqué le estaba poniendo demasiado nervioso el que lo hiciera?
Ciel quería respuestas y al parecer por la mirada y sonrisa de Alois Trancy, las iba a obtener.
El jalón en sus manos le hizo moverse rápidamente, siguiéndolo mientras la gente los miraba pasar. Sabía que levantaban las miradas debido a su vestimenta de niños nobles y mucho más, algunas personas sabían quienes eran y sonreían, pensando que aquellos niños con inocencia robada jugueteaban en las calles como infantes normales. Nada más alejado de la realidad. Lo único que Ciel agradecía, era que Alois le había soltado la mano antes de salir al público, dejándole que le siguiera a paso aún rápido por las calles, como chiquillos jugando a las clásicas "atrapadas"
Notó con algo de hastío como Alois aún podía poner esa sonrisa llena de una falsa inocencia que desarmaba a todos. Cuando miraron a Ciel, él solo pudo dedicarles una mueca parecida a una sonrisa, no inocente, sino llena de obligación. Ciel había olvidado completamente como sonreír como Alois lo hacía. Su pérdida, su dolor... eran demasiado grandes como para siquiera fingir felicidad. Dejó que Alois llamara el carruaje, la gente viéndole, juzgando la máscara de niño que el conde Trancy tenía en el rostro. Hasta cierto punto Ciel le envidiaba.
Si tan solo tuviera la capacidad de volver a sonreír de esa manera...
Saltó ante las palabras en su oído, volteando a verle con su ojo libre y subiendo por su cuenta al carruaje, sentándose y esperando que Alois subiera. Una vez ya dentro, con las puertas cerradas y las cortinas abajo, notó que el carro se movía con extrema lentitud.
--¿Ahora que estamos solos... Puedes decirme adonde vamos? --Pidió, sus manos nerviosamente comenzando a acariciar su preciado anillo azul, mismo color de sus ojos que veían con interés a Alois. La mayor curiosidad de ciel era el porqué Trancy se estaba portando así y mas que eso.. .¿Porqué le estaba poniendo demasiado nervioso el que lo hiciera?
Ciel quería respuestas y al parecer por la mirada y sonrisa de Alois Trancy, las iba a obtener.
Re: Centro de Londres
Se encontraba sentado frente a él, abrió un poco la ventanilla para dar la orden.
-Diríjase a la “torre de Londres”, tome el camino mas largo … ya le avisare de cualquier cambio espontaneo o si el conde Phantomhive deseara hacer una parada se le informara, ahora .. Adelante!!
Afuera todo parecía robotizado, las personas saludándose gentilmente, comprando trabajando nada excitante; un gracioso niño menor correteando a un enorme perro enlodado le hizo sonreír ligeramente, “¿acaso no estaba conforme con su vida?” Pensaba. Se percato del constante temblar de las manos de Ciel.
-Es un bello color, un anillo tan difícil de comparar con algo mas por su inigualable valor, merece estar solo en su mano.
Volvió la mirada mientras golpeaba un poco sus rodillas con las manos, “¿debería hacerlo rápido? No aquello exigía tomar tiempo, no se trataba de cualquiera, había tenido sueños con él, los cuales comenzaban a molestarle cuando levantándose se percataba de una simple fantasía. Decidió al fin, de golpe cambio su asiento colocándose junto al conde con agilidad. Levantando sus tobillos permaneciendo con sus ojos fijos en el piso, una leve mueca de impaciencia se incrusto en él y como quien cuanta un obscuro secreto comenzó.
-Me encanta la “torre de Londres” … cuando escuche de ella obligue a Claude a repetir su historia una y otra vez, (ahora lo miraba de perfil) se parece tanto a lo que vivo, fue hecha para resguardar a la raleza de cualquier enemigo, sin embargo el nunca lograba ser libre entre esas murallas, tenia un lugar especifico para cumplir sentencias de muerte, así como ahora al final Claude pese a su promesa de protegerme no soy libre de el, pronto terminara devorándome conforme al pacto. Por eso esto es especial conde…antes de llegar a este escrito destino quisiera cumplir aquel sueño que se mezcla a menudo en mis pensamientos.
Se giro y comenzó a desabotonar el abrigo del otro.
-si no le molesta … le retirare esto …
Pasando sus yemas por el cuello de Ciel le susurro al oído.
-Puedo seguir hablándole de todo esto o tala vez prefiera… que utilice mi boca ara algo mas…
No logrando contenerse, beso debajo de su oído cerca de su mentón, abriendo un poco sus labios probo su piel utilizando su jugosa lengua.
-Tal como pensé, sabe mejor de lo que creí…
-Diríjase a la “torre de Londres”, tome el camino mas largo … ya le avisare de cualquier cambio espontaneo o si el conde Phantomhive deseara hacer una parada se le informara, ahora .. Adelante!!
Afuera todo parecía robotizado, las personas saludándose gentilmente, comprando trabajando nada excitante; un gracioso niño menor correteando a un enorme perro enlodado le hizo sonreír ligeramente, “¿acaso no estaba conforme con su vida?” Pensaba. Se percato del constante temblar de las manos de Ciel.
-Es un bello color, un anillo tan difícil de comparar con algo mas por su inigualable valor, merece estar solo en su mano.
Volvió la mirada mientras golpeaba un poco sus rodillas con las manos, “¿debería hacerlo rápido? No aquello exigía tomar tiempo, no se trataba de cualquiera, había tenido sueños con él, los cuales comenzaban a molestarle cuando levantándose se percataba de una simple fantasía. Decidió al fin, de golpe cambio su asiento colocándose junto al conde con agilidad. Levantando sus tobillos permaneciendo con sus ojos fijos en el piso, una leve mueca de impaciencia se incrusto en él y como quien cuanta un obscuro secreto comenzó.
-Me encanta la “torre de Londres” … cuando escuche de ella obligue a Claude a repetir su historia una y otra vez, (ahora lo miraba de perfil) se parece tanto a lo que vivo, fue hecha para resguardar a la raleza de cualquier enemigo, sin embargo el nunca lograba ser libre entre esas murallas, tenia un lugar especifico para cumplir sentencias de muerte, así como ahora al final Claude pese a su promesa de protegerme no soy libre de el, pronto terminara devorándome conforme al pacto. Por eso esto es especial conde…antes de llegar a este escrito destino quisiera cumplir aquel sueño que se mezcla a menudo en mis pensamientos.
Se giro y comenzó a desabotonar el abrigo del otro.
-si no le molesta … le retirare esto …
Pasando sus yemas por el cuello de Ciel le susurro al oído.
