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Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
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Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Mierda, mierda y mierda, el viejo de verdad hablaba en serio cuando le había dicho que en cuanto acabase su entrenamiento debería volver al colegio; no había tardado ni dos días en enviarle a un piso franco que los exorcistas poseían en Londres para que asistiese a una prestigiosa escuela de la gran ciudad... escuela, por muy prestigiosa que fuese, una maldita escuela para críos.
Marc suspiró mientras caminaba desganadamente por las calles camino del dichoso colegio con las manos enterradas en los bolsillos, verdaderamente cansado de estudiar incluso antes de haber empezado. Nunca había sido bueno memorizando, y odiaba el colegio mucho antes de dejar los estudios... conque ahora que ya había aprendido todo lo que él consideraba necesario para moverse por el mundo y sobrevivir le resultaba aún más como una patada en el trasero.
Rumiando para sí la senilidad de su padre adoptivo Marc llegó por fin frente a la verja que se abría a unos amplios jardines cuyo camino central conducía a un enorme y antiguo edificio que se suponía era aquel remilgado colegio.
Para alguien tan informal como Marc estaba seguro su estancia se le haría un infierno, más aún por la cantidad de niños nobles ególatras y altivos que se burlaría vilmente de él por ser mucho mayor que ellos y saber infinitamente menos... era sencillamente un panorama esperanzador y delicioso, pero maldita fuese si tuviese otra opción. No la tenía en absoluto, debía acudir a aquella escuela y superar los estudios, así como después ir a un dichoso instituto y hacer lo mismo... no veía la hora de que apareciese algún demonio u ocurriese alguna catástrofe de alguna clase para poder escabullirse de toda aquella mierda que todavía ni siquiera había empezado...
Para empeorar las cosas le habían dicho que por ser un "caso especial" (palabras que a Marc le habían sonado como "idiota descerebrado") debería tener clases "especiales", es decir, clases particulares con un profesor que únicamente le atendería a él y crearía tutorías y planes de estudio única y exclusivamente para él.
Con lo cual Marc ya se imaginaba teniendo que aguantar en directo y únicamente dirigido a él todo el rollo de un profesor sesentón y arrugado durante las seis malditas horas de la mañana completas. Era perfecto, sencillamente perfecto...
Rezumando mal humor el joven cruzó los jardines y penetró en la aún vacía escuela (se había asegurado de llegar antes que todos los críos para poder ocultarse cuanto antes en su "clase especial"), yendo directamente a recepción donde un jovencito de como mucho veinte años le indicó el lugar donde debería tomar las clases "el Señor Marcus Hightsky", haciendo que Marc sólo contuviese la risa por respeto al muchacho... y por el delicioso culito que poseía y no se contuvo de admirar cuando pasó de lado, haciendo que el recepcionista se removiese ligeramente inquieto en el asiento ante su seductora y fija inspección.
Pensando que podía no estar tan mal la estancia como había pensado en un principio en vista de las "vistas" que podría tener todo el año, Marc no tardó mucho en encontrar la clase, entrando y cerrando la puerta tras de sí, procediendo a inspeccionarla con desgana.
Era un aula pequeña, casi únicamente seis metros de largo y cuatro de ancho, con una pequeña pizarra y cuatro pupitres con sus respectivas sillas disgregados de tal manera que se pudiese pasar por el centro de la diminuta clase.
Resoplando, Marc fue a sentarse a la silla de la derecha más lejana de la pizarra y por tanto del profesor, a sabiendas aún así que estaría el solo allí, disponiendose a esperar con infinita impaciencia la llegada del sesentón amargado...
Marc suspiró mientras caminaba desganadamente por las calles camino del dichoso colegio con las manos enterradas en los bolsillos, verdaderamente cansado de estudiar incluso antes de haber empezado. Nunca había sido bueno memorizando, y odiaba el colegio mucho antes de dejar los estudios... conque ahora que ya había aprendido todo lo que él consideraba necesario para moverse por el mundo y sobrevivir le resultaba aún más como una patada en el trasero.
Rumiando para sí la senilidad de su padre adoptivo Marc llegó por fin frente a la verja que se abría a unos amplios jardines cuyo camino central conducía a un enorme y antiguo edificio que se suponía era aquel remilgado colegio.
Para alguien tan informal como Marc estaba seguro su estancia se le haría un infierno, más aún por la cantidad de niños nobles ególatras y altivos que se burlaría vilmente de él por ser mucho mayor que ellos y saber infinitamente menos... era sencillamente un panorama esperanzador y delicioso, pero maldita fuese si tuviese otra opción. No la tenía en absoluto, debía acudir a aquella escuela y superar los estudios, así como después ir a un dichoso instituto y hacer lo mismo... no veía la hora de que apareciese algún demonio u ocurriese alguna catástrofe de alguna clase para poder escabullirse de toda aquella mierda que todavía ni siquiera había empezado...
Para empeorar las cosas le habían dicho que por ser un "caso especial" (palabras que a Marc le habían sonado como "idiota descerebrado") debería tener clases "especiales", es decir, clases particulares con un profesor que únicamente le atendería a él y crearía tutorías y planes de estudio única y exclusivamente para él.
Con lo cual Marc ya se imaginaba teniendo que aguantar en directo y únicamente dirigido a él todo el rollo de un profesor sesentón y arrugado durante las seis malditas horas de la mañana completas. Era perfecto, sencillamente perfecto...
Rezumando mal humor el joven cruzó los jardines y penetró en la aún vacía escuela (se había asegurado de llegar antes que todos los críos para poder ocultarse cuanto antes en su "clase especial"), yendo directamente a recepción donde un jovencito de como mucho veinte años le indicó el lugar donde debería tomar las clases "el Señor Marcus Hightsky", haciendo que Marc sólo contuviese la risa por respeto al muchacho... y por el delicioso culito que poseía y no se contuvo de admirar cuando pasó de lado, haciendo que el recepcionista se removiese ligeramente inquieto en el asiento ante su seductora y fija inspección.
Pensando que podía no estar tan mal la estancia como había pensado en un principio en vista de las "vistas" que podría tener todo el año, Marc no tardó mucho en encontrar la clase, entrando y cerrando la puerta tras de sí, procediendo a inspeccionarla con desgana.
Era un aula pequeña, casi únicamente seis metros de largo y cuatro de ancho, con una pequeña pizarra y cuatro pupitres con sus respectivas sillas disgregados de tal manera que se pudiese pasar por el centro de la diminuta clase.
Resoplando, Marc fue a sentarse a la silla de la derecha más lejana de la pizarra y por tanto del profesor, a sabiendas aún así que estaría el solo allí, disponiendose a esperar con infinita impaciencia la llegada del sesentón amargado...
Marcus- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Localización : Donde halla traseros bien firmes y hermosos...
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Kotetsu tenía un alumno especial.
Ese ciclo escolar, el profesor tenía que hacerse cargo del grupo de apoyo de la escuela y no se quejaba. Le encantaba ver a aquellos chicos que tenían problemas aprendiendo ya que siempre que entendían alguna clase y podían seguir a la par que sus compañeros, ponían una sonrisa que iluminaba el corazón entero del joven maestro. Ese día se había puesto su pantalón negro, su acostumbrada camisa verde agua y su chaleco beige, la corbata iba al mismo tono que el pantalón y una boina beige con verde adornaba su cabeza. Caminaba entre las aulas y saludaba a todos los chicos que conocía. Kotetsu era un maestro entregado a la profesión y los niños se lo agradecían con creces, al igual que padres y compañeros educadores.
Cuando llegó a la sala de profesores, fue advertido que, a petición de un señor adinerado, su clase especial solo sería de un solo alumno. No entendió mucho del porqué esa petición, solo le dijeron que debía poner cuidado extra con el joven que le tocaría educar y que todos los compañeros tenían su fe en que Kotetsu haría su mejor esfuerzo y sacaría adelante la clase.
Eso me suena a alumno problema. Pensó para si el moreno, pero se encogió de hombros y caminó lo que restaba del pasillo hasta llegar a las escaleras que le llevaban al tercer piso. Era la única aula ocupada y por lo tanto, la clase se aislaba. Nadie subía a interrumpir usualmente ya que sabían que la enseñanza tenía que ser intensa para aquellos con problemas de aprendizaje. Cuando llegó a la puerta, Kotetsu suspiró, nervioso. Siempre los nuevos alumnos significaban un nuevo reto para él y trataba de dar la mejor impresión a su entrada al aula. Guardó el libro bajo el brazo y se acomodó la boina, poniendo una enorme sonrisa mientras deslizaba la puerta corrediza del aula. Entró con paso firme, observando al chico que le habían asignado. Vio el "problema" de inmediato. Era bastante mayor para todos aquellos que estudiaban en el instituto. No retiró la sonrisa de su rostro, acercándose al chico hasta quedar justo frente a él y extendiéndole la mano.
--Bienvenido a la Academia Winchester --Dijo con su grave y amable tono de voz. --A partir de hoy yo seré tu profesor por lo que resta del ciclo escolar, mi nombre es Kaburagi Kotetsu. -- Dijo, mientras esperaba que el chico estrechara su mano y añadió, terminando con una sonrisa incluso más grande de la que tenía: --Hagamos nuestro mejor esfuerzo. --
Ese ciclo escolar, el profesor tenía que hacerse cargo del grupo de apoyo de la escuela y no se quejaba. Le encantaba ver a aquellos chicos que tenían problemas aprendiendo ya que siempre que entendían alguna clase y podían seguir a la par que sus compañeros, ponían una sonrisa que iluminaba el corazón entero del joven maestro. Ese día se había puesto su pantalón negro, su acostumbrada camisa verde agua y su chaleco beige, la corbata iba al mismo tono que el pantalón y una boina beige con verde adornaba su cabeza. Caminaba entre las aulas y saludaba a todos los chicos que conocía. Kotetsu era un maestro entregado a la profesión y los niños se lo agradecían con creces, al igual que padres y compañeros educadores.
Cuando llegó a la sala de profesores, fue advertido que, a petición de un señor adinerado, su clase especial solo sería de un solo alumno. No entendió mucho del porqué esa petición, solo le dijeron que debía poner cuidado extra con el joven que le tocaría educar y que todos los compañeros tenían su fe en que Kotetsu haría su mejor esfuerzo y sacaría adelante la clase.
Eso me suena a alumno problema. Pensó para si el moreno, pero se encogió de hombros y caminó lo que restaba del pasillo hasta llegar a las escaleras que le llevaban al tercer piso. Era la única aula ocupada y por lo tanto, la clase se aislaba. Nadie subía a interrumpir usualmente ya que sabían que la enseñanza tenía que ser intensa para aquellos con problemas de aprendizaje. Cuando llegó a la puerta, Kotetsu suspiró, nervioso. Siempre los nuevos alumnos significaban un nuevo reto para él y trataba de dar la mejor impresión a su entrada al aula. Guardó el libro bajo el brazo y se acomodó la boina, poniendo una enorme sonrisa mientras deslizaba la puerta corrediza del aula. Entró con paso firme, observando al chico que le habían asignado. Vio el "problema" de inmediato. Era bastante mayor para todos aquellos que estudiaban en el instituto. No retiró la sonrisa de su rostro, acercándose al chico hasta quedar justo frente a él y extendiéndole la mano.
--Bienvenido a la Academia Winchester --Dijo con su grave y amable tono de voz. --A partir de hoy yo seré tu profesor por lo que resta del ciclo escolar, mi nombre es Kaburagi Kotetsu. -- Dijo, mientras esperaba que el chico estrechara su mano y añadió, terminando con una sonrisa incluso más grande de la que tenía: --Hagamos nuestro mejor esfuerzo. --
Kotetsu- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Había esperado los correspondientes cuarenta y cinco minutos que sabía tardarían en empezar las clases debido a su prontitud con calma y bastante tranquilidad, limitándose a colocar los pies sobre la mesa y reclinarse en su silla mirando por la ventana el lluvioso día. Le encantaba ver y escuchar el golpeteo de la lluvia sobre el cristal, de modo que no tuvo problema ninguno entretenido de aquella peculiar forma todo el tiempo que tardó en sentir la presencia de un humano que se acercaba por el pasillo.
