Sótano de la mancion Trancy

Habían regresado antes, debido a los cambios de humor del bipolar rubio; el cual decidió volver a su mansión cancelando todo lo pendiente con el fin de molestar a Claude, eso o tal vez tenerlo solo para él. Camino alejándose momentáneamente de su mayordomo, descubriendo así un par de ruidos provenientes del sótano, con una curiosa mirada entro, para así toparse con Timber, uno de los sirvientes de su mansión y pese a tener dos hermanos casi similares, permanecía en él la sombra de algo nuevo … después de todo también era un demonio. Tomo algunos frascos de la repisa rompiéndolos en el piso, consiguió así darse a notar.

--lo lamento… (Sarcástico)

Para estas horas del día debía de estar ocupado, ahora con el tiempo libre gracias a su tonto berrinche no había nada que hacer. Se puso de cuclillas para recoger un trozo de los frascos y después arrojarlo lejos.

-déjalo … sabes es la primera vez que escucho tu voz tan fuerte, pensé que me irritaría pero … es agradable después de todo…

Cogiendo a Timber por la corbata con un rápido movimiento lo acorralo cerca de la pared del fondo.

--No entiendo .. mi mente no concibe como es que pese a ser parecido a esos dos … tienes tanta diferencia … (llevo una mano al cuello del sirviente y sujeto suavemente) … quiero ver la realidad … se que detrás de esa mascara silenciosa existe algo mas … eso que no me permitió marcharme…

Una maliciosa sonrisa se gravo en sus labios. Sentía la respiración de aquel chico, ahora estaba más rápida. ¿Cómo es que no se le había pasado por la mente jugar con él? Pensaba.

--¿Temes que algo malo pase? …

Aun así seguía sin moverse. Acaso era tímido o simplemente estaba evitándolo. Presiono un poco más su cuello, pero si hacerle daño.

--La gente es feliz por tonterías … he pasado mientras estabas cocinando, sonreías … pese a que era simple comida … disfrutabas haciéndolo … y ahora … tienes miedo … no te lastimare .. lo prometo (sus ojos reflejaban tantas cosas que era inútil creer en él) … solo quiero yo también hacerte sonreír …

Una ráfaga de viento entro por la ventanilla que se encontraba sobre ellos, la cual daba al patio. Los rubios flequillos de Alois bailaron un poco agraciando aun mas su angelical pero endemoniado rostro a la vez.

“ Petrificado “ así era como permanecía ahora; inconscientemente su cuerpo se movió, camino rápido hasta alcanzar el brazo de Timber lo sujeto evitando que se marchara, el jalón que dio provoco que nuevamente las cosas cayeran, al romperse, al escuchar ese fuerte sonido fue cuando reacciono ¿que es lo que estaba haciendo? Confundido lo soltó para luego sobar parte de su muñeca izquierda la cual su sirviente había presionado al momento de liberarse y acercarse a muy pocos centímetros de su boca.

--No te dije que podrías marcharte (dijo curiosamente intranquilo)

La mente del joven Trancy comenzó a cavilar varios pensamientos de forma automática. Ahí estaba aquella actitud había salido tras esa mascara, tan única y asombrosa que hasta ocasiono aquel comportamiento en el joven rubio, ahora se preguntaba que encontraría si seguía escarbando , era un hecho lo averiguaría. Su actitud volvió a dar un giro radical, extendió su brazo hacia Timber mostrando su desnuda y blanca piel, para así enseñarle la marca enrojecida que su fuerte apretón le provoco. La confusión se fue, sabia lo que tenia que hacer lo ayudaría en ese interesante camino a descubrir su verdadero ser.

--Y …¿Qué harás con esto? …

Noto que los vidrios se le incrustaban, en un acto cruel coloco su peso en los hombros de Timber, provocando que le penetraran aun mas, ahora se había desquitado de la marca que aun punzaba en su muñeca.

Los labios de su sirviente en su fina piel le daban varias ideas, ya no seguía aburrido no podía, le llamaban mucho la atención ese tipo de personas, las cuales ocultaban en su interior tantos sentimientos y emociones misteriosas, silenciosas pero solo con el simple hecho de estar presentes demostraban decir muchos mas que con vanas palabras. Fingió no haber cometido tal acto adrede.

--Timber … disculpa … pensemos … ¿Cómo puedo remediarlo? … tal vez un juego que acabo de inventar te anime … (sonriendo emocionado)

Lo tenia todo planeado, excepto claro lo que la oculta y fuerte personalidad del otro pudiera ocasionar. Retirándose su rojo saco dejo a la vista aun mas definido su esbelto y agraciado cuerpo.