-Puedo seguir hablándole de todo esto o tala vez prefiera… que utilice mi boca ara algo mas…
No logrando contenerse, beso debajo de su oído cerca de su mentón, abriendo un poco sus labios probo su piel utilizando su jugosa lengua.
-Tal como pensé, sabe mejor de lo que creí…
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
-Es el anillo que ha pertenecido a mi familia por generaciones. Solo el amo de la casa Phantomhive puede tenerlo en la mano. -- Respondió, como siempre lo hacía. Aún sus ojos azules puestos en el anillo del mismo color.
Escuchó con atención a Alois y suspiró. Si.. La Torre de Londres se había dejado de ocupar desde que la Reina Victoria estaba en el poder. Pese a lo que muchos decían, la reina tenía un enorme corazón y no exhibía publicamente a sus enemigos. Para eso tenía a su mastín, a la familia Phantomhive quienes fácilmente podían deshacerse en forma silenciosa de aquellos que querían perturbar la paz de su majestad. Sus ojos entonces miraron a Alois, al lado de él. Lo que decía tenía mucho sentido, ellos eran, a pesar de todo unos prisioneros dentro de algo parecido a la torre de Londres. Se podían mover con libertad, podían incluso ordenar a sus captores, pero al final...
Morirían.
Siempre se lo había imaginado ¿cómo sería? sabía que Sebastián no iba a exhibir la manera en la cual lo devoraba como vulgarmente se hacían algunas ejecuciones pero... ¿Dolería? A veces, cuando estaban en la intimidad y Sebastián probaba su alma, Ciel llegaba incluso a creer que el mayordomo no lo lastimaría jamás. Esa no era la realidad. Sebastián solo quería comerle... Los demonios no tenían sentimientos.
-Tienes razón... -Susurró en un inusual tono triste, mientras veía como Alois comenzaba a retirarle el abrigo. Se le quedó mirando, quieto, sin detenerle para luego sonrojarse furiosamente al sentir los labios del otro en el cuello -¿Qué es ese sueño que hablas, Trancy? -Preguntó, lo más convincente que pudo sonar, comenzando a notar que estaba perdiendo la autoridad poco a poco. El rubio era hipnótico y estaba manejándole como quería. En un movimiento leve, queriendo darle el frente, Ciel movió su cabeza y sin quererlo, rozó los labios de Alois.
Se retrajo como si hubiese probado algún veneno. Sus ojos asustados.
-¿De qué es ese sueño que hablas? ¿Qué tiene que ver conmigo?--Preguntó nuevamente, encajonándose en el rincón del asiento del carruaje. Tenía que recuperar el control de la situación rápidamente...
Escuchó con atención a Alois y suspiró. Si.. La Torre de Londres se había dejado de ocupar desde que la Reina Victoria estaba en el poder. Pese a lo que muchos decían, la reina tenía un enorme corazón y no exhibía publicamente a sus enemigos. Para eso tenía a su mastín, a la familia Phantomhive quienes fácilmente podían deshacerse en forma silenciosa de aquellos que querían perturbar la paz de su majestad. Sus ojos entonces miraron a Alois, al lado de él. Lo que decía tenía mucho sentido, ellos eran, a pesar de todo unos prisioneros dentro de algo parecido a la torre de Londres. Se podían mover con libertad, podían incluso ordenar a sus captores, pero al final...
Morirían.
Siempre se lo había imaginado ¿cómo sería? sabía que Sebastián no iba a exhibir la manera en la cual lo devoraba como vulgarmente se hacían algunas ejecuciones pero... ¿Dolería? A veces, cuando estaban en la intimidad y Sebastián probaba su alma, Ciel llegaba incluso a creer que el mayordomo no lo lastimaría jamás. Esa no era la realidad. Sebastián solo quería comerle... Los demonios no tenían sentimientos.
-Tienes razón... -Susurró en un inusual tono triste, mientras veía como Alois comenzaba a retirarle el abrigo. Se le quedó mirando, quieto, sin detenerle para luego sonrojarse furiosamente al sentir los labios del otro en el cuello -¿Qué es ese sueño que hablas, Trancy? -Preguntó, lo más convincente que pudo sonar, comenzando a notar que estaba perdiendo la autoridad poco a poco. El rubio era hipnótico y estaba manejándole como quería. En un movimiento leve, queriendo darle el frente, Ciel movió su cabeza y sin quererlo, rozó los labios de Alois.
Se retrajo como si hubiese probado algún veneno. Sus ojos asustados.
-¿De qué es ese sueño que hablas? ¿Qué tiene que ver conmigo?--Preguntó nuevamente, encajonándose en el rincón del asiento del carruaje. Tenía que recuperar el control de la situación rápidamente...
Re: Centro de Londres
--Te contare… pero antes…--
*Corto la distancia que el otro había ganado, utilizando sus manos atrapo a Ciel por el rostro, sus dedos acariciaban sus sensibles orejas y parte de su azulado cabello; el hecho de que minutos antes rozara sus labios le había provocado, eso y también su actitud: intentar alejarse como si fuera algo “prohibido”
–…¿Lo era?...—se preguntaba en silencio, aun si lo fuera no le importaba, poco le afectaba todo aquello, ¿Por qué le angustiaría romper las normas que otros habían impuesto? Los mismos que ignoraron violarlas personalmente para así, abusando de su posición dallarles física y emocionalmente.
Solo recordaba a Luka como sus único ser querido … solo este lo había amado, en el fondo de su malcriada y sádica personalidad deseaba volver a sentir todo aquello, todo esto le hacia sentir acongojado. Acerco sus labios a los de Ciel y antes de proseguir dijo:
--…Todos esos intrusos no se limitaron en su perversión… no consideraron normas, simplemente actuaron sin compasión… no me interesa esa gente … nada ahora me importa … simplemente actuare como bien desee ignorando sus malditas formalidades … y a ti Ciel…--
No completo su frase, le demostró lo con el acto lo que quería, unió sus labios con los del otro, atreves de ese sincero, tierno y un tanto intenso beso le confeso lo que planeaba: olvidar reglas, exterior, mayordomos; volvería a Ciel ese día lo único importante, después, ya habría tiempo de continuar con su papel de enemigo, intentaría controlarse hasta por supuesto lo derrotara su debilidad “bipolaridad e imprudencia” en el fondo esperaba que para esto faltara mucho rato.
El beso duro pocos segundos, aunque se sintió mas que eso, separándose de este se acomodo a su lado tomando la mano del otro entrelazo sus dedos con los de Ciel --… “se estaría pasando de listo” pensó y rio un poco, tal vez así era, pero no le preocupaba mucho después de todo intentaba ser tierno con el, algo que sin duda le extrañaba pero le agradaba; subió sus pies al asiento de enfrente, sus largas y bien torneadas piernas se podían apreciar claramente, el rubio era en su totalidad un apuesto jovencito, aun para su corta edad, pero todo esto era algo que poco le importaba pues solo lo utilizaba para “escapar” y eso aun le torturaba.