La primera cosa que su maestro le había enseñado era a sentir las auras de los vivos, ya fuesen malignas o benignas, y aquella en especial le llamó la atención por su gran energía y fuerza de voluntad, subyaciendo bajo ella un profundo dolor y una herida no del todo cicatrizada. Sólo por aquello Marc ya podía saber que su futuro profesor lo había pasado muy mal en el pasado por alguna razón...
Por eso en verdad se quedó literalmente boquiabierto al ver entrar por la puerta no al anciano amargado que se esperaba, sino a un joven de unos treinta años con una sonrisa de oreja a oreja que nada más verle se le acercó sin flaquear su amistosa sonrisa y le tendió la mano aún a pesar de sentir en él cierto nerviosismo evidente también en algunas partes tensas de su cara.
Sin embargo, sin duda lo que llamó la inmediata atención de Marc no fue la juventud de su profesor, sus andaras, su seguridad, su aura o su vestimenta; no, lo que llamó la atención de Marcus Hightsky fue el sencillamente perfecto trasero de su profesor, trasero que se quedó contemplando ya con la boca cerrada pero con la mirada con la que cualquier persona hubiese mirado un delicioso y apetitoso bistec.
- Uhm... -murmuró, inspeccionando de arriba abajo al profesor y volviendo a centrarse en su trasero- Kotetsu, ¿ka? -murmuró recurriendo al japonés por acto reflejo, alzando la vista entonces y posándola en los ojos cafés del hombre- Un nombre precioso... -dijo entonces, tomando su mano de lado... y acercándosela a su boca para posar entonces sus carnosos labios sobre ella, dándole un beso largo y tendido sin dejar de mirarlo fijamente a los ojos ni un segundo- creo que nos llevaremos bien... sensei -dijo con aquella voz grave y sensual tan poco usual en un chico de diecisiete años.
Aquello era increíble, impensable. Su profesor había resultado ser un bombón, un bombón de toma pan y moja. Era evidente que Marc no podría desperdiciar aquel traser... aquella oportunidad, bajo ningún concepto.
"Él será mío" se prometió a sí mismo, sonriéndole sensualmente al hombre "vaya si lo será...".
La primera cosa que su maestro le había enseñado era a sentir las auras de los vivos, ya fuesen malignas o benignas, y aquella en especial le llamó la atención por su gran energía y fuerza de voluntad, subyaciendo bajo ella un profundo dolor y una herida no del todo cicatrizada. Sólo por aquello Marc ya podía saber que su futuro profesor lo había pasado muy mal en el pasado por alguna razón...
Por eso en verdad se quedó literalmente boquiabierto al ver entrar por la puerta no al anciano amargado que se esperaba, sino a un joven de unos treinta años con una sonrisa de oreja a oreja que nada más verle se le acercó sin flaquear su amistosa sonrisa y le tendió la mano aún a pesar de sentir en él cierto nerviosismo evidente también en algunas partes tensas de su cara.
Sin embargo, sin duda lo que llamó la inmediata atención de Marc no fue la juventud de su profesor, sus andaras, su seguridad, su aura o su vestimenta; no, lo que llamó la atención de Marcus Hightsky fue el sencillamente perfecto trasero de su profesor, trasero que se quedó contemplando ya con la boca cerrada pero con la mirada con la que cualquier persona hubiese mirado un delicioso y apetitoso bistec.
- Uhm... -murmuró, inspeccionando de arriba abajo al profesor y volviendo a centrarse en su trasero- Kotetsu, ¿ka? -murmuró recurriendo al japonés por acto reflejo, alzando la vista entonces y posándola en los ojos cafés del hombre- Un nombre precioso... -dijo entonces, tomando su mano de lado... y acercándosela a su boca para posar entonces sus carnosos labios sobre ella, dándole un beso largo y tendido sin dejar de mirarlo fijamente a los ojos ni un segundo- creo que nos llevaremos bien... sensei -dijo con aquella voz grave y sensual tan poco usual en un chico de diecisiete años.
Aquello era increíble, impensable. Su profesor había resultado ser un bombón, un bombón de toma pan y moja. Era evidente que Marc no podría desperdiciar aquel traser... aquella oportunidad, bajo ningún concepto.
"Él será mío" se prometió a sí mismo, sonriéndole sensualmente al hombre "vaya si lo será...".
Marcus- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Localización : Donde halla traseros bien firmes y hermosos...
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Primera cosa a anotar en su bitácora personal: La mirada de ese chico era demasiado intensa. Sus pupilas de un verde entremezclado con algo como color ámbar tenían un observar demasiado pesado, algo como...
No, no podía ser eso. Era un joven que iba a esa escuela porque necesitaba aprender, Kotetsu no tenía porqué pensar mal de él. Cuando le examinó de arriba a abajo, se sintió más incómodo y tensó un tanto el rostro, frunciendo si apenas un poco las cejas. --Si. Kotetsu. Si quieres puedes llamarme por mi nombre. --Aceptó, no esperando que jalara su mano y mucho menos que besara el dorso. Parpadeó varias veces, sin retirar por segundos su mano de aquel contacto extraño y devolverle la mirada ahora ya totalmente nervioso. Cuando quitó su mano, sintió de nuevo esa mirada peculiar sobre él. --Eh.... --Titubeó, para carraspear y recomponerse de nuevo en segundos. --Seguro que nos llevaremos bien. --Acto seguido hizo lo que acostumbraba con todos los alumnos de menor edad y posó su mano derecha sobre el cabello marrón, acariciando un poco y sonriendo al sentir la suavidad del cabello.
--El día de hoy es el primer día, así que empezaremos leve. Ya que pasaremos todo un ciclo nosotros solos, me gustaría saber el porqué estás aqui y qué esperas aprender de mí. --Esa era la presentación que usaba para todas sus clases. Usualmente tomaba las 6 horas ya que manejaba grupos de más de 30 chicos, pero suponía que el tener un solo alumno le iba a ayudar a conocer mejor sus problemas y por ende, ayudar más. Se sentó en la mesa de al lado de él, cruzándose de piernas y apoyando el pie izquierdo en la silla. Informal, relajado.... Esas eran sus mejores clases.
No, no podía ser eso. Era un joven que iba a esa escuela porque necesitaba aprender, Kotetsu no tenía porqué pensar mal de él. Cuando le examinó de arriba a abajo, se sintió más incómodo y tensó un tanto el rostro, frunciendo si apenas un poco las cejas. --Si. Kotetsu. Si quieres puedes llamarme por mi nombre. --Aceptó, no esperando que jalara su mano y mucho menos que besara el dorso. Parpadeó varias veces, sin retirar por segundos su mano de aquel contacto extraño y devolverle la mirada ahora ya totalmente nervioso. Cuando quitó su mano, sintió de nuevo esa mirada peculiar sobre él. --Eh.... --Titubeó, para carraspear y recomponerse de nuevo en segundos. --Seguro que nos llevaremos bien. --Acto seguido hizo lo que acostumbraba con todos los alumnos de menor edad y posó su mano derecha sobre el cabello marrón, acariciando un poco y sonriendo al sentir la suavidad del cabello.
--El día de hoy es el primer día, así que empezaremos leve. Ya que pasaremos todo un ciclo nosotros solos, me gustaría saber el porqué estás aqui y qué esperas aprender de mí. --Esa era la presentación que usaba para todas sus clases. Usualmente tomaba las 6 horas ya que manejaba grupos de más de 30 chicos, pero suponía que el tener un solo alumno le iba a ayudar a conocer mejor sus problemas y por ende, ayudar más. Se sentó en la mesa de al lado de él, cruzándose de piernas y apoyando el pie izquierdo en la silla. Informal, relajado.... Esas eran sus mejores clases.
Kotetsu- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Notó claramente como el aura de Kotetsu titilaba por la duda. Al parecer era una persona bastante torpe en cuanto reconocer las señales, ya que ni siquiera cuando le besó pareció darse cuenta de lo que buscaba su nuevo alumno de él...
Marc se encogió de hombros y sonrió divertido cuando le "consintió" que le llamase por su nombre de pila, como si realmente le hubiese pedido permiso o algo... que monada.
Lo que vino a continuación no se lo esperaba, pero tras unos segundos de desconcierto comprendió que aquel hombre era 100% heterosexual, y que aquello no tenía ningún significado oculto, más bien todo lo contrario, era totalmente puro y claro... un asco vamos.
Marc chistó mentalmente, estaba claro que debía proceder con aquel hombre con mucha más fuerza de la habitual... incluso recurriendo a sus poderes para crear... situaciones más "adecuadas" para que surgiese la confusión y la duda en la mente del humano, algo totalmente prohibido por los exorcistas y que Marc se pasaba obviamente por el arco de triunfo haciendo exactamente lo que el daba la gana.
El joven esbozó una amplia sonrisa llena de dientes blancos, sus colmillos respingones más afilados de la cuenta de nacimiento, dándole un aspecto salvaja e indómito.
- Estoy aquí por obligación... pero la verdad pretendo aprenderlo TODO sobre ti, Kotetsu -dijo recalcando el "todo" y con un tono cargado de promesas, más que diciendo, paladeando su nombre como si se tratase de dulce y empalagosa miel.
Ah... aquello prometía tanto, por suerte había sido precavido y había traído un bolígrafo consigo a pesar de ser el primer día de clase, por lo que pudo sacarlo como si fuese a hacer algo con él y hacer que "accidentalmente" resbalase de entre sus dedos y fuese a parar justo al lado del pupitre donde se sentaba el profesor.
Conteniendo la sonrisa, Marc se agachó a buscarlo con el rostro avergonzado que suponía típico de aquella situación para una persona normal y al mismo tiempo usó su energía mental para empujar levemente el pupitre donde estaba sentado Kotetsu, haciéndole perder irremediablemente el equilibrio al tener un pie en el aire apoyado en una silla y haciendo que se callese sobre Marc, que se giró a tiempo para recibir al profesor sobre su pecho, tendiendo al instante sus brazos para abrazarlo como si en verdad corriese el peligro de despeñarse o algo parecido.
- ¡Sensei! ¿Se encuentra bien? ¿Qué le pasó? -inquirió con voz aparentemente alarmada pero suave y ronroneante, todo ello dicho en el oído del adulto mientras Marc contenía las ganas de lamerselo entero, sintiendo con delicia cómo su entrepierna estaba directamente colocada entre las nalgas del profesor, su miembro milagrosamente flácido pero aún así considerable presionando entre aquellos glúteos divinos.
Procuró no pensar mucho en ello, recitando incluso un mantra en su mente para mantenerse calmado y para que Kotetsu no se diese cuenta de más incomodidades de las necesarias, acababan de empezar después de todo.
Marc no hizo nada por quitarse al profesor de encima, simplemente esperando a que el lo hiciese, cuidándose por supuesto de moverse "para encontrar una postura mejor bajo él", haciendo que su entrepierna se frotase placenteramente contra su trasero.
Marc se encogió de hombros y sonrió divertido cuando le "consintió" que le llamase por su nombre de pila, como si realmente le hubiese pedido permiso o algo... que monada.
Lo que vino a continuación no se lo esperaba, pero tras unos segundos de desconcierto comprendió que aquel hombre era 100% heterosexual, y que aquello no tenía ningún significado oculto, más bien todo lo contrario, era totalmente puro y claro... un asco vamos.
Marc chistó mentalmente, estaba claro que debía proceder con aquel hombre con mucha más fuerza de la habitual... incluso recurriendo a sus poderes para crear... situaciones más "adecuadas" para que surgiese la confusión y la duda en la mente del humano, algo totalmente prohibido por los exorcistas y que Marc se pasaba obviamente por el arco de triunfo haciendo exactamente lo que el daba la gana.