--hagamos esto … (le extendió una llave) cerraras bien el sótano, no te preocupes estoy seguro que Claude no se molestara de que haberla tomado ¿o robado? No importa … ¿te duele? (se agacho hasta ponerse frente a Timber) … te daré permiso de olvidarte unos instantes de tus deberes, concéntrate en mi … el juego es muy divertido … se trata de “vengarse” del otro por lo que le haga antes, gentil o como gustes (imito una cara dulce e inocente) pero recuerda que soy solo un débil niño … ¿ de acuerdo ?….

Su mente era un mundo de malicia, creatividad, ira, bipolaridad y un extraño querer. Era cierto era un humano pero su capacidad de razonamiento lo hacian demasiado hábil. La pregunta era ¿Qué pasaría entonces si su sirviente resultara más astuto?

*Permanecían encerrados pero si él quería en un segundo podría llamar a su mayordomo, sin embargo no había prisa. Tenia curiosidad por saber cual seria el siguiente inesperado acto del muchacho; en el pasado nunca había conversado con él, sencillamente se dedicaba a observarlo cumplir con sus tareas. Ahora teniéndolo en frente le costaba decidir ¿algo rudo y malicioso o tal vez un encuentro excitante y cálido? No planeaba meditando mas … intento acomodar la corbata negra del sirviente mientras vagamente revelaba lo que pasaba por su cabeza en esos momentos.*

-Vengarte de mi por haberte maltratado ... remover tu interior es lo unico en lo que estoy interesado a hacer ... Los humanos tenemos un corto periodo en este mundo … siempre me ha molestado mucho considerar que algún día todo lo que haga y consiga lo terminare perdiendo con el hecho de morir … *su semblante de notaba apagado, no se dibujaba ninguna sonrisa, su mirada parecía perdida* … y odie mas todo esto cuando aumentaron mis des fortunas en el corto periodo de vida que tengo … de cierta forma te envidio … tu, siendo feliz de forma tan sencilla … yo no he logrado serlo jamás … *se separo un poco del otro hasta tocar pared, hablar de aquello le resultaba incomodo y le ponía un tanto melancólico* el pasado … es un hecho que jamás podre cambiarlo … pero lo que reste de mis días, antes de que Claude provoque mi final … *guardo silencio por un momento, sus manos apretaban un poco la tela de sus pantaloncillos, un leve tono rojizo apareció en sus mejillas, lo que diría a continuación le costaba tanto llevarlo acabo, su voz era débil, como si prefiriera no hablar por temor a lo que acontecería*- quiero … yo … conocer esa felicidad que te provoca sonreír de tan bella forma- *no podía mirar a Timber, estaba demasiado abochornado por pedir tal cosa y por mostrar tal debilidad frente a otro que no fuera Claude*

Sus ojos se abrieron por el asombro, el calor que le brindaba aquel demonio pese a ser lo que era le envolvía, escuchando atentamente cada palabra hundió su cabeza en el pecho del otro, sus brazos colgaban a un lado de su costado, percibir la respiración que provocaba movimientos en su pecho, el latido de su corazón lento y fuerte.

-...se siente tan bien…

Vocifero inconscientemente, nadie mas antes le había abierto su corazón y pese a haber sido breve le había causado una dicha enorme eso y el que le resguardaran entre sus brazos. Quiso devolver el tan preciadoregalo con sus propias manos sin embargo al escuchar “para alguien especial” el hermoso calor que crecía dentro de él, se transformo en un agudo lastimar. Separándose bruscamente y con dificultan se deshizo de su agarre.

- … odio esa palabra … no la menciones nuevamente … yo … yo … la detesto… el mundo lleva consigo miles de personas que cuidan a otras por el hecho de considerarlas especiales … es repulsivo … no … me agrada…

Escondía lo que verdaderamente lo que sentía, claro que había tenido a una persona especial Luka, pero aun el mismo no descubría si odiaba todo esto por el hecho de no haberlo podido salvar o por que simplemente le había abandonado en la terrible soledad de un mundo egoísta.

Podía percibir aun la sensación de los brazos del otro en su cuerpo.

-“eso… eso no es necesario…”

Se decía internamente, queriendo ignorar aquel sentimiento de necesidad que crecía en él, por Timber, la sensación de frías gotas resbalando entre sus cálidas mejillas le venció haciéndole aceptar en secreto el agrado que comenzaba a sentir por su acompañante, no le dejaría salir de aquel sótano, le tendría para el sol;, pero aun así el que le viera llorar, el que se diera cuenta de sus crecientes emociones le avergonzaba, su rubio flequillo cubría sus ojos , pero no por completo sus lagrimas, quería pedirle que se quedara con él, que le quitara este sufrimiento, pero solo guardo silencio ante el demonio.