Giro su cabeza y miro al conde, le atraía, su delicado y claro rostro lucia magnifico en conjunto con sus ojos azules, al mirar la marca en su ojo se volvió hacia la ventana, las cortinas se alborotaban debido a un poco de viento que entraba por la ventanilla entre abierta, el aire agitado llevaba las nubes a su merced ocultando al potente sol para luego volverlo a exhibir retirándolas, ahora el calor disminuía.
--Nuestros mayordomos son simplemente unos aprovechados … proponiéndonos semejante pacto como si tuviéremos en ese momento otra opción … a veces he pensado que tal vez sean ellos los que provocan tales desgracias solo para poder comerse las almas … (una burlona risilla salió de Alois) … ¿Qué importa ya? …las cosas serán así siempre…
Sonrió amargamente, pues para el lo peor no era el hecho de morir, si no el rechazo que Claude siempre le mostraba esto era lo que le hacia sentirse miserable. Apretando sus dientes intento apartar los recuerdos de Claude . “hoy solo Ciel será el preferido” pensaba.
No estaba seguro de confesar sus sueño, por esto había dado largas a tal pregunta, no quería revelarlo, sabia que si le contaba todo las cosas no saldrían tan bien, mejor le acosaría un poco mas…
--Tu bello físico no es lo único que me atrae …. Lo es aun mas tu inesperada y ágil mente … tu forma tan soberbia y fría de ser que normalmente domina tu carácter me hace reír para serte sincero … pero cuando noto que a pesar de todo esto eres capaz de sonrojarte me terminas fascinando … después de todo en el fondo debes tener aquel calor que los demonios no poseen … *apretujo su mano* … de verdad quiere inmiscuirse entre mis pensamientos … no son muy parecidos a lo normal …. Pero deberá … ganarse la respuesta … dígame que es le que esta pasando con su resiracion conde?
*con un su índice toco todo el pecho de Ciel y se que do ahí mirando, dispuesto a complacerlo*
*Corto la distancia que el otro había ganado, utilizando sus manos atrapo a Ciel por el rostro, sus dedos acariciaban sus sensibles orejas y parte de su azulado cabello; el hecho de que minutos antes rozara sus labios le había provocado, eso y también su actitud: intentar alejarse como si fuera algo “prohibido”
–…¿Lo era?...—se preguntaba en silencio, aun si lo fuera no le importaba, poco le afectaba todo aquello, ¿Por qué le angustiaría romper las normas que otros habían impuesto? Los mismos que ignoraron violarlas personalmente para así, abusando de su posición dallarles física y emocionalmente.
Solo recordaba a Luka como sus único ser querido … solo este lo había amado, en el fondo de su malcriada y sádica personalidad deseaba volver a sentir todo aquello, todo esto le hacia sentir acongojado. Acerco sus labios a los de Ciel y antes de proseguir dijo:
--…Todos esos intrusos no se limitaron en su perversión… no consideraron normas, simplemente actuaron sin compasión… no me interesa esa gente … nada ahora me importa … simplemente actuare como bien desee ignorando sus malditas formalidades … y a ti Ciel…--
No completo su frase, le demostró lo con el acto lo que quería, unió sus labios con los del otro, atreves de ese sincero, tierno y un tanto intenso beso le confeso lo que planeaba: olvidar reglas, exterior, mayordomos; volvería a Ciel ese día lo único importante, después, ya habría tiempo de continuar con su papel de enemigo, intentaría controlarse hasta por supuesto lo derrotara su debilidad “bipolaridad e imprudencia” en el fondo esperaba que para esto faltara mucho rato.
El beso duro pocos segundos, aunque se sintió mas que eso, separándose de este se acomodo a su lado tomando la mano del otro entrelazo sus dedos con los de Ciel --… “se estaría pasando de listo” pensó y rio un poco, tal vez así era, pero no le preocupaba mucho después de todo intentaba ser tierno con el, algo que sin duda le extrañaba pero le agradaba; subió sus pies al asiento de enfrente, sus largas y bien torneadas piernas se podían apreciar claramente, el rubio era en su totalidad un apuesto jovencito, aun para su corta edad, pero todo esto era algo que poco le importaba pues solo lo utilizaba para “escapar” y eso aun le torturaba.
Giro su cabeza y miro al conde, le atraía, su delicado y claro rostro lucia magnifico en conjunto con sus ojos azules, al mirar la marca en su ojo se volvió hacia la ventana, las cortinas se alborotaban debido a un poco de viento que entraba por la ventanilla entre abierta, el aire agitado llevaba las nubes a su merced ocultando al potente sol para luego volverlo a exhibir retirándolas, ahora el calor disminuía.
--Nuestros mayordomos son simplemente unos aprovechados … proponiéndonos semejante pacto como si tuviéremos en ese momento otra opción … a veces he pensado que tal vez sean ellos los que provocan tales desgracias solo para poder comerse las almas … (una burlona risilla salió de Alois) … ¿Qué importa ya? …las cosas serán así siempre…
Sonrió amargamente, pues para el lo peor no era el hecho de morir, si no el rechazo que Claude siempre le mostraba esto era lo que le hacia sentirse miserable. Apretando sus dientes intento apartar los recuerdos de Claude . “hoy solo Ciel será el preferido” pensaba.
No estaba seguro de confesar sus sueño, por esto había dado largas a tal pregunta, no quería revelarlo, sabia que si le contaba todo las cosas no saldrían tan bien, mejor le acosaría un poco mas…
--Tu bello físico no es lo único que me atrae …. Lo es aun mas tu inesperada y ágil mente … tu forma tan soberbia y fría de ser que normalmente domina tu carácter me hace reír para serte sincero … pero cuando noto que a pesar de todo esto eres capaz de sonrojarte me terminas fascinando … después de todo en el fondo debes tener aquel calor que los demonios no poseen … *apretujo su mano* … de verdad quiere inmiscuirse entre mis pensamientos … no son muy parecidos a lo normal …. Pero deberá … ganarse la respuesta … dígame que es le que esta pasando con su resiracion conde?
*con un su índice toco todo el pecho de Ciel y se que do ahí mirando, dispuesto a complacerlo*
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
¿Porqué estaba huyendo realmente? Ciel no podía dar una excusa verosímil en ese momento. No era realmente el miedo a lo prohibido ya que si de eso se tratara, tampoco tendría un demonio como mayordomo. Refraseando sus pensamientos, no tendría a un demonio como mayordomo que le tomara en ocasiones en las noches, cuando estaba hambriento, para seguir con la fortaleza de terminar su venganza. ¿Era quizá que tenía miedo de verse vulnerable frente a otra persona? Si... Eso era, y más si se tomaba en cuenta que la otra persona era el Conde Trancy, alguien que le causó tantos problemas en su momento.