El joven esbozó una amplia sonrisa llena de dientes blancos, sus colmillos respingones más afilados de la cuenta de nacimiento, dándole un aspecto salvaja e indómito.
- Estoy aquí por obligación... pero la verdad pretendo aprenderlo TODO sobre ti, Kotetsu -dijo recalcando el "todo" y con un tono cargado de promesas, más que diciendo, paladeando su nombre como si se tratase de dulce y empalagosa miel.
Ah... aquello prometía tanto, por suerte había sido precavido y había traído un bolígrafo consigo a pesar de ser el primer día de clase, por lo que pudo sacarlo como si fuese a hacer algo con él y hacer que "accidentalmente" resbalase de entre sus dedos y fuese a parar justo al lado del pupitre donde se sentaba el profesor.
Conteniendo la sonrisa, Marc se agachó a buscarlo con el rostro avergonzado que suponía típico de aquella situación para una persona normal y al mismo tiempo usó su energía mental para empujar levemente el pupitre donde estaba sentado Kotetsu, haciéndole perder irremediablemente el equilibrio al tener un pie en el aire apoyado en una silla y haciendo que se callese sobre Marc, que se giró a tiempo para recibir al profesor sobre su pecho, tendiendo al instante sus brazos para abrazarlo como si en verdad corriese el peligro de despeñarse o algo parecido.
- ¡Sensei! ¿Se encuentra bien? ¿Qué le pasó? -inquirió con voz aparentemente alarmada pero suave y ronroneante, todo ello dicho en el oído del adulto mientras Marc contenía las ganas de lamerselo entero, sintiendo con delicia cómo su entrepierna estaba directamente colocada entre las nalgas del profesor, su miembro milagrosamente flácido pero aún así considerable presionando entre aquellos glúteos divinos.
Procuró no pensar mucho en ello, recitando incluso un mantra en su mente para mantenerse calmado y para que Kotetsu no se diese cuenta de más incomodidades de las necesarias, acababan de empezar después de todo.
Marc no hizo nada por quitarse al profesor de encima, simplemente esperando a que el lo hiciese, cuidándose por supuesto de moverse "para encontrar una postura mejor bajo él", haciendo que su entrepierna se frotase placenteramente contra su trasero.
Marcus- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Localización : Donde halla traseros bien firmes y hermosos...
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
No podía saber todo lo que pensaba ese pequeño muchachito. Parecía que miles de cosas pasaban por su mente y por mucho que Kotetsu quisiera adivinar, era quizá el primero de sus alumnos que era bastante... ¿Impredecible? Estaba acostumbrado a tratar con chicos de menos de 10 años que tenían su mente totalmente abierta y eran fáciles de leer como libros abiertos. Si lloraban estaban tristes, si sonreian era porque estaban felices, si fruncian el ceño estaban enojados. Este chico parecía sonreír pero....
Esa sonrisa no era del todo normal.
Cuando dijo "TODO" sintió que un fuerte escalofrío recorrió su espina dorsal y por primera vez pensó que iba a ser difícil el tratar de enseñarle. Peculiar, era muy peculiar. Y pensando en eso, se quedó callado mientras analizaba qué decir, cómo contestar. Sabía su nombre pues estaba en la ficha que le habían dado al llegar pero nada más. En eso estaba, cuando sintió que perdió totalmente el equilibrio de su cuerpo. Cerró sus ojos e intentó no meter los brazos, ya había tenido bastantes accidentes como para saber cómo reaccionar para no lastimarse tanto. Cuando no sintió el suelo, abrió uno de sus ojos y fue cuando se vio prácticamente abrazado por el de cabello marrón, sus brazos obviamente fuertes sosteniendo el delgado cuerpo del mayor.
--Perdí el equilibrio... --Fue el susurro ahogado de Kotetsu, quien trataba de realmente analizar qué era lo que había pasado. Recordaba haberse sentado bien en el centro de la mesa y sobre todo, estar firme en donde se apoyaba. Pasaron si al menos 2 minutos en los cuales el moreno se quedó totalmente pensativo y fue cuando intentó moverse que se dio cuenta dónde y cómo estaba. --¿ah? --Susurró, para levantarse de inmediato, con una agilidad que le hacía honor a su complexión. --Marcus, lo siento. --Dijo su nombre por primera vez, tallándose la nuca y haciendo una pequeña reverencia al chico. --Muchas gracias por tomarte la molestia de evitarle a este viejo cabezotas un golpe. --Dijo mientras le extendía la mano para ayudarle a levantarse. --Tienes buena disposición a ayudar a los demás. Creo que nos identificaremos muy bien. --Dijo sincero, alegre...
Kotetsu ni se imaginaba de las intenciones que tenía el ojiverde. Lo que sí, era que había sentido cierta... "incomodidad" en su trasero cuando estaba ahí sentado, sus ojos pasaron rápidos hacia donde sabía provenía su.... su... su... ¡incomodidad! Y fue cuando vio un bulto ahí, presto. Arqueó la ceja... Seguramente él había tenido la culpa por frotarse ahí o quedarse tan cerca mientras pensaba estúpidamente porqué se había caido.
--Am... Marcus --Llamó con un tono de vergüenza. --Eso... Am... las erecciones son normales en la adolescencia cuando... Uh... rozas cualquier cosa... No te sientas apenado... --Intentó sonar serio, pero más que nada el que parecía apenado era él.
Carraspeó. Que forma de dar una primera impresión.
Esa sonrisa no era del todo normal.
Cuando dijo "TODO" sintió que un fuerte escalofrío recorrió su espina dorsal y por primera vez pensó que iba a ser difícil el tratar de enseñarle. Peculiar, era muy peculiar. Y pensando en eso, se quedó callado mientras analizaba qué decir, cómo contestar. Sabía su nombre pues estaba en la ficha que le habían dado al llegar pero nada más. En eso estaba, cuando sintió que perdió totalmente el equilibrio de su cuerpo. Cerró sus ojos e intentó no meter los brazos, ya había tenido bastantes accidentes como para saber cómo reaccionar para no lastimarse tanto. Cuando no sintió el suelo, abrió uno de sus ojos y fue cuando se vio prácticamente abrazado por el de cabello marrón, sus brazos obviamente fuertes sosteniendo el delgado cuerpo del mayor.
--Perdí el equilibrio... --Fue el susurro ahogado de Kotetsu, quien trataba de realmente analizar qué era lo que había pasado. Recordaba haberse sentado bien en el centro de la mesa y sobre todo, estar firme en donde se apoyaba. Pasaron si al menos 2 minutos en los cuales el moreno se quedó totalmente pensativo y fue cuando intentó moverse que se dio cuenta dónde y cómo estaba. --¿ah? --Susurró, para levantarse de inmediato, con una agilidad que le hacía honor a su complexión. --Marcus, lo siento. --Dijo su nombre por primera vez, tallándose la nuca y haciendo una pequeña reverencia al chico. --Muchas gracias por tomarte la molestia de evitarle a este viejo cabezotas un golpe. --Dijo mientras le extendía la mano para ayudarle a levantarse. --Tienes buena disposición a ayudar a los demás. Creo que nos identificaremos muy bien. --Dijo sincero, alegre...
Kotetsu ni se imaginaba de las intenciones que tenía el ojiverde. Lo que sí, era que había sentido cierta... "incomodidad" en su trasero cuando estaba ahí sentado, sus ojos pasaron rápidos hacia donde sabía provenía su.... su... su... ¡incomodidad! Y fue cuando vio un bulto ahí, presto. Arqueó la ceja... Seguramente él había tenido la culpa por frotarse ahí o quedarse tan cerca mientras pensaba estúpidamente porqué se había caido.
--Am... Marcus --Llamó con un tono de vergüenza. --Eso... Am... las erecciones son normales en la adolescencia cuando... Uh... rozas cualquier cosa... No te sientas apenado... --Intentó sonar serio, pero más que nada el que parecía apenado era él.
Carraspeó. Que forma de dar una primera impresión.
Kotetsu- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
"Por supuesto que perdiste el equilibrio, mi dulce Kotetsu" pensó para sí el joven, sonriendo en su mente y poniendo una expresión de cándida sorpresa en su fachada exterior, no escapándosele la ligera sospecha y cautela con la que se dirigía ahora hacia él.
Tal y como esperaba Kotetsu era un hombre ágil y deportista... cosa que ya sabía por sus más que admirables nalgas, pero que en aquella ocasión confirmó al verle levantarse con gran agilidad y a toda prisa... una vez estuvo un buen rato sobre él en el cual Marc casi vio el cielo por estar entre aquellas preciosidades presionándolas deliciosamente...
Marcus sonrió encantadoramente e ignoró la mano del profesor... impulsando su cuerpo para que sus piernas pasasen por encima de su cuerpo y su cabeza para luego impulsarse en el sentido contrario y quedar en cuclillas de un salto, irguiéndose entonces... casi rozando el cuerpo de Kotetsu en el placentero proceso que el chico aprovechó también para inspeccionar todo aquel monumento.
Cuando sus ojos quedaron fijos en los del mayor, a tan sólo unos centímetros de distancia de él, el muchacho sonrió aún más encantadoramente y ladeó la cabeza.
- Por favor, no me des las gracias, después de todo yo sólo te causaré problemas por mi ineptitud, lo menos que puedo hacer es ayudarte en el terreno físico que, después de todo... es mi favorito y mi especialidad -remató su cantinela, sonriendo sensualmente ahora y dando un paso atrás para dejarle espacio... o al menos se confiase en creer que le iba a dejar espacio eternamente.
Entonces si que se sorprendió, aunque pronto recordó el por qué, cuando Kotetsu dirigió su mirada nada menos que... a su entrepierna.
Las cejas del muchacho se alzaron al instante y sonrió cándidamente, por primera vez disfrutando de decir una verdad como un templo, sin absolutamente nada de mentira en ella.
- Oh, pero profesor... yo no estoy empalmado -dijo con voz encantadora, sonriendo ampliamente... y metiendo una mano por debajo de los pantalones y el elástico de sus boxer, agarrando su miembro para colocarlo de lado de nuevo y que no abultase tanto, aún así marcándose perfectamente en los ajustados vaqueros aún estando flácida y puesta de aquella manera.
Tal y como esperaba Kotetsu era un hombre ágil y deportista... cosa que ya sabía por sus más que admirables nalgas, pero que en aquella ocasión confirmó al verle levantarse con gran agilidad y a toda prisa... una vez estuvo un buen rato sobre él en el cual Marc casi vio el cielo por estar entre aquellas preciosidades presionándolas deliciosamente...
Marcus sonrió encantadoramente e ignoró la mano del profesor... impulsando su cuerpo para que sus piernas pasasen por encima de su cuerpo y su cabeza para luego impulsarse en el sentido contrario y quedar en cuclillas de un salto, irguiéndose entonces... casi rozando el cuerpo de Kotetsu en el placentero proceso que el chico aprovechó también para inspeccionar todo aquel monumento.
Cuando sus ojos quedaron fijos en los del mayor, a tan sólo unos centímetros de distancia de él, el muchacho sonrió aún más encantadoramente y ladeó la cabeza.
- Por favor, no me des las gracias, después de todo yo sólo te causaré problemas por mi ineptitud, lo menos que puedo hacer es ayudarte en el terreno físico que, después de todo... es mi favorito y mi especialidad -remató su cantinela, sonriendo sensualmente ahora y dando un paso atrás para dejarle espacio... o al menos se confiase en creer que le iba a dejar espacio eternamente.
Entonces si que se sorprendió, aunque pronto recordó el por qué, cuando Kotetsu dirigió su mirada nada menos que... a su entrepierna.
Las cejas del muchacho se alzaron al instante y sonrió cándidamente, por primera vez disfrutando de decir una verdad como un templo, sin absolutamente nada de mentira en ella.