La atención que le brindaba Timber era reconfortante. El frio y obscuro sótano comenzaba a mutar, el ambiente se trasformo en conjunto con las sensaciones del menor, las finas ropas del demonio rozaban gratamente una de las mejillas de Alois al ser abrazado, un leve pero continuo viento entraba por la ventanilla del lugar llegando hasta ellos, tocándoles de forma refrescante y agradable. Tantos sentimientos nuevos creciendo en su interior comenzaban a confundirle.

Su mansión llena de seguridad siempre le parecía un total regalo, las cosas habían cambiado exteriormente por completo para el conde desde hacia ya unos años, aun recordaba esos difíciles momentos, había intentado no apartarse del cuerpo sin vida de Luka … pero todo eso resultó bastante rápido … estuvo fuera de sus manos … no supo más, sencillamente después de pasar de una condición degradante como esclavo … le humillaron aun más, la melancólica y grisácea noche, los golpes, la sangre, la impotencia, el contrato, … le había cambiado la vida desde que había hecho un pacto, eso era un hecho … pero solo parcialmente. En su mansión siempre reinaba el silencio, no importa cuanto actuara de forma caprichosa y malcriada, cuanto levantara la voz o su mano amenazante … todo lucia de la misma forma … nunca había consecuencias, como si ningún acto del conde Trancy hubiera ocurrido … todo acto era difuminado a causa de un pulcro pañuelo blanco, quedando en el olvido sin brindarle importancia, sin reclamos, sin regaños.


A penas parpadeo y sus entrañas sintieron un radical cambio, separándose de inmediato miro sonriente al otro.

-… ¿un castigo?...

Pregunto de forma maliciosa. A la vez que en sus pensamientos aparecía esa vez donde se había desecho del ojo de Hannah, había sido divertido, Timber había estado presente en tan cruel acto.

Acercándose al demonio le contemplo, era atractivo, sus sedosos cabellos purpura hacían un perfecto juego con sus rojizos ojos brillantes, rozo con las yemas levemente hasta sentir sus suaves pestañas.

-..tus ojos son bastante bellos como para despojarte de ellos … seria una gran perdida …

Jalando la obscura corbata de Timber logro desatarla y apartarla de su cuerpo al igual que chaleco que llevaba el mayor. Abrió la camisa del demonio observando detalladamente.

-ya lo medite … tu castigo será largo y extenuante …

Con sus delgados dedos tomo parte de la cabellera de Timber acercándole aun mas, labio lentamente los labios del otro con su jugosa lengua.

-… eres un buen cocinero … tengo un gran apetito ..apresúrate .. *ordeno*

Le soltó y camino veloz hacia la puerta del sótano, justo antes de abrir sintió la presencia del otro el cual le había alcanzado, ahora estaba atrás del rubio, el mayor impidió con una mano que lograra intentar abrir la puerta. Alois sintió el fresco aliento de Timber junto a su oído para luego soltar una leve risa.

-sin duda Timber … eres bastante interesante …

Una fuerte y electrizante sensación le recorrió por todo el abdomen cuando Timber lo giro con fuerza, al instante percibió los labios del mayor sobre los suyos y abrió grandes ojos como si en un principio no se hubiese dado cuenta de que lo estaba provocando. Intento separarse pero le fue imposible, estaba aprisionado entre la puerta y el demonio. Parecía que cada movimiento dado por el joven rubio solo conseguía incitar más aun al otro a aumentar el ritmo del beso, el roce de su cuerpo, de su pecho, de su abdomen, de su pelvis siempre buscando zafarse pero sencillamente consiguiendo que su sirviente lo percibiera deleitosamente debido a la cercanía.

La dominante lengua de su mayor había entrado en su boca de forma tajante, Alois entrecerró sus ojos a consecuencia de cada sensación placentera provocada por Timber, mirando solamente los de este, encendidos en un bello tono violeta. Ya no hacia nada mas que dejar que su cuerpo disfrutara, sentía como se le iba el aliento, algunos gemidos ahogados salieron de entre su garganta a consecuencia de esto.


De la nada Timber se había alejado bruscamente.


Alois permanecía tal y como su mayor le había dejado, su brazo diestro, la cual el demonio sujeto casi al final estaba cerca del rostro del rubio, pegado totalmente a la madera; su cabello rubio totalmente alborotado; en su intenso apetito, Timber, sujetó al menor de la barbilla y mentón, ahora el joven conde mantenía su rostro alzado; parte de su pulcra camisa blanca se encontraba ya desfajada.