-¿Pero antes?...-Susurró, callándose al instante, sintiendo el escalofrío recorrer su espina dorsal al sentir las cálidas manos alrededor de su rostro, sus orejas, su cabello. Le escuchó con atención, cerrando los ojos debido al hipnótico toque. Alois parecía saber bien como controlarle, Ciel extrañamente se sentía seguro, a sabiendas que nada podría pasarle, el mismo sentimiento que cuando tenía al frío demonio mayordomo a su lado y sabía que aunque se expusiera a las balas, éstas no le dañarían. El beso, sin embargo, le hizo olvidar todo lo que pensaba.
Sorpresivamente no abrió los ojos. Los breves segundos le parecieron eternos, aún cuando Alois se separó, pudo sentir el calor de su cuerpo, sus labios sobre los suyos. Ni siquiera se había dado cuenta cuando su parche había sido retirado. No se sentía tan cómodo de mostrar el sello de su contrato sin embargo... Con Alois era diferente. El rubio también tenía ese mismo estigma y Ciel por única ocasión creyó en eso que Alois le había dicho una vez en su salón de baile "somos iguales, Ciel" Aún recordaba esas palabras.
Se acomodó en el asiento, cruzando su pierna de forma elegante, volteándose a ver a Alois, su cabello rubio, su cuerpo infantil casi llegando a la adolescencia. ¿Qué tan desesperado habría estado él al momento de hacer su contrato con Claude? ¿Tanto como él cuando conoció a Sebastián? Se dio cuenta de pronto que jamás se lo había preguntado. Nunca habían hablado fuera de las formalidades de una fiesta de sociedad o cuando peleaban. Suspiró en cuanto sintió que el aire viciado de la ciudad desaparecía, aliviado casi de sentirse más liberado, más... natural.
Volteó para escucharle, mirándole seriamente. También lo había pensado, que un demonio era capaz de ponerlos al límite para comer sus almas, pero de ser así...
-Sebastián no lo hizo -Dijo de pronto, notando como Alois se sorprendía -Sería estúpido que él permaneciera hambriento por años con tal de cumplir mi venganza contra él mismo. Aunque... no niego que quizá halla tenido que ver. Nunca se sabe con un demonio, son la oscuridad, la maldad pura, no hacen nada inocentemente, ni siquiera los tratos. La pregunta es... ¿Porqué cierto demonio en específico? ¿Nos escogen? Es algo... que siempre he querido saber -Confesó, mirándole fijamente de nuevo. Escuchándole.
-¿Ah? -DIjo de pronto, saltando ante la mención del rubio de "ganarse su respuesta" -Mi... Mi respiración está bien, Trancy -Respondió toscamente, volteándose a ver hacia afuera de la carroza. Era visible que ya no estaban dentro de las calles atestadas de Londres. -Mi forma de ser... es así porque necesito protegerme yo mismo de todo, incluso de mi mayordomo quien al final solamente está conmigo por consumir mi alma. Somos piezas en el juego de ajedrez de la vida, si no te mueves de forma inteligente en el tablero--Dijo, sin saber porqué acercándose a Alois, gateando sobre el asiento -Terminas siendo eliminado, lentamente quizá, terminan todas las piezas persiguiéndote... y eventualmente, te comerán. He decidido, que eso no me va a pasar a mí. Incluso, si puedo huir del caballero que monta el caballo... Lo haré... --Susurró, acercándose para ser ahora él quien pusiera sus infantiles manos en el rostro de Alois, acariciándole, aceptando que, a pesar de todas las rivalidades, el conde Trancy era un adolescente muy hermoso. Sin decirle más se acercó a él, siendo el que iniciara el beso esta vez.
¿Alois quería que se ganara su respuesta?
Ciel estaba dispuesto a ello.
Un Phantomhive nunca negaba un reto.
-¿Pero antes?...-Susurró, callándose al instante, sintiendo el escalofrío recorrer su espina dorsal al sentir las cálidas manos alrededor de su rostro, sus orejas, su cabello. Le escuchó con atención, cerrando los ojos debido al hipnótico toque. Alois parecía saber bien como controlarle, Ciel extrañamente se sentía seguro, a sabiendas que nada podría pasarle, el mismo sentimiento que cuando tenía al frío demonio mayordomo a su lado y sabía que aunque se expusiera a las balas, éstas no le dañarían. El beso, sin embargo, le hizo olvidar todo lo que pensaba.
Sorpresivamente no abrió los ojos. Los breves segundos le parecieron eternos, aún cuando Alois se separó, pudo sentir el calor de su cuerpo, sus labios sobre los suyos. Ni siquiera se había dado cuenta cuando su parche había sido retirado. No se sentía tan cómodo de mostrar el sello de su contrato sin embargo... Con Alois era diferente. El rubio también tenía ese mismo estigma y Ciel por única ocasión creyó en eso que Alois le había dicho una vez en su salón de baile "somos iguales, Ciel" Aún recordaba esas palabras.
Se acomodó en el asiento, cruzando su pierna de forma elegante, volteándose a ver a Alois, su cabello rubio, su cuerpo infantil casi llegando a la adolescencia. ¿Qué tan desesperado habría estado él al momento de hacer su contrato con Claude? ¿Tanto como él cuando conoció a Sebastián? Se dio cuenta de pronto que jamás se lo había preguntado. Nunca habían hablado fuera de las formalidades de una fiesta de sociedad o cuando peleaban. Suspiró en cuanto sintió que el aire viciado de la ciudad desaparecía, aliviado casi de sentirse más liberado, más... natural.
Volteó para escucharle, mirándole seriamente. También lo había pensado, que un demonio era capaz de ponerlos al límite para comer sus almas, pero de ser así...
-Sebastián no lo hizo -Dijo de pronto, notando como Alois se sorprendía -Sería estúpido que él permaneciera hambriento por años con tal de cumplir mi venganza contra él mismo. Aunque... no niego que quizá halla tenido que ver. Nunca se sabe con un demonio, son la oscuridad, la maldad pura, no hacen nada inocentemente, ni siquiera los tratos. La pregunta es... ¿Porqué cierto demonio en específico? ¿Nos escogen? Es algo... que siempre he querido saber -Confesó, mirándole fijamente de nuevo. Escuchándole.