- Oh, pero profesor... yo no estoy empalmado -dijo con voz encantadora, sonriendo ampliamente... y metiendo una mano por debajo de los pantalones y el elástico de sus boxer, agarrando su miembro para colocarlo de lado de nuevo y que no abultase tanto, aún así marcándose perfectamente en los ajustados vaqueros aún estando flácida y puesta de aquella manera.
Marcus- Mensajes : 11
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Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Terreno físico...
¿Le gustaba la física entonces? Kotetsu lo recordaría cuando tuviera que llegar a esa clase. Ladeó la cabeza al ver el despliegue de energía del menor y sonrió. Le gustaba que los chicos se ejercitaran, no porque estuvieran jóvenes debían olvidar que su cuerpo necesitaba trabajo. Agradeció el espacio personal que le daba el de cabellos marrón y de pronto... Se sintió el hombre más estúpido de la tierra.
--¿ah? --Volvió a balbucear, mirando cómo el joven se metía mano y al parecer se acomodaba su paquete debajo del pantalón, Kotetsu suspiró, una mueca de pesar en su rostro. No había problema ya que ambos eran hombres. --Y bueno... cualquiera comete un error. Solamente trata de cuidar más tus modales, algún día compartirás clases con señoritas que no apreciarán lo que acabas de hacer --Dijo encogiéndose de hombros para inmediatamente comenzar a caminar al pizarrón. --Por favor siéntate al frente, siendo el único en la clase no vas a poder esconderte o hacer que yo no te vea detrás de otro alumno. --Sonrió ahora con dulzura, tratando de darle confianza al chico para que realmente la pasara bien en su clase. --¿Te parece bien si empezamos con historia? --Preguntó, no realmente a manera de darle opciones, sino que dejándole saber cual era el aperitivo del menú de clases, caminando al escritorio y luego dejando uno de los libros que había traido consigo en el asiento de enfrente. --Por favor Marcus, aquí. --Le pidió amable, esperando que el muchacho se moviera de lugar.
¿Le gustaba la física entonces? Kotetsu lo recordaría cuando tuviera que llegar a esa clase. Ladeó la cabeza al ver el despliegue de energía del menor y sonrió. Le gustaba que los chicos se ejercitaran, no porque estuvieran jóvenes debían olvidar que su cuerpo necesitaba trabajo. Agradeció el espacio personal que le daba el de cabellos marrón y de pronto... Se sintió el hombre más estúpido de la tierra.
--¿ah? --Volvió a balbucear, mirando cómo el joven se metía mano y al parecer se acomodaba su paquete debajo del pantalón, Kotetsu suspiró, una mueca de pesar en su rostro. No había problema ya que ambos eran hombres. --Y bueno... cualquiera comete un error. Solamente trata de cuidar más tus modales, algún día compartirás clases con señoritas que no apreciarán lo que acabas de hacer --Dijo encogiéndose de hombros para inmediatamente comenzar a caminar al pizarrón. --Por favor siéntate al frente, siendo el único en la clase no vas a poder esconderte o hacer que yo no te vea detrás de otro alumno. --Sonrió ahora con dulzura, tratando de darle confianza al chico para que realmente la pasara bien en su clase. --¿Te parece bien si empezamos con historia? --Preguntó, no realmente a manera de darle opciones, sino que dejándole saber cual era el aperitivo del menú de clases, caminando al escritorio y luego dejando uno de los libros que había traido consigo en el asiento de enfrente. --Por favor Marcus, aquí. --Le pidió amable, esperando que el muchacho se moviera de lugar.
Kotetsu- Mensajes : 12
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Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
La vergüenza e incomodidad se hicieron patentes tanto en el rostro como en el aura del profesor en cuanto comprendió que aquel gran bulto había sido en todo momento el tamaño normal de su miembro, haciendo que su comentario se volviese un poco peliagudo, aunque lograra corregirlo llamándole la atención por la "falta de educación" de recolocarse frente a él su prominente paquete.
Marc sonrió de lado seductoramente.
- Pero sensei... -hizo un puchero mientras se estiraba los brazos hacia arriba... levantando su camiseta de mangas largas para que dejase al descubierto un fino hilo de vellos castaños que se internaba bajo sus pantalones y boxer- no estoy interesando en las chicas, ahora hay otras cosas que llaman mucho más mi atención... -sonrió nuevamente con aquella sonrisa hechizante, sus hermosos ojos clavados fijos en los del profesor.
Se acercó de buena gana adelante y se sentó en el sitio donde le indicó Kotetsu sumisamente, empuñando entonces otra de sus mortales sonrisas de príncipe encantador.
- Ah, Kotetsu, pero yo jamás querría esconderme de ti -dijo con voz igualmente dulce, recostándose en la silla y poniéndose de manera que su entrepierna se recalcase lo máximo posible, puesta de lado aún más contra los ajustados vaqueros-. Pareces una persona muy interesante... me gustas -dijo con toda la naturalidad del mundo, evidentemente contando ya con la mala interpretación de su "me gustas", era obvio que el profesor pensaría como tal y se lo tomaría de forma normal... él haría que eso fuese cambiando con el tiempo, claro que sí...
- Historia me parece fantástico -dijo el muchacho, reclinándose aún más en la silla, cualquier mirada en aquel momento se vería atraída a lo que se marcaba tan claramente entre sus piernas-. La cultura griega y romana me tiene especialmente intrigado... ¿es cierto que la mayoría de ellos consideraban la bisexualidad y hasta la homosexualidad como algo natural e incluso placentero? -inquirió entonces, poniendo su mejor cara y voz de inocencia y curiosidad sana.
Acto seguido abrió el libro y empezó a hacer que lo ojeaba, su mente pendiente del aura del profesor para "ver" su reacción ante todos aquellos estímulos, tanto verbales como oculares.
Marc sonrió de lado seductoramente.
- Pero sensei... -hizo un puchero mientras se estiraba los brazos hacia arriba... levantando su camiseta de mangas largas para que dejase al descubierto un fino hilo de vellos castaños que se internaba bajo sus pantalones y boxer- no estoy interesando en las chicas, ahora hay otras cosas que llaman mucho más mi atención... -sonrió nuevamente con aquella sonrisa hechizante, sus hermosos ojos clavados fijos en los del profesor.
Se acercó de buena gana adelante y se sentó en el sitio donde le indicó Kotetsu sumisamente, empuñando entonces otra de sus mortales sonrisas de príncipe encantador.
- Ah, Kotetsu, pero yo jamás querría esconderme de ti -dijo con voz igualmente dulce, recostándose en la silla y poniéndose de manera que su entrepierna se recalcase lo máximo posible, puesta de lado aún más contra los ajustados vaqueros-. Pareces una persona muy interesante... me gustas -dijo con toda la naturalidad del mundo, evidentemente contando ya con la mala interpretación de su "me gustas", era obvio que el profesor pensaría como tal y se lo tomaría de forma normal... él haría que eso fuese cambiando con el tiempo, claro que sí...
- Historia me parece fantástico -dijo el muchacho, reclinándose aún más en la silla, cualquier mirada en aquel momento se vería atraída a lo que se marcaba tan claramente entre sus piernas-. La cultura griega y romana me tiene especialmente intrigado... ¿es cierto que la mayoría de ellos consideraban la bisexualidad y hasta la homosexualidad como algo natural e incluso placentero? -inquirió entonces, poniendo su mejor cara y voz de inocencia y curiosidad sana.
Acto seguido abrió el libro y empezó a hacer que lo ojeaba, su mente pendiente del aura del profesor para "ver" su reacción ante todos aquellos estímulos, tanto verbales como oculares.
Marcus- Mensajes : 11
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Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Un ligero dolor de cabeza comenzó a invadirle cuando notó la insolencia del chico que parecía no tener complejos en mostrar su cuerpo. No que eso fuera malo, pero en sociedad tendría demasiados problemas si hacía eso en otro lado que no fuera su casa y aún así, con su familia debía de ser más recatado, repetar a las señoritas...
--Quizá ahora no estés interesado en las señoritas, pero lo estarás --Sonrió de una forma un tanto soñadora mientras se sentaba frente a él, en el escritorio, ahora con las dos piernas colgando y un poco separadas, nada como... como él se había sentado. Parecía uno de esos pequeños rebeldes que se sabía dueño del mundo y capaz de conquistar a cualquiera con esas poses inadecuadas. --Tu también pareces una persona bastante interesante Marcus. --Aceptó, mientras sonreía ante la afirmación que había hecho el muchacho de "me gustas"
"Bien" Pensó Kotetsu. "Le agrado como persona, nos llevaremos bien" y entonces escuchó la primera pregunta de una clase que ya sabía se le haría eterna. --En efecto, los romanos incluso llevaban consigo a sus amantes cuando luchaban, decían que el acto sexual antes de las batallas liberaba los sentidos y los hacía quedar completamente alertas. Pero de eso, ya tiene siglos. Antes incluso que se establecieran las reglas que tenemos ahora. --Asintió, mientras abría su libro y se fijaba en el capítulo I de la historia de Inglaterra --¿Porqué la pregunta Marcus? ¿Hay algo en específico que te interese saber? --Preguntó solícito, sintiéndose ya un poco incómodo y pensando que las pocas conclusiones que había hecho no podían estar en lo cierto. Era demasiado pequeño para que el muchacho resultara ser un homosexual pervertido que le estaba tratando seducir.
"No seas imbécil Kotetsu, él es solo un niño rebelde y curioso" Se dijo, en espera de la respuesta y tratando de no posar sus ojos un tanto incómodos en aquella parte de la anatomía que saltaba por sobre los vaqueros ajustados.
--Quizá ahora no estés interesado en las señoritas, pero lo estarás --Sonrió de una forma un tanto soñadora mientras se sentaba frente a él, en el escritorio, ahora con las dos piernas colgando y un poco separadas, nada como... como él se había sentado. Parecía uno de esos pequeños rebeldes que se sabía dueño del mundo y capaz de conquistar a cualquiera con esas poses inadecuadas. --Tu también pareces una persona bastante interesante Marcus. --Aceptó, mientras sonreía ante la afirmación que había hecho el muchacho de "me gustas"
"Bien" Pensó Kotetsu. "Le agrado como persona, nos llevaremos bien" y entonces escuchó la primera pregunta de una clase que ya sabía se le haría eterna. --En efecto, los romanos incluso llevaban consigo a sus amantes cuando luchaban, decían que el acto sexual antes de las batallas liberaba los sentidos y los hacía quedar completamente alertas. Pero de eso, ya tiene siglos. Antes incluso que se establecieran las reglas que tenemos ahora. --Asintió, mientras abría su libro y se fijaba en el capítulo I de la historia de Inglaterra --¿Porqué la pregunta Marcus? ¿Hay algo en específico que te interese saber? --Preguntó solícito, sintiéndose ya un poco incómodo y pensando que las pocas conclusiones que había hecho no podían estar en lo cierto. Era demasiado pequeño para que el muchacho resultara ser un homosexual pervertido que le estaba tratando seducir.
"No seas imbécil Kotetsu, él es solo un niño rebelde y curioso" Se dijo, en espera de la respuesta y tratando de no posar sus ojos un tanto incómodos en aquella parte de la anatomía que saltaba por sobre los vaqueros ajustados.
Kotetsu- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
"Te aseguro que no lo estaré jamás, mi buen pero inocente profesor" pensó para sí Marc, lanzando entonces una mirada inexpresiva por la ventana, viendo la lluvia caer desde su desparramada postura con una ligera inquietud palpitando en su cuerpo.
Cuando volvió a mirarle Marc casi quiso lanzar un gemido de frustración. Era una persona impaciente en lo que a aquellos temas se refería, y aquel hombre era incluso más lento que una tortuga reumática... en sus ojos se reflejaba claramente su mala interpretación del "me gustas", así como una incomodidad que iba en aumento, haciendo que Marc no se preguntase si más que conquistarlo lo único que iba a lograr sería que acabase pidiendo el traslado o algo parecido...