Respiraba acelerado recobrando su aliento perdido. Miro a Timber, el cual, parecía esquivarle con la vista. Bajo su brazo diestro, para luego pasar dos dedos de su mano sobre sus labios. Contemplo la llave dorada que sobresalía entre el pecho blanco del demonio. “aunque hubiera querido salir … no lo habría logrado” razono, pues aquel sótano estaba asegurado por dicha llave, la misma que estaba bajo los deseos de su mayor y que casualmente asemejaba la situación de Alois, pues este, estaba a merced de Timber. Lo que provocaba confusión en el menor pero más aun “curiosidad y ansias”.



La actitud de Timber era completamente nueva para Alois y lo más asombroso para este casi adolecente, “le gustaba”. Bajo algunos escalones hasta llegar con el otro, observo la camisa abierta del demonio y nuevamente se dejo controlar por sus impulsos mezclados con el ahora inquietante deseo que sentía por aquel hermoso chico de cabellos purpura.

-me gustaría poder ayudarte … puesto que yo fui quien te semidesnudo … pero … - Dijo sonriendo un poco, su actitud era la unión de inocencia y sensualidad a la vez – no se como hacerlo … creo que desde que llegue aquí me he malcriado mas, prefiero que lo hagan por mi … solo se me facilita zafar los botones pero abrocharlos me es tan difícil … te lo mostrare – se desfajo completamente y comenzó abril su camisa hasta el ultimo botón dejando a la vista del demonio la mitad de su atractivo cuerpo. Miro provocativo a su mayor con su bello y aun infantil rostro matizado con algo que avivaba la excitación de cualquiera que le contemplara, pero que esto solo lo hacia para Timber- ¿lo vez? … ahora no podre regresarlo a como estaba … -hizo una mueca tierna y espero.

La sonrisa dibujada en sus labios de forma casi triunfante desapareció, a pesar de que intentaba evadir cada palabra que el mayor le decía su atención estaba fijada en él, le escuchaba pero no se atrevía a mirarle, aun así podía percibir el tétrico y opresivo ambiente alrededor suyo. Su rostro se mantuvo serio al tiempo que se dejaba tocar por Timber. Cuando escucho su pregunta final intento apartar las manos del demonio, sacarlas, hacerlas parar, tal vez utilizando una fuerza no requerida que lo único que ocasiono fue llevarlo al piso. Sentándose comenzó a luchar por volver a abrochar su camisa, sus dedos temblado de enojo le impedían lograrlo, arrugo la nariz se notaba molesto pero lo que en verdad quería evitar era dejar salir alguna lagrima mas. Su rostro estaba sonrojado, el rubio se sentía completamente abochornado y si las expresiones de sus cejas marcadas mostraban algún enojo, no era contra su sirviente si no contra él mismo.

Bajaba la cabeza, en ese momento deseaba poder estar solo. El tono rojizo aumentaba de tono, marcándose entre la naricilla blanca y las mejillas del Alois, ahora respiraba con fuerza en un vano intento por liberar la presión del ambiente y el nerviosismo.

-“¿lo que te ofrecen tan voluntariamente?”- cavilo dándose cuenta de la realidad.
Era cierto Timber era un demonio, ¿Cómo podía esperar cariño de alguien que aparentemente solo se dedicaba a codiciar, odiar o asesinar dándole honor a su genero: “los demonios”? hastiado de solo haber conseguido abrochar tres en total, se aseguro de cerrarla cubriéndose con sus brazos.

Ahora pensaba inquietante: ese no había sido su primer error.


*****FLASH BACK*****



-¡¡NO!! …¡NO DETENGANSE!.. ¡¡NO QUIERO IR!!- suplicaba resistiéndose a ser arrastrado a la habitación del anciano.

Todo seria en vano, las miradas de esas sirvientas, tan frías, sin sentimiento alguno marcaban la poca pena que sentían por el menor. Si bien no era la primera vez que pasaba la noche entre las sabanas de ese conde de a poco esas veladas se convertían en fuertes cargas para el rubio.

La noche se mantenía calmada, ni siquiera el agitado viento estropeaba el silencio que reinaba en el lugar, la voz quejumbrosa de Alois era lo único que irrumpía entre gritos.


Ellas se habían mofado del menor, asegurando que disfrutaba ser el preferido del viejo conde. Ahora “su consentido” esperaba cabizbajo en los aposentos del anciano, una mente hábil y brillante se construía conforme el paso del tiempo pero él, aun era demasiado joven. Tal vez el resultado de su actitud “seductora” no resultaba como lo esperaba. Tontamente creyó que las cosas resultarían diferentes, pero el destino aparentemente se negaba a favorecerle.