-¿Ah? -DIjo de pronto, saltando ante la mención del rubio de "ganarse su respuesta" -Mi... Mi respiración está bien, Trancy -Respondió toscamente, volteándose a ver hacia afuera de la carroza. Era visible que ya no estaban dentro de las calles atestadas de Londres. -Mi forma de ser... es así porque necesito protegerme yo mismo de todo, incluso de mi mayordomo quien al final solamente está conmigo por consumir mi alma. Somos piezas en el juego de ajedrez de la vida, si no te mueves de forma inteligente en el tablero--Dijo, sin saber porqué acercándose a Alois, gateando sobre el asiento -Terminas siendo eliminado, lentamente quizá, terminan todas las piezas persiguiéndote... y eventualmente, te comerán. He decidido, que eso no me va a pasar a mí. Incluso, si puedo huir del caballero que monta el caballo... Lo haré... --Susurró, acercándose para ser ahora él quien pusiera sus infantiles manos en el rostro de Alois, acariciándole, aceptando que, a pesar de todas las rivalidades, el conde Trancy era un adolescente muy hermoso. Sin decirle más se acercó a él, siendo el que iniciara el beso esta vez.
¿Alois quería que se ganara su respuesta?
Ciel estaba dispuesto a ello.
Un Phantomhive nunca negaba un reto.
Re: Centro de Londres
Se rindió un poco cuando recibió aquella respuesta tajante, sin embargo le seguía escuchando; estaba de acuerdo con él, de prueba estaban las secretas noticias que solo unos cuantos lograban conocer, alguna traición hacia reyes de diferente patria, ser, nobleza, cobardía, maldad, sabiduría fueran como fueran eran traicionados repentinamente por miembros de su familia, en un acto vulgar y lleno de envidia caían asesinados a merced de su mano derecha o sus supuestos guardianes que aprovechaban un solo descuido.
Le intrigo la forma en que el otro se comenzaba a acercar, sonrió levemente mientras meditaba cada palabra que escuchaba; “lucia lindo” pensó, mientras le veía acercarse a gatas; su corazón se acelero al sentir las pequeñas y suaves manos del otro sobre él, un golpe de adrenalina combinada con curiosidad se incrusto en su pecho, sabia que algo interesante pasaría, se lo había confirmado el hecho de que Ciel subiera al carruaje momentos antes sin objetar, pese a que esto significaba el quedarse ambos a solas; permaneció inmóvil, esperando, quería ver hasta donde era capaz de llegar. Casi de inmediato lo descubrió, sintió los húmedos labios del conde sobre los suyos, sus ojos le miraban fijamente, aquello le gustaba, ladeo un poco la cabeza incrementando aquel beso, el dulce néctar de sus labios era suyo en esos momentos, sus lenguas se tocaron provocándole un golpe de sensaciones casi enloquecedoras, le tomo por la cintura, abrazándolo continuo con el beso y en un hábil movimiento le recostó con cuidado sobre el asiento subiendo en el se separo un poco para susurrarle.
-… yo se que ninguno es confiable a estas alturas … pero te confesare algo Ciel *inclino un poco su rostro para hablarle al oído* … en estos momentos mis intenciones nada tienen que ver con lastimarle … *le miro de nuevo de frente, tomando delicadamente con su mano diestra la del otro* … lo único que me gustaría seria poder ver algo en ti que nunca mas he admirado antes … *soltando la cintura del conde que sujetaba con su mano izquierda, se abrió paso dejando a relucir la piel del cuello y parte del pecho y hombro del otro* … conozco tu frialdad .. *humedeció sus labios rozándolos con su lengua para así comenzar a besar lentamente su cuello* … tu hábil mente … *continuo hasta toparse con su blanco hombro utilizando parte de su lengua continuo* … tu rabia … *bajo* …tu timidez *con un gesto cálido regreso hasta su rostro para besar su frente* … pero nunca he visto … una sonrisa genuina y de alegría en ti ...*se acerco a sus labios* dime Ciel… ¿me permitirías intentar provocarla? ….
Se acerco despacio, con ansias de volver a probarlos.
Le intrigo la forma en que el otro se comenzaba a acercar, sonrió levemente mientras meditaba cada palabra que escuchaba; “lucia lindo” pensó, mientras le veía acercarse a gatas; su corazón se acelero al sentir las pequeñas y suaves manos del otro sobre él, un golpe de adrenalina combinada con curiosidad se incrusto en su pecho, sabia que algo interesante pasaría, se lo había confirmado el hecho de que Ciel subiera al carruaje momentos antes sin objetar, pese a que esto significaba el quedarse ambos a solas; permaneció inmóvil, esperando, quería ver hasta donde era capaz de llegar. Casi de inmediato lo descubrió, sintió los húmedos labios del conde sobre los suyos, sus ojos le miraban fijamente, aquello le gustaba, ladeo un poco la cabeza incrementando aquel beso, el dulce néctar de sus labios era suyo en esos momentos, sus lenguas se tocaron provocándole un golpe de sensaciones casi enloquecedoras, le tomo por la cintura, abrazándolo continuo con el beso y en un hábil movimiento le recostó con cuidado sobre el asiento subiendo en el se separo un poco para susurrarle.
-… yo se que ninguno es confiable a estas alturas … pero te confesare algo Ciel *inclino un poco su rostro para hablarle al oído* … en estos momentos mis intenciones nada tienen que ver con lastimarle … *le miro de nuevo de frente, tomando delicadamente con su mano diestra la del otro* … lo único que me gustaría seria poder ver algo en ti que nunca mas he admirado antes … *soltando la cintura del conde que sujetaba con su mano izquierda, se abrió paso dejando a relucir la piel del cuello y parte del pecho y hombro del otro* … conozco tu frialdad .. *humedeció sus labios rozándolos con su lengua para así comenzar a besar lentamente su cuello* … tu hábil mente … *continuo hasta toparse con su blanco hombro utilizando parte de su lengua continuo* … tu rabia … *bajo* …tu timidez *con un gesto cálido regreso hasta su rostro para besar su frente* … pero nunca he visto … una sonrisa genuina y de alegría en ti ...*se acerco a sus labios* dime Ciel… ¿me permitirías intentar provocarla? ….
Se acerco despacio, con ansias de volver a probarlos.
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
Ciel se sorprendió bastante consigo mismo. Había primero que nada, aceptado una invitación de aquél que abiertamente decía que quería matarle o "adueñarse de él." Invitación que implicaba el quedarse ambos completamente solos, sin ayuda alguna de sus mayordomos. Y ahora que estaba besándolo, Ciel se sorprendía porque había querido tomarlo como un juego, un reto, algo que estaba "obligado" a hacer para quedar bien con Alois, para sacarle sus verdaderas intenciones, conocer su sueño, su secreto. Pero en realidad estaba disfrutando su "deber," rayando en la línea del "debo de hacerlo" y el "quiero hacerlo"
Ciel solamente rogaba que no estuviera siendo demasiado obvio y Alois se diera cuenta.