Marc no prestó mucha atención a la respuesta del profesor, ya que la respuesta ya la sabía de hacía bastantes años; después de todo los exorcistas debían saber al menos la historia latina y grecoromana... un coñazo en todos los sentidos, pero algo obligatorio.
- Sólo una cosa me gustaría saber, pero no creo que sea buena idea preguntarle directamente profesor... -dijo el chico, inusualmente serio, cada vez notando que aquella sensación de inquietud iba en aumento... recordándole algo...
El muchacho apenas se acordó de leer el aura de Kotetsu, aunque a duras penas pudo saber que ya sospechaba de él, aunque aún no estaba del todo seg...
Marcus se levantó repentinamente del asiento, tan bruscamente que la silla cayó hacia atrás, toda su conducta seductora y pervertida totalmente relegada al olvido.
Sus ojos se habían vuelto frías lentes verdes, brillantes por su poder espiritual, y su porte era el de un cazador, despidiendo un aura de poder tan grande que hasta le hizo parecer más alto que Kotetsu por un momento.
- Mierda... -gruñó Marc, ya habiendo reconocido aquella sensación en su interior. Demonios, algún demonio estaba muy cerca. Hacía ya meses que no luchaba con ninguno, y como un idiota había bajado la guardia hasta incluso casi olvidarse de las alarmas de su cuerpo.
Se giró hacia Kotetsu con el rostro tenso de un adulto, no de un crío, y su voz grave y seria resonó como una orden.
- Quédate aquí, Kotetsu, y bajo ningún concepto salgas al pasillo, ¿entendiste? Bajo ningún concepto -acto seguido abrió la puerta del aula y salió al corredor... un corredor en el que no se oían las típicas voces de los niños llegando, no se veía a ni un alma... sólo una tenue oscuridad lo recubría todo.
"Un demonio del miedo..." pensó el joven exorcista. Lo que le faltaba...
Situándose en medio del oscuro pasillo avanzó por él con lentitud, comenzando a recitar.
- Oh señor, máscara de carne y hueso, toda la creación, aleteo de alas, el que le dio nombre al hombre, verdad y templanza... -sus ojos no paraban de moverse, brillando con motas verdes por concentrar su poder en ellos para poder ver al demonio invisible a ojos mortales.
Cuando volvió a mirarle Marc casi quiso lanzar un gemido de frustración. Era una persona impaciente en lo que a aquellos temas se refería, y aquel hombre era incluso más lento que una tortuga reumática... en sus ojos se reflejaba claramente su mala interpretación del "me gustas", así como una incomodidad que iba en aumento, haciendo que Marc no se preguntase si más que conquistarlo lo único que iba a lograr sería que acabase pidiendo el traslado o algo parecido...
Marc no prestó mucha atención a la respuesta del profesor, ya que la respuesta ya la sabía de hacía bastantes años; después de todo los exorcistas debían saber al menos la historia latina y grecoromana... un coñazo en todos los sentidos, pero algo obligatorio.
- Sólo una cosa me gustaría saber, pero no creo que sea buena idea preguntarle directamente profesor... -dijo el chico, inusualmente serio, cada vez notando que aquella sensación de inquietud iba en aumento... recordándole algo...
El muchacho apenas se acordó de leer el aura de Kotetsu, aunque a duras penas pudo saber que ya sospechaba de él, aunque aún no estaba del todo seg...
Marcus se levantó repentinamente del asiento, tan bruscamente que la silla cayó hacia atrás, toda su conducta seductora y pervertida totalmente relegada al olvido.
Sus ojos se habían vuelto frías lentes verdes, brillantes por su poder espiritual, y su porte era el de un cazador, despidiendo un aura de poder tan grande que hasta le hizo parecer más alto que Kotetsu por un momento.
- Mierda... -gruñó Marc, ya habiendo reconocido aquella sensación en su interior. Demonios, algún demonio estaba muy cerca. Hacía ya meses que no luchaba con ninguno, y como un idiota había bajado la guardia hasta incluso casi olvidarse de las alarmas de su cuerpo.
Se giró hacia Kotetsu con el rostro tenso de un adulto, no de un crío, y su voz grave y seria resonó como una orden.
- Quédate aquí, Kotetsu, y bajo ningún concepto salgas al pasillo, ¿entendiste? Bajo ningún concepto -acto seguido abrió la puerta del aula y salió al corredor... un corredor en el que no se oían las típicas voces de los niños llegando, no se veía a ni un alma... sólo una tenue oscuridad lo recubría todo.
"Un demonio del miedo..." pensó el joven exorcista. Lo que le faltaba...
Situándose en medio del oscuro pasillo avanzó por él con lentitud, comenzando a recitar.
- Oh señor, máscara de carne y hueso, toda la creación, aleteo de alas, el que le dio nombre al hombre, verdad y templanza... -sus ojos no paraban de moverse, brillando con motas verdes por concentrar su poder en ellos para poder ver al demonio invisible a ojos mortales.
Marcus- Mensajes : 11
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Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
--¿Y qué cosa sería esa que piensas no es buena idea? ¿Has escuchado eso de que no hay malas preguntas sino respuestas estúpidas? --Incitó. Realmente al parecer se le iba a hacer demasiado difícil lograr que el chico confiara en él. "Sin confianza no podré ayudarle..." Pensaba, no pensando precisamente en ayudarle académicamente, no. Para Kotetsu el enseñar iba también aunado con el ayudar a vivir bien, resolver sus problemas, hacer que dejaran las cadenas que les ataban, que no les dejaban ser felices.
Y todo lo que pensó se fue al caño cuando le vió levantarse tan bruscamente, la silla caer con un sonido sordo en el suelo. El profesor se levantó, saltando del escritorio y extendiendo una mano, visiblemente preocupado. --¿Marcus? --Susurró, escuchándole sin poderlo detener, quedándose como un completo idiota con la mano levantada, sin entender nada.
"Y bueno... quizá solo salió al sanitario" Quiso pensar, pero algo... había algo que no le parecía bien, un extraño presentimiento que le decía que no podía dejarlo solo. Así, desobedeciendo lo que el muchacho le había advertido, Kotetsu abrió la puerta con rapidez, un extraño escalofrío invadiéndole y notando que el pasillo estaba oscuro, bastante oscuro "Seguramente por la tormenta... habrá oscurecido de repente" Pensó, pero.... Había algo... Algo....
- Oh señor, máscara de carne y hueso, toda la creación, aleteo de alas, el que le dio nombre al hombre, verdad y templanza...
--¿Marcus? --Dijo inquieto, pareciéndole escuchar al muchacho decir esas palabras. Sin embargo, no sintió que obtuviera respuesta de su parte.
--Kotetsu... ¿Llegarás esta noche con nosotros? --Un escalofrío le recorrió la columna al escuchar ese tono de voz que tan bien conocía.
--Lydia... --Jadeó al voltear y reconocer una figura esbelta y grácil en un mullido sillón rojo sangre. Una mujer rubia de ojos verde profundos y largos cabellos ondulados peinados perfectos sobre sus hombros, un vestido color verde idéntico a la camisa del moreno. A su lado, se hallaba una pequeña de 4 años, de cabellos ondulados como su madre pero castaños como él, dormida.
--Estaremos esperándote en la mansión Phantomhive... Ya sabes que es el cumpleaños de su pequeño y nos han pedido que pasemos la noche con ellos. -- A Kotetsu le costaba trabajo respirar, reconocía la escena tan bien, podía oler el perfume de jazmines que ella usaba, reconocía la frase que seguía... La promesa a la que había faltado.
--Nos veremos allá. En cuanto termine mi papeleo, tomaré un carruaje con ustedes. --Un Kotetsu más joven y vestido totalmente de blanco se les acercó, depositando un beso en la boca de la mujer, una sonrisa amplia en ambos rostros mientras la niña simplemente respiraba tranquilamente presa de un sueño feliz.
--No le creas... --Un hilo de voz saliendo del pecho del castaño, cayendo de rodillas al suelo sin saber exactamente qué estaba pasando. La imagen se desvaneció, de repente la oscuridad iluminándose por llamas color rojo que parecían lenguas queriendo devorar todo a su alcance y enmedio de un círculo de ellas... Su familia, abrazadas, ambas aterrorizadas. --LYDIA, NATALIE --Gritó, sintiendo que se desgarraba la garganta y se levantó de golpe, corriendo hacia ellas. Embebido en esa visión, sintio incluso que el fuego le quemaba, que destrozaba parte de su ropa y causaba un dolor indescriptible. Una fuerza invisible le aventó hacia atrás, quedando a salvo de las llamas principales sin embargo con plena visión de cómo el círculo se cerraba sobre ellas.
--KOTETSUUUUUUUUUUUUUUU --El grito de la mujer llenó sus oídos, dolía... su pecho dolía demasiado mientras veía como ella protegía con su misma vida el cuerpo inconsciente de su niña quien vestida con su camisón blanco descansaba inerte en su regazo.
--No... no, no no, no voy a dejar que pase otra vez --Jadeó el profesor, levantándose con energía y corriendo a las llamas de nuevo. Las quemaduras llenando sus brazos, desgarrando sus ropas... Y nuevamente siendo lanzado hacia atrás.
--Te odio, Kotetsu... --Fue el susurro de la mujer, quien se desvaneció y comenzó a ser tragada por aquellas flamas que parecían reptiles sobre su cuerpo.
--¡NO, LYDIA! No te des por vencida... --Volvió a levantarse, sin embargo pasó lo mismo de las dos veces anteriores. Cansado, con un dolor lacerante en sus brazos y pecho, Kotetsu simplemente cerró los ojos, sintiéndose con un odio hacia él mismo que nunca había sentido antes. Siempre había estado convencido que había sido una tragedia pero... Ella había dicho que lo odiaba antes de morir.
Eso merezco... Morir... Irme al infierno... Pensó, mientras sentía como una oscuridad absoluta comenzaba a llenar el ambiente entro, a oprimirle el corazón y hacerle respirar con dificultad. ¿Dónde estaba? ¿Porqué había pasado eso? ¿Qué significaba todo eso? Si hacia apenas unos minutos él estaba con...
--Marcus... --Susurró, cerrando los ojos con pesar, sintiendo que no podía más con ese cúmulo de sensaciones que llenaban su cuerpo entero.
Y todo lo que pensó se fue al caño cuando le vió levantarse tan bruscamente, la silla caer con un sonido sordo en el suelo. El profesor se levantó, saltando del escritorio y extendiendo una mano, visiblemente preocupado. --¿Marcus? --Susurró, escuchándole sin poderlo detener, quedándose como un completo idiota con la mano levantada, sin entender nada.
"Y bueno... quizá solo salió al sanitario" Quiso pensar, pero algo... había algo que no le parecía bien, un extraño presentimiento que le decía que no podía dejarlo solo. Así, desobedeciendo lo que el muchacho le había advertido, Kotetsu abrió la puerta con rapidez, un extraño escalofrío invadiéndole y notando que el pasillo estaba oscuro, bastante oscuro "Seguramente por la tormenta... habrá oscurecido de repente" Pensó, pero.... Había algo... Algo....
- Oh señor, máscara de carne y hueso, toda la creación, aleteo de alas, el que le dio nombre al hombre, verdad y templanza...
--¿Marcus? --Dijo inquieto, pareciéndole escuchar al muchacho decir esas palabras. Sin embargo, no sintió que obtuviera respuesta de su parte.
--Kotetsu... ¿Llegarás esta noche con nosotros? --Un escalofrío le recorrió la columna al escuchar ese tono de voz que tan bien conocía.
--Lydia... --Jadeó al voltear y reconocer una figura esbelta y grácil en un mullido sillón rojo sangre. Una mujer rubia de ojos verde profundos y largos cabellos ondulados peinados perfectos sobre sus hombros, un vestido color verde idéntico a la camisa del moreno. A su lado, se hallaba una pequeña de 4 años, de cabellos ondulados como su madre pero castaños como él, dormida.