Asomado por el ventanal esperaba incomodo la llegada del dueño de la mansión, el cual saliendo horas antes prometió de forma irritante regresar a tiempo “para su travesura”. Al mirar hacia afuera se desanimo por completo, ni siquiera el exterior mostraba algún acongojamiento para el muchachillo, todo en paz, como si lo que pasaba cada noche no le interesara a nadie.

Sobresaltado escucho la vocecilla avejentada del conde, el cual ya había llegado, alegaba que lo dejaran en paz. Estaba de malas, seguramente algún negocio fallido tendría la culpa.

Entro aun pegando gritos, cerro con fuerza la puerta y miro a su joven acompañante, que ahora le daba la espalda.

-Gírate …- ordeno.

Alois permanecía en su total estado de apatía, dándole la espalda no acato su orden. Molesto el demacrado conde camino hasta el menor y tomándolo con coraje lo jaloneo varias veces. El rubio llevaba una elegante y delgada bata que el adulto siempre le mandaba poner, bajo ella permanecía bellamente desnudo. Su cabello rubio ahora alborotado por los jalones contrastaba atractivamente entre la pálida piel del menor, la cual, era alumbrada por la plateada luz de luna.

Los ojos del conde se iluminaron deseosos. Desatando la bata del menor le llevo a la cama, para colocar su peso sobre el chico, este boca abajo se sentía asfixiar por el peso del conde.

-Hoy tuve un mal día, mi hermoso muchacho- con sus arrugados dedos acaricio la blanca piel de Alois, levantándose un poco giro al menor y volvió a dejar caer sobre este su peso provocando que su “preferido” emitiera quejidos sordos al sentirse oprimido, casi sin poder respirar –esos malditos negocios no dejan de fastidiarme – alego mientras apretujaba los antebrazos del rubio, lo hacia con fuerza, con intensiones de sacar de entre los labios del menor un gemido y así lo hizo. Le excitaba provocarle dolor dejarle algunas marcas amoratadas, sencillamente no se podía controlar. –pero contigo pasare un buen rato..-

El rostro del conde Trancy cada día se afeaba mas, perdiendo cabello y dientes. Engordando a placer, acerco sus labios marchitos al mentón de Alois, este estiraba su cuello en un vano intento por alejarse. Todo volvía a comenzar y él, lo único que podría llegar a ser a su favor era cerrar sus ojos y sollozar en silencio, ahora advertia la maloliente lengua del anciano sobre la piel de su cuello.

-Ahora si … parece que dormiremos poco nuevamente … comencemos mi niño-

Otra velada eterna, sin ayuda bajo los antojos de ese adulto repulsivo.

*****END TO FLASH BACK*****


Ahora se daba cuenta, con las palabras de Timber las mismas que no había querido escuchar pero que le habían hecho recapacitar. Toda su vida o por lo menos la mayoría trataba bajo esta actitud: tonta, malcriada, vulgar y seductora atraer cariño. Si bien el rubio cometía error tras error ¿Cómo culparle? jamás en su pasado conoció normas, valores, consejos de buenos padres, excusas probablemente insuficientes para una personalidad bipolar y un tanto molesta pero aquella forma de ser suya era la única arma que conocía.

-Puedes volver a tus labores … no tienes por que estar aquí- sus palabras eran tajantes pero su tono era tímido.

Apretó discretamente sus labios, le costaba cada vez mas contener su llanto. Agachando aun más su cabeza, encrespo sus puños con fuerza. Pasaron unos segundos, al percatarse de que aun no estaba solo se levanto. Con pasos torpes camino hacia la puerta cerrada, movía con desesperación la perilla.

-A-abrela … abre la puerta … ¡ABRELA TIMBEER!- ahora de a poco se le cortaba la voz.

No quería demostrar este lado suyo, llevándose una mano a la boca ahogo el llanto sin embargo no pudo contener mas las lagrimas.

-“Por favor … solo ábrela”- suplicaba en su mente.

Se sentía tan estúpido, tan avergonzado, tan solo deseaba huir. Un terrible dolor lo dominaba ¿Cuánto podía soportar un muchacho de catorce años estos desplantes? ¿Esta pesadumbre? Todo a su alrededor era silencioso, áspero, frio, hiriente pese a cualquier intento de su persona jamás llegaba otro que lo amara y el único yacía muerto en el pasado.

Continuaba moviendo la perilla dorada de la puerta en un acto suplicante. No quería que Timber lo viera llorar así, no quería provocar en él lastima, aquello sería como abofetearlo despiadadamente. El ambiente a su alrededor continuaba tétrico.