El beso leve en un principio, se intensificó sin que Ciel se diera cuenta, temblando visiblemente entre los brazos seguros de Alois que le tocaban y abriendo su boca, respondiendo a las necesidades de los ambos casi adolescentes y, quejándose débilmente por el cambio de posición. No le retiró, simplemente se relajó en el asiento, quizá rogando que el conductor no se fuera a detener y abrir la puerta en ese momento.
Escuchó sus palabras, asintiendo con él. Ambos niños, no eran niños inocentes. Habían sufrido dolores indecibles, insportables incluso para algún adulto y sin embargo seguían ahí. Fuertes como robles y bailando la Danza Macabra en cada esquina donde se encontraban. Y ahí estaban, Ciel dejándose dominar, temblando ante las palabras de Alois, dejando que acariciase sus manos.
Sin saber cómo o porqué, Ciel se encontró con medio saco fuera, su camisa desabrochada y una respiración sumamente agitada bajo el peso de Alois. Estaba sonrojado y... La pregunta del rubio le descolocó.
-Yo ya no sé sonreír. -Le aceptó, jadeante. Sus manos entonces pasaron al abrigo de Alois, comenzando a desabrocharlo y no pudiendo resistir más, desabrochar su camisa y lanzarse sobre su pecho, su cuello, probando su dulce y tersa piel. -Pero... Puedes intentarlo, quizá nos llevemos una sorpresa. Ambos. -Concedió, sus manos tocando la cintura del rubio, sintiendo su suave piel.
Ciel solamente rogaba que no estuviera siendo demasiado obvio y Alois se diera cuenta.
El beso leve en un principio, se intensificó sin que Ciel se diera cuenta, temblando visiblemente entre los brazos seguros de Alois que le tocaban y abriendo su boca, respondiendo a las necesidades de los ambos casi adolescentes y, quejándose débilmente por el cambio de posición. No le retiró, simplemente se relajó en el asiento, quizá rogando que el conductor no se fuera a detener y abrir la puerta en ese momento.
Escuchó sus palabras, asintiendo con él. Ambos niños, no eran niños inocentes. Habían sufrido dolores indecibles, insportables incluso para algún adulto y sin embargo seguían ahí. Fuertes como robles y bailando la Danza Macabra en cada esquina donde se encontraban. Y ahí estaban, Ciel dejándose dominar, temblando ante las palabras de Alois, dejando que acariciase sus manos.
Sin saber cómo o porqué, Ciel se encontró con medio saco fuera, su camisa desabrochada y una respiración sumamente agitada bajo el peso de Alois. Estaba sonrojado y... La pregunta del rubio le descolocó.
-Yo ya no sé sonreír. -Le aceptó, jadeante. Sus manos entonces pasaron al abrigo de Alois, comenzando a desabrocharlo y no pudiendo resistir más, desabrochar su camisa y lanzarse sobre su pecho, su cuello, probando su dulce y tersa piel. -Pero... Puedes intentarlo, quizá nos llevemos una sorpresa. Ambos. -Concedió, sus manos tocando la cintura del rubio, sintiendo su suave piel.
Re: Centro de Londres
No pudo evitar dejar salir un débil gemido provocado por los jugosos labios del otro entre su piel, sus manos tocándole avivaban mas sus sensaciones, su deseo, su excitación. Le miraba contemplándole, “era perfecto” pensaba en silencio, “¿Cómo alguien se había atrevido a herirle?” le acariciaba con dulzura los sedosos flequillos azulados que caían agraciando el rostro de Ciel.
- … de haber sido distinto … si … tal vez …
Dijo de forma inconsciente. Rozo suavemente su nariz con la suya para luego besarle con cariño. Aparto de encima su propio abrigo, abriendo completamente su camisa tomo las manos del otro colocándolas en la parte de su espalda baja, le gustaba sentirlas, no las deseaba apartar.
“si… tal vez … no tendríamos que ser enemigos” pensó, probando mas y mas el adictivo sabor de los labios de su acompañante, robándole casi por completo el aliento.
Sabíade antemano que la felicidad no solo se encontraba en esto, que incluso algunas caricias podrían atacar dejando herido al que las sintiera, pero eso no pasaría esta vez, se aseguraría de que Ciel Phantomhive disfrutara plácidamente. Se abrió paso entre su pecho blanco,lo palpo cálidamente, lo beso, su piel estaba un tanto templada, exquisita , acaricio sus costados, su cintura, su abdomen; el cuerpo de Ciel firme, suave, seductor, no lo pudo soportar tenia que probarlo, de forma cuidadosa y gentil comenzó, ahora su boca trabajaba para Ciel incrementando sus sensaciones, volvió a su boca.
El carruaje paro de pronto, se alejo momentáneamente de sus labios sin bajar de él escuchaba atentamente cada pisada del conductor; pero que estúpido, se había dado cuenta claramente de que el ritmo del carruaje bajaba y lo había ignorado; con su pie impidió siquiera que existiera la posibilidad de que el extraño entrase, levanto un poco la vista -¡Diablos!- musito, afuera le parecía completamente extraño, era un hecho les habían llevado a otra parte. Trono la boca, primero por que le fastidiaba tener que dejar a Ciel y sus caricias en conjunto, segundo, le encolerizaba tanto el hecho de que le traicionara.
Acaricio la mejilla del conde en un acto tierno, para luego antes de levantarse pedirle.
- Ciel … estate tranquilo … te prometí que conmigo estarías cómodo … *sonrió* no dejare que nadie se atreva a osar siquiera colocarte un dedo encima … te lo prometo
Le beso débilmente, para luego con sigilo asomarse levemente por la cortina que ahora impedía ver hacia dentro. “No dejaría que ni los sujetos de afuera ni sus mayordomos le arrancaran a Ciel de su lado este día”, se sorprendió causándole una pequeña risa, era curioso, estaba dispuesto a defender a su ya nombrado casi “enemigo”.Concentrándose nuevamente afuera, evadió todo.
Alois sabia que su acompañante podría defenderseincluso sin la ayuda de su mayordomo “Sebastián”, siempre había sido un sobreviviente y le hacia honor al hecho de ser un Phantomhive. Si, él mismo era un fiel testigo de todo esto pero el motivo por lo cual le había casi jurado que le cuidaría, eran las sensaciones que percibió al haberlo tenido entre sus brazos, el calor, las carisias, un poco de su entrega; si, era un hecho su necesitada necesidad “de calor, de intimidad, de ¿afecto?” le doblegaba nuevamente, en alguna parte de su ser eso le disgustaba
. Ese día Ciel se convirtió para el rubio en su “cómplice de juegos”, no dejaría que lastimaran al que ahora le provocaba nuevas y extrañas sensaciones en su interior. Y aunque no lo admitiera, estas, estaban haciéndole bajar la guardia poniéndole como único fin lograr ver esa sonrisa genuina en el otro pero claro, eso no le arrebataba estar atento ante cualquier nueva “traición”.