--Estaremos esperándote en la mansión Phantomhive... Ya sabes que es el cumpleaños de su pequeño y nos han pedido que pasemos la noche con ellos. -- A Kotetsu le costaba trabajo respirar, reconocía la escena tan bien, podía oler el perfume de jazmines que ella usaba, reconocía la frase que seguía... La promesa a la que había faltado.
--Nos veremos allá. En cuanto termine mi papeleo, tomaré un carruaje con ustedes. --Un Kotetsu más joven y vestido totalmente de blanco se les acercó, depositando un beso en la boca de la mujer, una sonrisa amplia en ambos rostros mientras la niña simplemente respiraba tranquilamente presa de un sueño feliz.
--No le creas... --Un hilo de voz saliendo del pecho del castaño, cayendo de rodillas al suelo sin saber exactamente qué estaba pasando. La imagen se desvaneció, de repente la oscuridad iluminándose por llamas color rojo que parecían lenguas queriendo devorar todo a su alcance y enmedio de un círculo de ellas... Su familia, abrazadas, ambas aterrorizadas. --LYDIA, NATALIE --Gritó, sintiendo que se desgarraba la garganta y se levantó de golpe, corriendo hacia ellas. Embebido en esa visión, sintio incluso que el fuego le quemaba, que destrozaba parte de su ropa y causaba un dolor indescriptible. Una fuerza invisible le aventó hacia atrás, quedando a salvo de las llamas principales sin embargo con plena visión de cómo el círculo se cerraba sobre ellas.
--KOTETSUUUUUUUUUUUUUUU --El grito de la mujer llenó sus oídos, dolía... su pecho dolía demasiado mientras veía como ella protegía con su misma vida el cuerpo inconsciente de su niña quien vestida con su camisón blanco descansaba inerte en su regazo.
--No... no, no no, no voy a dejar que pase otra vez --Jadeó el profesor, levantándose con energía y corriendo a las llamas de nuevo. Las quemaduras llenando sus brazos, desgarrando sus ropas... Y nuevamente siendo lanzado hacia atrás.
--Te odio, Kotetsu... --Fue el susurro de la mujer, quien se desvaneció y comenzó a ser tragada por aquellas flamas que parecían reptiles sobre su cuerpo.
--¡NO, LYDIA! No te des por vencida... --Volvió a levantarse, sin embargo pasó lo mismo de las dos veces anteriores. Cansado, con un dolor lacerante en sus brazos y pecho, Kotetsu simplemente cerró los ojos, sintiéndose con un odio hacia él mismo que nunca había sentido antes. Siempre había estado convencido que había sido una tragedia pero... Ella había dicho que lo odiaba antes de morir.
Eso merezco... Morir... Irme al infierno... Pensó, mientras sentía como una oscuridad absoluta comenzaba a llenar el ambiente entro, a oprimirle el corazón y hacerle respirar con dificultad. ¿Dónde estaba? ¿Porqué había pasado eso? ¿Qué significaba todo eso? Si hacia apenas unos minutos él estaba con...
--Marcus... --Susurró, cerrando los ojos con pesar, sintiendo que no podía más con ese cúmulo de sensaciones que llenaban su cuerpo entero.
Kotetsu- Mensajes : 12
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Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Sintió como la criatura reptaba por el techo, lo sintió de manera tan nítida como si hubiese trepado por su cuerpo.
Girándose, dándose la vuelta y volviendo a mirar al camino que acababa de transitar vio una escena de pesadilla más parecida que ninguna a aquella que había presenciado cuando era un niño.
Una extrañísima y desagradable criatura parecida a una mantis religiosa gigante, negra y viscosa, se erguía sobre un aterrado y totalmente hechizado Kotetsu.
El humano, totalmente vulnerable al poder del demonio del miedo, se había agazapado en el suelo cuando las horribles visiones habían comenzado, sus ojos vidriosos perdidos en las nieblas del horrible pasado llorando sin poder contenerse, fijos en la nada.
Y aquella cosa repulsiva estaba a punto de devorar su alma como si fuese más sencillo que arrebatarle el caramelo a un niño.
Como si pensase que incluso con un exorcista presente aquel hombre iba a morir...
El muchacho abrió los ojos al máximo por la furia, alzando una mano y apuntando con su palma al repugnante demonio.
- ¡En este muro sin pecado de dar rienda suelta a los sueños, con un poco de la ira de tus garras...! ¡¡¡Sokatsui!!! -el conjuro finalizó... y su energía espiritual salió de él no como podría haberse esperado, ya que las llamas azules surgieron de su mano expulsando una extraña melodía angélica, una melodía que hizo que los gritos de las pesadillas de Kotetsu se esfumasen como si no fuesen más que viejos fantas mas del pasado que ya no podían hacer más daño.
La mística melodía siguió sonando incluso cuando el torrente de llamas alcanzó al demonio y a Kotetsu, pero mientras que el humano salió totalmente impune a las llamas, el demonio lanzó un agudo chirrido de agonía, retrocediendo y alejándose del humano tambaleándose, su negra esencia desapareciendo por las llamas purificadoras de Dios.
Entrecerrando los ojos Marc corrió hacia Kotetsu, inclinándose a su lado para comprobar que las llamas hacían bien su trabajo. Mientras que quemaban a los demonios, con los humanos servían de curación, tanto física como espiritual, a no ser que dicho humano fuese maligno.
Marc lanzó una última mirada de odio al demonio que ya casi había desaparecido totalmente y cargó al profesor en brazos sin ninguna dificultad a pesar de que fuese mayor que él, entrando en la clase y cerrándola por dentro al entrar.
Depositó con suavidad al hombre en el suelo y se aseguró nuevamente de que el demonio no hubiese dejado en él ninguna marca de maldición, una mala costumbre que tenían al morir.
Aliviado al no ver ninguna, el joven exorcista se sentó de rodillas al lado del humano, posando una de sus manos sobre su frente, acariciando sus cabellos con suavidad e insuflando en sus manos cierto poder divino para relajarlo y que cuando despertase recordase todo como un mal sueño.
Lo último que quería era perturbarlo o hacerle recordar el, estaba seguro, horrible pasado. Por eso no le había hecho su pregunta. Por eso no le había preguntado a quién había perdido en el pasado para tener una herida tan profunda en el corazón...
Girándose, dándose la vuelta y volviendo a mirar al camino que acababa de transitar vio una escena de pesadilla más parecida que ninguna a aquella que había presenciado cuando era un niño.
Una extrañísima y desagradable criatura parecida a una mantis religiosa gigante, negra y viscosa, se erguía sobre un aterrado y totalmente hechizado Kotetsu.
El humano, totalmente vulnerable al poder del demonio del miedo, se había agazapado en el suelo cuando las horribles visiones habían comenzado, sus ojos vidriosos perdidos en las nieblas del horrible pasado llorando sin poder contenerse, fijos en la nada.
Y aquella cosa repulsiva estaba a punto de devorar su alma como si fuese más sencillo que arrebatarle el caramelo a un niño.
Como si pensase que incluso con un exorcista presente aquel hombre iba a morir...
El muchacho abrió los ojos al máximo por la furia, alzando una mano y apuntando con su palma al repugnante demonio.
- ¡En este muro sin pecado de dar rienda suelta a los sueños, con un poco de la ira de tus garras...! ¡¡¡Sokatsui!!! -el conjuro finalizó... y su energía espiritual salió de él no como podría haberse esperado, ya que las llamas azules surgieron de su mano expulsando una extraña melodía angélica, una melodía que hizo que los gritos de las pesadillas de Kotetsu se esfumasen como si no fuesen más que viejos fantas mas del pasado que ya no podían hacer más daño.
La mística melodía siguió sonando incluso cuando el torrente de llamas alcanzó al demonio y a Kotetsu, pero mientras que el humano salió totalmente impune a las llamas, el demonio lanzó un agudo chirrido de agonía, retrocediendo y alejándose del humano tambaleándose, su negra esencia desapareciendo por las llamas purificadoras de Dios.
Entrecerrando los ojos Marc corrió hacia Kotetsu, inclinándose a su lado para comprobar que las llamas hacían bien su trabajo. Mientras que quemaban a los demonios, con los humanos servían de curación, tanto física como espiritual, a no ser que dicho humano fuese maligno.
Marc lanzó una última mirada de odio al demonio que ya casi había desaparecido totalmente y cargó al profesor en brazos sin ninguna dificultad a pesar de que fuese mayor que él, entrando en la clase y cerrándola por dentro al entrar.
Depositó con suavidad al hombre en el suelo y se aseguró nuevamente de que el demonio no hubiese dejado en él ninguna marca de maldición, una mala costumbre que tenían al morir.
Aliviado al no ver ninguna, el joven exorcista se sentó de rodillas al lado del humano, posando una de sus manos sobre su frente, acariciando sus cabellos con suavidad e insuflando en sus manos cierto poder divino para relajarlo y que cuando despertase recordase todo como un mal sueño.
Lo último que quería era perturbarlo o hacerle recordar el, estaba seguro, horrible pasado. Por eso no le había hecho su pregunta. Por eso no le había preguntado a quién había perdido en el pasado para tener una herida tan profunda en el corazón...
Marcus- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 27/08/2011
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Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Kotetsu estaba sumido en la total desesperación.
El escuchar las palabras de su hermosa Lydia diciéndole que le odiaba fueron demasiado para su existencia. El moreno siempre se había sentido culpable al respecto de la muerte de su familia, había prometido que iría con ellas y por cuestiones de trabajo no alcanzó ya a ningún carruaje dispuesto a llevarle a la mansión de los Phantomhive que se hallaba a las afueras de la ciudad. Esa noche había comprado unas flores para Lydia y un broche de cabello para la pequeña Natalie, en compensación por haberles fallado y no llegar con ellas a dormir. Nunca pensó que esas flores irían a parar sobre la tumba de su esposa.
"Te odio Kotetsu"
"Te odio"
La voz dulce resonaba en sus oídos, haciéndole estremecerse y de pronto... La oscuridad.
La oscuridad que lo tragó haciéndole sentir ese vacío de pesadilla en el estómago, que poco a poco se fue apaciguando, haciéndose menos densa... abriéndole un poco hacia cierta luz y... Cuando abrió los ojos sintió que esa luminosidad lastimó sus ojos, se levantó de golpe, mirando a...
--¡Marcus! --Dijo con sorpresa, notando como el chico tenía una mano alzada, como si hubiera estado llamándole, Kotetsu se quedó sentado en el piso mientras sus ojos que aún sentía húmedos buscaban por todas partes algo que le diera sentido y justificación a lo que acababa de... ¿soñar? --Qué paso? --Susurró de forma boba, tratando de no asustar al muchacho, en caso de que hubiera pasado algo extraño --Solo recuerdo... haber salido al pasillo a buscarte. No me parecía buena idea dejarte ir solo... parecía algo peligroso.... --Dijo, rascándose la nuca sintiendo la vergüenza total de... al final ser él quien se hubiera metido en problemas. Le dolía la cabeza, en demasía. --Ne... ¿Estás bien? --Preguntó, alzando su mano y alcanzando la mejilla del adolescente, acariciandole mientras preocupado, revisaba que no tuviese daño alguno.
El escuchar las palabras de su hermosa Lydia diciéndole que le odiaba fueron demasiado para su existencia. El moreno siempre se había sentido culpable al respecto de la muerte de su familia, había prometido que iría con ellas y por cuestiones de trabajo no alcanzó ya a ningún carruaje dispuesto a llevarle a la mansión de los Phantomhive que se hallaba a las afueras de la ciudad. Esa noche había comprado unas flores para Lydia y un broche de cabello para la pequeña Natalie, en compensación por haberles fallado y no llegar con ellas a dormir. Nunca pensó que esas flores irían a parar sobre la tumba de su esposa.
"Te odio Kotetsu"
"Te odio"
La voz dulce resonaba en sus oídos, haciéndole estremecerse y de pronto... La oscuridad.
La oscuridad que lo tragó haciéndole sentir ese vacío de pesadilla en el estómago, que poco a poco se fue apaciguando, haciéndose menos densa... abriéndole un poco hacia cierta luz y... Cuando abrió los ojos sintió que esa luminosidad lastimó sus ojos, se levantó de golpe, mirando a...
--¡Marcus! --Dijo con sorpresa, notando como el chico tenía una mano alzada, como si hubiera estado llamándole, Kotetsu se quedó sentado en el piso mientras sus ojos que aún sentía húmedos buscaban por todas partes algo que le diera sentido y justificación a lo que acababa de... ¿soñar? --Qué paso? --Susurró de forma boba, tratando de no asustar al muchacho, en caso de que hubiera pasado algo extraño --Solo recuerdo... haber salido al pasillo a buscarte. No me parecía buena idea dejarte ir solo... parecía algo peligroso.... --Dijo, rascándose la nuca sintiendo la vergüenza total de... al final ser él quien se hubiera metido en problemas. Le dolía la cabeza, en demasía. --Ne... ¿Estás bien? --Preguntó, alzando su mano y alcanzando la mejilla del adolescente, acariciandole mientras preocupado, revisaba que no tuviese daño alguno.
Kotetsu- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Kotetsu abrió los ojos de golpe, levantándose a medias aún en el suelo hasta que por fin pudo distinguirle con total claridad.
- ¿Que qué paso? -entrecerró los ojos, serio- Que a este paso voy a dedicarme a no advertir a la gente... parece que eso influye a la hora de instigarla a hacer precisamente lo que se le ha prohibido. Te dije que no salieras y no me hiciste caso.
Suspiró y sacudió la cabeza, conteniendo su irritación y preocupación por el humano, por una vez que no le había pasado algo como aquella vez... no le había visto, pensaba que había sido un sueño y él no iba a estropearlo. Le lanzó una mirada intensa, seria.
- Yo estoy bien... lo que no puede decirse de ti -dijo, cerrando los ojos ante aquel contacto; de alguna manera ya no se sentía tan animado a seducirle... aquel maldito demonio le había chafado su buen humor.
Extendió el dedo índice de su mano derecha y los posó sobre la frente de Kotetsu, haciendo que al instante el dolor de cabeza que claramente tenía se disipase.
Se irguió y le lanzó una mirada penetrante y profunda desde su altura.
- Te digo una cosa, Kotetsu... no me hace falta preguntarte qué te ocurrió en el pasado para que semejante suceso te haga desmayarte y revolcarte en la infelicidad y la culpabilidad... -sus ojos resplandecieron, era una buena mentira, se había desmayado... eso era- pero te digo una cosa... mucha gente trata de olvidar los fantasmas del pasado que les acechan en sus peores pesadillas, olvidar los errores que cometieron sin saber que... al hacer eso... nos condenamos a repetirlos -entrecerró los ojos-. Acepta el pasado como parte de ti, profesor, acéptalo y no huyas de él, o tarde o temprano el pasado volverá a ser tu presente.
Extendió una mano y cuando el profesor se la tomó lo alzó como si no pesase más que una pluma.
- Supera tu pasado... -le murmuró al pasar a su lado para volver a sentarse en su asiento- antes de tratar de ayudar a otros a hacerlo...
Sacudió la cabeza y se sentó nuevamente escarranchado, nuevamente enseñando más de lo que debería, pero ahora totalmente desinteresado en lo que antes le interesaba.
- ¿Que qué paso? -entrecerró los ojos, serio- Que a este paso voy a dedicarme a no advertir a la gente... parece que eso influye a la hora de instigarla a hacer precisamente lo que se le ha prohibido. Te dije que no salieras y no me hiciste caso.
Suspiró y sacudió la cabeza, conteniendo su irritación y preocupación por el humano, por una vez que no le había pasado algo como aquella vez... no le había visto, pensaba que había sido un sueño y él no iba a estropearlo. Le lanzó una mirada intensa, seria.
- Yo estoy bien... lo que no puede decirse de ti -dijo, cerrando los ojos ante aquel contacto; de alguna manera ya no se sentía tan animado a seducirle... aquel maldito demonio le había chafado su buen humor.
Extendió el dedo índice de su mano derecha y los posó sobre la frente de Kotetsu, haciendo que al instante el dolor de cabeza que claramente tenía se disipase.
Se irguió y le lanzó una mirada penetrante y profunda desde su altura.
- Te digo una cosa, Kotetsu... no me hace falta preguntarte qué te ocurrió en el pasado para que semejante suceso te haga desmayarte y revolcarte en la infelicidad y la culpabilidad... -sus ojos resplandecieron, era una buena mentira, se había desmayado... eso era- pero te digo una cosa... mucha gente trata de olvidar los fantasmas del pasado que les acechan en sus peores pesadillas, olvidar los errores que cometieron sin saber que... al hacer eso... nos condenamos a repetirlos -entrecerró los ojos-. Acepta el pasado como parte de ti, profesor, acéptalo y no huyas de él, o tarde o temprano el pasado volverá a ser tu presente.
Extendió una mano y cuando el profesor se la tomó lo alzó como si no pesase más que una pluma.
- Supera tu pasado... -le murmuró al pasar a su lado para volver a sentarse en su asiento- antes de tratar de ayudar a otros a hacerlo...
Sacudió la cabeza y se sentó nuevamente escarranchado, nuevamente enseñando más de lo que debería, pero ahora totalmente desinteresado en lo que antes le interesaba.
Marcus- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Localización : Donde halla traseros bien firmes y hermosos...
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
--¿ah? --Fue la única respuesta de Kotetsu.
Parpadeó varias veces como no comprendiendo realmente de qué hablaba Marcus hasta... Que recordó que el chico le había dicho de forma expresa que no saliera. --Pero dijiste que... ¡negaste 2 veces que saliera! cuando prohibes algo así, cuando siento que una persona que esta a mi alrededor puede salir lastimada... ¿Cómo quieres que me quede sentado en mi escritorio? ¿Tu podrías hacer eso? --Susurró como si fuera lo más normal del mundo el que cualquier persona en esos días se lanzara a la ayuda de otra.
Cuando le dijo eso y puso el dedo en su frente, Kotetsu abrió la boca simplemente, como consternado. --Yo estoy bien... Ignoro que pasó, pero estoy bien --Dijo con un infantil puchero no propio para una persona de su edad. Le escuchó, no atreviéndose a responderle absolutamente nada de lo que había dicho con anterioridad y notando que el dolor de cabeza sorpresivamente ya no estaba. Analizó sus palabras, su mano tomando la del otro chico quien le levantó como si el mayor no pesara nada. ¿Así que se había desmayado? No recordaba nada de lo que había pasado, nada... Así que esa excusa era suficiente para él. Que lastimero... ¿Se había desmayado así solamente estando quizá.... ?
--Un momento. --Dijo alzando la mano como si se hubiera dado cuenta de que Marcus había desviado el tema a otra cosa. --Superaré mi pasado si tengo que hacerlo... Pero a ti... ¿Qué fue lo que te pasó allá afuera y porqué no querías que saliera? --Le miró, como si se hubiera dado cuenta de que detrás del truco del conejo con el sombrero siempre hubiera habido una mentira. Se cruzó de brazos, estando frente a él y notándolo nuevamente acomodado despatarrado en la silla, suspirando al notar que si, otra vez mostraba impasible aquel bulto dentro del pantalón. --Marcus... Vamos a estar juntos bastante tiempo y no quiero simplemente venir aquí a recitar clase como perico 6 horas diarias por un año. --Aceptó, suspirando un tanto incluso derrotado. --Lo justo es que nos llevemos bien y para eso necesito que me tengas confianza. --Pidió, pensando que lo más grave que Marcus podría contarle, si es que decidía a hacerlo, era que unos chicos bravucones de otra escuela se habían metido aquí a golpearlo.
Qué difíciles eran los adolescentes. Por eso Kotetsu trabajaba más con niños. No sabía como tratar esas indómitas mentes en crecimiento.
Parpadeó varias veces como no comprendiendo realmente de qué hablaba Marcus hasta... Que recordó que el chico le había dicho de forma expresa que no saliera. --Pero dijiste que... ¡negaste 2 veces que saliera! cuando prohibes algo así, cuando siento que una persona que esta a mi alrededor puede salir lastimada... ¿Cómo quieres que me quede sentado en mi escritorio? ¿Tu podrías hacer eso? --Susurró como si fuera lo más normal del mundo el que cualquier persona en esos días se lanzara a la ayuda de otra.
Cuando le dijo eso y puso el dedo en su frente, Kotetsu abrió la boca simplemente, como consternado. --Yo estoy bien... Ignoro que pasó, pero estoy bien --Dijo con un infantil puchero no propio para una persona de su edad. Le escuchó, no atreviéndose a responderle absolutamente nada de lo que había dicho con anterioridad y notando que el dolor de cabeza sorpresivamente ya no estaba. Analizó sus palabras, su mano tomando la del otro chico quien le levantó como si el mayor no pesara nada. ¿Así que se había desmayado? No recordaba nada de lo que había pasado, nada... Así que esa excusa era suficiente para él. Que lastimero... ¿Se había desmayado así solamente estando quizá.... ?
--Un momento. --Dijo alzando la mano como si se hubiera dado cuenta de que Marcus había desviado el tema a otra cosa. --Superaré mi pasado si tengo que hacerlo... Pero a ti... ¿Qué fue lo que te pasó allá afuera y porqué no querías que saliera? --Le miró, como si se hubiera dado cuenta de que detrás del truco del conejo con el sombrero siempre hubiera habido una mentira. Se cruzó de brazos, estando frente a él y notándolo nuevamente acomodado despatarrado en la silla, suspirando al notar que si, otra vez mostraba impasible aquel bulto dentro del pantalón. --Marcus... Vamos a estar juntos bastante tiempo y no quiero simplemente venir aquí a recitar clase como perico 6 horas diarias por un año. --Aceptó, suspirando un tanto incluso derrotado. --Lo justo es que nos llevemos bien y para eso necesito que me tengas confianza. --Pidió, pensando que lo más grave que Marcus podría contarle, si es que decidía a hacerlo, era que unos chicos bravucones de otra escuela se habían metido aquí a golpearlo.
Qué difíciles eran los adolescentes. Por eso Kotetsu trabajaba más con niños. No sabía como tratar esas indómitas mentes en crecimiento.
Kotetsu- Mensajes : 12
Fecha de inscripción : 27/08/2011
Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Marcus cerró los ojos y suspiró con exasperación.
- En verdad eres un ingenuo, Kotetsu-sensei -dijo llamándolo respetuosamente por primera vez; ahora que se le había aguado el humor no tenía gana al guna de seguir transgrediendo las normas de respeto para nada... después de todo ya no tenía plan de seducción, simplemente estaba molesto y hastiado, como siempre tras pelear con los demonios.
"Siempre es euforia al matarlos... euforia que se convierte en depresión al cabo de unos minutos... me pregunto si no será la maldición de esos bichos y estoy ya mil veces maldito..." pensó para sí el joven, suspirando y mirándose las uñas con descuido.
Y entonces parece que aquel hombre no demasiado despierto logró descubrir el fuego... haciendo ya las preguntas que no debían hacerse jamás.
Marc entrecerró los ojos y le lanzó una mirada que contenía una advertencia en sus profundos pozos castaños veteados de verde.