Afuera pudo distinguir a dos hombres discutiendo, uno de ellos, el conductor; intento escuchar su conversación no le fue posible oírlos muy bien. ¿De que se trataba, de algún intento de secuestro? Se preguntaba, después de todo no hablaban de simples chiquillos, si no de condes, de nobleza. Miro la bolsa seguramente llena de monedas de oro que le entregaban al despreciable hombre que les había cambiado el rumbo. Saco de entre alguna parte de su pierna una delgada y filosa daga que siempre llevaba con él, le gustaba más que cualquier otra cosa, esta era algo que ninguno se esperaba, con ella había herido a muchas personas odiadas entre ellos Hannah sus rostros de sorpresa al ser heridos de la nada alimentaban su malicia y su ingenio.
Giro el rostro cerrándole un ojo al otro intentando suavizar el tenso ambiente para luego susurrarle.
-tenemos que escapar…
Todo esto aumentaba su excitación, en el exterior estaba esos hombres y eran fuertes sin embargo la fuerza bruta jamás derrotaba un hábil mente y aquí…habían dos.
- … de haber sido distinto … si … tal vez …
Dijo de forma inconsciente. Rozo suavemente su nariz con la suya para luego besarle con cariño. Aparto de encima su propio abrigo, abriendo completamente su camisa tomo las manos del otro colocándolas en la parte de su espalda baja, le gustaba sentirlas, no las deseaba apartar.
“si… tal vez … no tendríamos que ser enemigos” pensó, probando mas y mas el adictivo sabor de los labios de su acompañante, robándole casi por completo el aliento.
Sabíade antemano que la felicidad no solo se encontraba en esto, que incluso algunas caricias podrían atacar dejando herido al que las sintiera, pero eso no pasaría esta vez, se aseguraría de que Ciel Phantomhive disfrutara plácidamente. Se abrió paso entre su pecho blanco,lo palpo cálidamente, lo beso, su piel estaba un tanto templada, exquisita , acaricio sus costados, su cintura, su abdomen; el cuerpo de Ciel firme, suave, seductor, no lo pudo soportar tenia que probarlo, de forma cuidadosa y gentil comenzó, ahora su boca trabajaba para Ciel incrementando sus sensaciones, volvió a su boca.
El carruaje paro de pronto, se alejo momentáneamente de sus labios sin bajar de él escuchaba atentamente cada pisada del conductor; pero que estúpido, se había dado cuenta claramente de que el ritmo del carruaje bajaba y lo había ignorado; con su pie impidió siquiera que existiera la posibilidad de que el extraño entrase, levanto un poco la vista -¡Diablos!- musito, afuera le parecía completamente extraño, era un hecho les habían llevado a otra parte. Trono la boca, primero por que le fastidiaba tener que dejar a Ciel y sus caricias en conjunto, segundo, le encolerizaba tanto el hecho de que le traicionara.
Acaricio la mejilla del conde en un acto tierno, para luego antes de levantarse pedirle.
- Ciel … estate tranquilo … te prometí que conmigo estarías cómodo … *sonrió* no dejare que nadie se atreva a osar siquiera colocarte un dedo encima … te lo prometo
Le beso débilmente, para luego con sigilo asomarse levemente por la cortina que ahora impedía ver hacia dentro. “No dejaría que ni los sujetos de afuera ni sus mayordomos le arrancaran a Ciel de su lado este día”, se sorprendió causándole una pequeña risa, era curioso, estaba dispuesto a defender a su ya nombrado casi “enemigo”.Concentrándose nuevamente afuera, evadió todo.
Alois sabia que su acompañante podría defenderseincluso sin la ayuda de su mayordomo “Sebastián”, siempre había sido un sobreviviente y le hacia honor al hecho de ser un Phantomhive. Si, él mismo era un fiel testigo de todo esto pero el motivo por lo cual le había casi jurado que le cuidaría, eran las sensaciones que percibió al haberlo tenido entre sus brazos, el calor, las carisias, un poco de su entrega; si, era un hecho su necesitada necesidad “de calor, de intimidad, de ¿afecto?” le doblegaba nuevamente, en alguna parte de su ser eso le disgustaba
. Ese día Ciel se convirtió para el rubio en su “cómplice de juegos”, no dejaría que lastimaran al que ahora le provocaba nuevas y extrañas sensaciones en su interior. Y aunque no lo admitiera, estas, estaban haciéndole bajar la guardia poniéndole como único fin lograr ver esa sonrisa genuina en el otro pero claro, eso no le arrebataba estar atento ante cualquier nueva “traición”.
Afuera pudo distinguir a dos hombres discutiendo, uno de ellos, el conductor; intento escuchar su conversación no le fue posible oírlos muy bien. ¿De que se trataba, de algún intento de secuestro? Se preguntaba, después de todo no hablaban de simples chiquillos, si no de condes, de nobleza. Miro la bolsa seguramente llena de monedas de oro que le entregaban al despreciable hombre que les había cambiado el rumbo. Saco de entre alguna parte de su pierna una delgada y filosa daga que siempre llevaba con él, le gustaba más que cualquier otra cosa, esta era algo que ninguno se esperaba, con ella había herido a muchas personas odiadas entre ellos Hannah sus rostros de sorpresa al ser heridos de la nada alimentaban su malicia y su ingenio.
Giro el rostro cerrándole un ojo al otro intentando suavizar el tenso ambiente para luego susurrarle.
-tenemos que escapar…
Todo esto aumentaba su excitación, en el exterior estaba esos hombres y eran fuertes sin embargo la fuerza bruta jamás derrotaba un hábil mente y aquí…habían dos.
Alois Trancy- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/05/2011
Re: Centro de Londres
--Calla... --Fue la casi orden de Ciel. Él más que nadie sabía de esos pensamientos, esos sentimientos...
De haber sido distinto...
De haber sido distinto quizá el fuese un chiquillo caprichoso como Alois, quizá estaría ahora con él, riendo, agarrado de la mano del Conde Trancy mientras cruzaban la ciudad en busca de dulces, travesuras, juguetes... Cumpliendo quizá todas las expectativas que todos los nobles tenían al verles. "Los dos pobres condes, agobiados por su vida, ah.. los niños inocentes jugando a la política" Estúpidos adultos que no conocían nada de ellos.
No quería pues adentrarse en el hubiera, pues el hubiera no existe... Solo tenían el presente; su presente y nada más. Tendrían que edificar cualquier cosa en base a esos cimientos rotos... Pero para Ciel, ya no había segunda oportunidad. ¿Cómo edificar algo en unos cimientos que ya tenían una bomba de tiempo en ellos? ¿Para qué construir algo que iba a caerse sin tener siquiera opción a evitarse?
Tal vez en otro entonces Alois... tu y yo...
Fue el único pensamiento que se permitió Ciel, cerrando los ojos y besándole, abandonándose ante la sensación de la piel de terciopelo bajo sus palmas; dejándose tocar por las que ya notaba como manos expertas. Jadeó, notando como Alois probaba su piel, cómo los besos demandantes del rubio subían hasta adueñarse de su boca, intoxicantes, haciéndole perder la razón.
--¿Qué es lo que pasa? --Preguntó al sentir cómo el carruaje se detenía de forma brusca. Los ojos de Alois vívidos, buscando algo. --¿Qué acaso esto...? --Preguntó Ciel, frunciendo el cejo, pensando que el rubio le había traicionado, casi imaginando de pronto al mayordomo araña abriendo la puerta sin embargo... Notó la molestia en Alois, sintió la caricia en la mejilla y le escuchó. No, no le había traicionado. Un alivio recorrió su cuerpo, sonriéndole de regreso, estúpidamente contento por saber que podía confiar en él.
--¿Qué demonios es lo que está pasando? --Preguntó, no con su usual tono altivo, sino con algo de urgencia, quizá... Solo quizá algo de temor en la voz. Se imaginaba lo peor. Le devolvió el rápido beso, ambos sabían que cualquier problema podría ser terminado en segundos con tan solo una orden, pero en las pupilas de Alois lo vió también... No querían llamar a sus mayordomos, no querían que les viniesen a recoger... Por primera vez querían estar solos y querían resolver solos un problema. Ellos dos eran muy inteligentes y capaces de salir de cualquier situación. ¿Eso era el atisbo de lo que sería una alianza quizá?
--Lo supuse... ¿No puedes invitarme alguna vez a hacer algo que no nos traiga problemas? --Preguntó con una media sonrisa, abrochándose su camisa y acompañando a Alois a atisbar en el cristal. --Correr, o enfrentarlos... Tu decide, yo te sigo con el plan --Dijo, pensando qué hacer.
Ambos planes tendrían complicaciones, si los enfrentaran, tendrían que buscar la manera de dejar a ambos hombres incapacitados casi de inmediato, porque a pesar de ser poderosos y por mucho que le costara aceptarlo, Ciel y Alois eran niños con atisbos de adolescentes.
Si corrían, debían hacerlo rápido y esconderse, ya que irían por ellos y sus captores tenían la ventaja de conocer el terreno. ¿Qué hacer?
--Pelear... y luego; correr...-Susurró para sí, comenzando a pensar ya de forma analítica. Tendría que ser en ese orden si querían que funcionara. Posó su mano en el hombro de Alois, esperando que el rubio estuviera de acuerdo con ese plan.
De haber sido distinto...
De haber sido distinto quizá el fuese un chiquillo caprichoso como Alois, quizá estaría ahora con él, riendo, agarrado de la mano del Conde Trancy mientras cruzaban la ciudad en busca de dulces, travesuras, juguetes... Cumpliendo quizá todas las expectativas que todos los nobles tenían al verles. "Los dos pobres condes, agobiados por su vida, ah.. los niños inocentes jugando a la política" Estúpidos adultos que no conocían nada de ellos.
No quería pues adentrarse en el hubiera, pues el hubiera no existe... Solo tenían el presente; su presente y nada más. Tendrían que edificar cualquier cosa en base a esos cimientos rotos... Pero para Ciel, ya no había segunda oportunidad. ¿Cómo edificar algo en unos cimientos que ya tenían una bomba de tiempo en ellos? ¿Para qué construir algo que iba a caerse sin tener siquiera opción a evitarse?
Tal vez en otro entonces Alois... tu y yo...
Fue el único pensamiento que se permitió Ciel, cerrando los ojos y besándole, abandonándose ante la sensación de la piel de terciopelo bajo sus palmas; dejándose tocar por las que ya notaba como manos expertas. Jadeó, notando como Alois probaba su piel, cómo los besos demandantes del rubio subían hasta adueñarse de su boca, intoxicantes, haciéndole perder la razón.
--¿Qué es lo que pasa? --Preguntó al sentir cómo el carruaje se detenía de forma brusca. Los ojos de Alois vívidos, buscando algo. --¿Qué acaso esto...? --Preguntó Ciel, frunciendo el cejo, pensando que el rubio le había traicionado, casi imaginando de pronto al mayordomo araña abriendo la puerta sin embargo... Notó la molestia en Alois, sintió la caricia en la mejilla y le escuchó. No, no le había traicionado. Un alivio recorrió su cuerpo, sonriéndole de regreso, estúpidamente contento por saber que podía confiar en él.
--¿Qué demonios es lo que está pasando? --Preguntó, no con su usual tono altivo, sino con algo de urgencia, quizá... Solo quizá algo de temor en la voz. Se imaginaba lo peor. Le devolvió el rápido beso, ambos sabían que cualquier problema podría ser terminado en segundos con tan solo una orden, pero en las pupilas de Alois lo vió también... No querían llamar a sus mayordomos, no querían que les viniesen a recoger... Por primera vez querían estar solos y querían resolver solos un problema. Ellos dos eran muy inteligentes y capaces de salir de cualquier situación. ¿Eso era el atisbo de lo que sería una alianza quizá?
--Lo supuse... ¿No puedes invitarme alguna vez a hacer algo que no nos traiga problemas? --Preguntó con una media sonrisa, abrochándose su camisa y acompañando a Alois a atisbar en el cristal. --Correr, o enfrentarlos... Tu decide, yo te sigo con el plan --Dijo, pensando qué hacer.
Ambos planes tendrían complicaciones, si los enfrentaran, tendrían que buscar la manera de dejar a ambos hombres incapacitados casi de inmediato, porque a pesar de ser poderosos y por mucho que le costara aceptarlo, Ciel y Alois eran niños con atisbos de adolescentes.
Si corrían, debían hacerlo rápido y esconderse, ya que irían por ellos y sus captores tenían la ventaja de conocer el terreno. ¿Qué hacer?
--Pelear... y luego; correr...-Susurró para sí, comenzando a pensar ya de forma analítica. Tendría que ser en ese orden si querían que funcionara. Posó su mano en el hombro de Alois, esperando que el rubio estuviera de acuerdo con ese plan.
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