- Tan sólo salí a enfrentar a mis eternos miedos, y no deseaba que tú también te vieses envuelto en ellos -dijo con voz y expresión inexpresivas, jugueteando con un mechón de su largo flequillo-. Yo a diferencia de ti no puedo ni debo aceptar mi pasado... -clavó sus profundos ojos en los del profesor, revelando con una sola mirada un mar de incertidumbre, una incertidumbre que poco parecía tener que ver con peleas callejeras o violencia doméstica- yo convivo con mis demonios internos a diario... y lucho una batalla a muerte con ellos día sí y día también...
Entonces aquella extraña aura de madurez y sufrimiento adulto pareció desaparecer del chico, que se volvió a reclinar en el asiento suspirando.
- Pero en fin, no es algo que deba... -al escuchar aquella última afirmación del profesor Marc no pudo fruncir el ceño, irritado- ¿Confiar? ¿Confiar en ti?
Marc chistó, y en apenas un segundo se había levantado y estaba encima del profesor, pareciendo por aquel gesto enfurecido mucho más alto que Kotetsu y apoyando ambas manos en la mesa que tenía detras el hombre, sus rostros quedando muy cercanos entre sí.
- Ahí es donde te equivocas, profesor -dijo, su voz fría-. He visto en ti y no veo maldad, yo confío en Kotetsu Kaburagi... -sus ojos se achicaron- el que no confía en mí eres tú, sensei, y mientras no lo hagas me temo que nuestras clases se verán reducidas a "simplemente venir aquí a recitar clase como un perico seis horas diarias" -repitió, en verdad cabreado con su actitud.
Lo trataba como un crío, a él, que había visto el Infierno infinidad de veces y había destruído a sus habitantes otras cuantas...
- Puede que sea un idiota que tiene que ir al colegio... pero soy un idiota en el que se puede confiar para lo que es verdaderamente importante -se separó del profesor-. Me ofendes... sensei...
Sin nada más que decir, tras aquel subidón de adrenalina completamente vacío de nuevo, Marc se derrumbó de nuevo en la silla y miró la lluvia caer.
"Maldición... un día que empezó tan bien... y se ha ido a la mierda incluso antes de la hora de comer... soy un idiota..." pensaba el joven.
- En verdad eres un ingenuo, Kotetsu-sensei -dijo llamándolo respetuosamente por primera vez; ahora que se le había aguado el humor no tenía gana al guna de seguir transgrediendo las normas de respeto para nada... después de todo ya no tenía plan de seducción, simplemente estaba molesto y hastiado, como siempre tras pelear con los demonios.
"Siempre es euforia al matarlos... euforia que se convierte en depresión al cabo de unos minutos... me pregunto si no será la maldición de esos bichos y estoy ya mil veces maldito..." pensó para sí el joven, suspirando y mirándose las uñas con descuido.
Y entonces parece que aquel hombre no demasiado despierto logró descubrir el fuego... haciendo ya las preguntas que no debían hacerse jamás.
Marc entrecerró los ojos y le lanzó una mirada que contenía una advertencia en sus profundos pozos castaños veteados de verde.
- Tan sólo salí a enfrentar a mis eternos miedos, y no deseaba que tú también te vieses envuelto en ellos -dijo con voz y expresión inexpresivas, jugueteando con un mechón de su largo flequillo-. Yo a diferencia de ti no puedo ni debo aceptar mi pasado... -clavó sus profundos ojos en los del profesor, revelando con una sola mirada un mar de incertidumbre, una incertidumbre que poco parecía tener que ver con peleas callejeras o violencia doméstica- yo convivo con mis demonios internos a diario... y lucho una batalla a muerte con ellos día sí y día también...
Entonces aquella extraña aura de madurez y sufrimiento adulto pareció desaparecer del chico, que se volvió a reclinar en el asiento suspirando.
- Pero en fin, no es algo que deba... -al escuchar aquella última afirmación del profesor Marc no pudo fruncir el ceño, irritado- ¿Confiar? ¿Confiar en ti?
Marc chistó, y en apenas un segundo se había levantado y estaba encima del profesor, pareciendo por aquel gesto enfurecido mucho más alto que Kotetsu y apoyando ambas manos en la mesa que tenía detras el hombre, sus rostros quedando muy cercanos entre sí.
- Ahí es donde te equivocas, profesor -dijo, su voz fría-. He visto en ti y no veo maldad, yo confío en Kotetsu Kaburagi... -sus ojos se achicaron- el que no confía en mí eres tú, sensei, y mientras no lo hagas me temo que nuestras clases se verán reducidas a "simplemente venir aquí a recitar clase como un perico seis horas diarias" -repitió, en verdad cabreado con su actitud.
Lo trataba como un crío, a él, que había visto el Infierno infinidad de veces y había destruído a sus habitantes otras cuantas...
- Puede que sea un idiota que tiene que ir al colegio... pero soy un idiota en el que se puede confiar para lo que es verdaderamente importante -se separó del profesor-. Me ofendes... sensei...
Sin nada más que decir, tras aquel subidón de adrenalina completamente vacío de nuevo, Marc se derrumbó de nuevo en la silla y miró la lluvia caer.
"Maldición... un día que empezó tan bien... y se ha ido a la mierda incluso antes de la hora de comer... soy un idiota..." pensaba el joven.
Marcus- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 27/08/2011
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Re: Vuelta al Colegio... de verdad hablaba en serio... [Priv Kotetsu-Marc]
Parecía que habían cambiado al chico justo en el pasillo. Aquél muchacho de pronto se había quedado con una actitud más fastidiada que pasiva y le había dicho... sensei. Su mirada sin embargo, fue algo que descolocó completamente a Kotetsu, advertencia y agresividad nublando aquellos ojos de un color indefinido y por lo cual brillando de forma igual el castaño y el verde. Le escuchó hablar de la situación en la cual se encontraba y vivía día a día y le pareció que no tenía problemas comunes como cualquier adolescente con problemas que él hubiese llegado a conocer. ¿Qué cosas ensombrecerían su vida para que dijera que no podía hacer nada más que enfrentarlas a diario y sin embargo a él, quien había perdido a su familia por un descuido, le decía que debía superarlo?
Cuando se levantó de forma agresiva y estuvo a centímetros de él, Kotetsu se sintió bastante inseguro. No había contado con que el chico que le asignarían tuviera algún antecedente de peleas. Le dejó hablar, sabía que cuando un adolescente estaba molesto lo mejor que alguien podía hacer era dejarlos desahogarse primero. Cuando se volvió a sentar, supo que había terminado y entonces se pasó detrás de su escritorio, sentándose en la silla ya propiamente y pasando sus codos a reposar en el mueble de madera oscura.
--Ignoro qué es lo a lo que te enfrentas todos los días. --Dijo, mientras comenzaba a abrir el libro y a mirarle, serio. --Agradezco que digas que en mí no ves maldad, sin embargo... --Susurró, comenzando a hojear las páginas con lentitud. --He hecho cosas de las cuales voy a arrepentirme por una buena parte de mi vida. Dices que no confío en tu porque salí al pasillo, porque pensé que estabas metido en problemas... Escucha bien, Marcus: --Alzó sus ojos castaños para mirarle, una mueca en su boca, que indicaba no le gustaba dar ese tipo de sermones y menos a personas que le parecían buenos chicos como él. --No te conozco, no sé qué es lo que haces y porqué estás aquí; tampoco sé que cosas verdaderamente importantes realizas a diario. Y mientras no me digas nada, voy a permanecer ignorante, a oscuras... --Dijo, entornando los ojos como si el decir las variantes de la palabra oscuridad le recordaran algo... "peculiar" --Si me adviertes mil veces que no salga a un pasillo y yo presiento que tu puedes estar en problemas, voy a salir mil veces por ti, ¿sabes porqué? --Dijo haciendo una pausa, pero no lo suficientemente grande como para que el otro respondiera. --Porque eres mi alumno, y mientras estés aquí las 6 aburridas horas conmigo, eres mi responsabilidad. --Suspiró, mirándole con ojos que le dejaban saber que odiaba las confrontaciones y que realmente se había preocupado por él.
--El día que quieras explicarme qué pasa por tu cabeza, el porqué te hubiera gustado que yo no saliera por esa puerta, ese día yo simplemente respetaré tu punto de vista y te dejaré hacer --Se desanudó el nudo de la corbata, dejando ambos cordones caer a los lados de su chaleco blanco. --Mientras tanto, perdona si te ofendí... Y perdona también la escena que hice si me desmayé. --Dijo volviendo a suspirar pero ahora de manera cansada. --¿Qué te parece si nos tomamos un receso y te invito a comer? --Propuso, en espera que el muchacho calmara ese mal humor evidente que tenía y le volvieran los buenos ánimos.
Su actitud anterior había sido preocupante, casi podría haber jurado que había estado coqueteándole toda la clase y sin embargo ahora estaba serio, sin ánimos... Kotetsu lo prefería una y mil veces como estaba al principio, con esa media sonrisa y falta de decencia completa a tenerlo de esta manera ahora y no pudo evitar pensar que había sido su culpa. --Anda... Preparo un arroz frito delicioso... --Quiso animarle.
Cuando se levantó de forma agresiva y estuvo a centímetros de él, Kotetsu se sintió bastante inseguro. No había contado con que el chico que le asignarían tuviera algún antecedente de peleas. Le dejó hablar, sabía que cuando un adolescente estaba molesto lo mejor que alguien podía hacer era dejarlos desahogarse primero. Cuando se volvió a sentar, supo que había terminado y entonces se pasó detrás de su escritorio, sentándose en la silla ya propiamente y pasando sus codos a reposar en el mueble de madera oscura.
--Ignoro qué es lo a lo que te enfrentas todos los días. --Dijo, mientras comenzaba a abrir el libro y a mirarle, serio. --Agradezco que digas que en mí no ves maldad, sin embargo... --Susurró, comenzando a hojear las páginas con lentitud. --He hecho cosas de las cuales voy a arrepentirme por una buena parte de mi vida. Dices que no confío en tu porque salí al pasillo, porque pensé que estabas metido en problemas... Escucha bien, Marcus: --Alzó sus ojos castaños para mirarle, una mueca en su boca, que indicaba no le gustaba dar ese tipo de sermones y menos a personas que le parecían buenos chicos como él. --No te conozco, no sé qué es lo que haces y porqué estás aquí; tampoco sé que cosas verdaderamente importantes realizas a diario. Y mientras no me digas nada, voy a permanecer ignorante, a oscuras... --Dijo, entornando los ojos como si el decir las variantes de la palabra oscuridad le recordaran algo... "peculiar" --Si me adviertes mil veces que no salga a un pasillo y yo presiento que tu puedes estar en problemas, voy a salir mil veces por ti, ¿sabes porqué? --Dijo haciendo una pausa, pero no lo suficientemente grande como para que el otro respondiera. --Porque eres mi alumno, y mientras estés aquí las 6 aburridas horas conmigo, eres mi responsabilidad. --Suspiró, mirándole con ojos que le dejaban saber que odiaba las confrontaciones y que realmente se había preocupado por él.
--El día que quieras explicarme qué pasa por tu cabeza, el porqué te hubiera gustado que yo no saliera por esa puerta, ese día yo simplemente respetaré tu punto de vista y te dejaré hacer --Se desanudó el nudo de la corbata, dejando ambos cordones caer a los lados de su chaleco blanco. --Mientras tanto, perdona si te ofendí... Y perdona también la escena que hice si me desmayé. --Dijo volviendo a suspirar pero ahora de manera cansada. --¿Qué te parece si nos tomamos un receso y te invito a comer? --Propuso, en espera que el muchacho calmara ese mal humor evidente que tenía y le volvieran los buenos ánimos.
Su actitud anterior había sido preocupante, casi podría haber jurado que había estado coqueteándole toda la clase y sin embargo ahora estaba serio, sin ánimos... Kotetsu lo prefería una y mil veces como estaba al principio, con esa media sonrisa y falta de decencia completa a tenerlo de esta manera ahora y no pudo evitar pensar que había sido su culpa. --Anda... Preparo un arroz frito delicioso... --Quiso animarle.
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